Capítulo IV: A través del pasadizo

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Las clases fueron mejorando poco a poco a partir de octubre, pues, por lo menos ahora, tenían clases prácticas. En encantamientos ya les habían hecho aprender el “wingardium leviosa”, y los gemelos lo lograron tan solo en el primer intento, haciendo que el pequeño profesor Flitwick se ahogara de la emoción (por supuesto, él no sabía que los gemelos estuvieron practicando ese encantamiento desde hacía semanas).

En transformaciones, la profesora McGonagall les hacía notar un montón de fórmulas y luego les pasaba pequeños objetos para que los transformaran. Historia de la Magia era la asignatura más aburrida de todas. El profesor Binns (que era un fantasma), era tan monótono en sus clases que hasta las más sangrientas peleas de duendes eran como oír la narración de un juego de ajedrez. Y aunque en todas las asignaturas les daban muchos deberes, Fred y George siempre se daban algún fin de semana para hacer sus expediciones nocturnas.

Solo una vez los encontró Filch, el celador, quien los llevó a su oficina sermoneándolos con el habitual castigo de descuartización. Al llegar a la oficina, los gemelos vieron un archivo que decía “confiscado y altamente peligroso”, y no aguantaron la tentación de saber lo que había allí. Estuvieron pensando todo el mes como poder entrar en la oficina y sacar lo que sea que hubiese allí sin ser descubiertos.

-Ttendrían que dejar que los castigaran para llegar allí- les decía Lee la mañana de Halloween estando sentados en la sala común.

- Sí bueno, la cuestión es como nos quitamos a Filch de encima en su oficina. Nos vigila ¿sabes?, no nos deja estar a solas con los objetos peligrosos- dijo George.

- Si tan solo pudiéramos distraerlo con algo… si tuviéramos bombas de olor o algo así- continuó Fred, y al instante se le iluminó la cara- bombas de olor- repitió, se paró de la butaca y salio corriendo a los dormitorios.

- Pero ¿qué dem…?- empezó a decir George, que no alcanzó a terminar la frase cuando comprendió y salió tras su hermano dejando solo a su desconcertado amigo. Luego de unos pocos minutos los gemelos bajaron riendo por lo bajo.

- ¿Qué van a hacer ahora?- les preguntó Lee, que ya los conocía demasiado para saber que algo tramaban los hermanos.

- Vamos a bajar por la estatua camino a Hogsmeade- del susurró Fred, pues habían oído a un chico de cuarto hablar de una tienda de bromas en ese lugar, y comprendieron que era allí donde los había llevado el túnel.

- ¿Y si Filch los atrapa?- dijo Lee también en susurro.

- Bueno, todo tiene su riesgo ¿no?- contestó George- vamos Lee, es ahora o nunca. Tenemos que aprovechar la salida de los mayores. Como hoy se fueron al pueblo…

- Así que, joven Jordan – dijo Fred imitando admirablemente a Percy- tú nos cubrirás las espaldas.

- Está bien- respondió el chico de mala gana- ¡pero me traen algo!- dijo pasándoles unas monedas a escondidas.

- Claro compañero- respondieron los gemelos y salieron por el retrato. Pero en el pasillo se encontraron a Percy.

- ¿Qué hacen?- les preguntó.

- Nada, pasear por aquí- respondió inocentemente Fred.

- Si los pillan da nuevo mamá los castigará- los amenazó Percy.

- ¿Qué crees que somos? ¿Delincuentes acaso?- dijo George desafiante.

- No, solo les advierto…

- Está bien Percy, ya nos lo dijiste- lo cortó Fred- a demás, si hiciéramos algo, ¿en que te afecta?

A Percy se le colocaron las orejas rojas y farfullando cosas inaudibles se fue dejando a sus hermanos riendo a sus espaldas.

El año en que Hogwarts conoció las travesuras (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora