Capítulo V: El secreto del pergamino

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Ya eran mediados de diciembre. La nieve caía insistentemente y cada día hacía más frío. Los gemelos junto a Lee tenían todo preparado para robar lo que sea que estuviese en el cajón de Filch. El día fue normal, con clases normales, y como siempre, perdieron un par de puntos, esta vez por estar molestando a su compañera Angelina en clase de encantamientos. Al salir del aula, fueron a disculparse con su compañera.

- Perdónanos Angelina, no quisimos molestarte- dijo Lee.

- Habla por tí- susurró Fred mirando a su hermano y se rieron silenciosamente tras la chica. Ella se volteó y los fulminó con la mirada.

- Oh, vamos Angelina, si fue divertido, todos se rieron...- dijo Fred

- Hasta tú- dijo George

- Sí, es verdad- aceptó ella- pero la próxima vez que se les ocurra andar hechizando mi bolso para que se ponga a dar saltitos cada vez que lo voy a tomar, avísenme ¿bueno?

- Está bien- dijo Fred

- Lo que tú digas, bonita- dijo George mientras ella le sonreía y se daba la media vuelta.

- Siempre supe que esta chica era simpática-comentó George mientras Angelina se alejaba. Fred arqueó las cejas pero no dijo nada.

- Bueno, y van a entrar donde Filch o no- dijo Lee en secreto.

- Esta noche, de seguro- dijo Fred.

- Claro, mientras Percy no nos vigile...-agregó George, porque desde que salieron a Hogsmeade, Percy los empezó a vigilar más de cerca, y no los dejaba solos ni un instante. Hasta tuvieron que suspender en un par de ocasiones el plan de entrar al despacho de Filch.

Esa noche, los tres amigos se quedaron hasta las diez en la sala común. Percy también estaba allí, así que Fred y George se despidieron y subieron a su habitación. Lee se quedó allí haciendo como que terminaba una tarea, pero realmente estaba esperando a que Percy se fuera para dejar el camino libre. A las diez un cuarto, Percy también subió a su habitación, y Lee fue a su cuarto a avisarle a los gemelos.

- No hay moros en la costa- dijo y los tres salieron muy silenciosamente por el cuadro de la dama gorda. Fred y George tenían una bomba de olor cada uno en su bolsillo. Llegaron a un pasillo desierto y Fred tiró la bomba que al explotar dejó salir un desagradable olor que hacía lagrimear los ojos. Se fueron a esconder a un aula, pero no contaban con que esta estuviera cerrada.

- ¡Alohomora!- dijo Fred apuntando la varita a la cerradura, pero justo cuando entraban les pareció oír un maullido.

- La señora Norris- dijo George angustiado cerrando tras de si la puerta. Los tres se fueron a esconder en el fondo, pero al instante se abrió la puerta y entró Filch con su gata.

- Estamos en graves problemas muchachos- dijo acercándose a los gemelos, pues Lee había alcanzado a esconderse bajo un pupitre- de esta si que no se salvan- y se los llevó a su despacho.

Lamentablemente ese no era plan. El plan era que Filch viniera y ellos entraran sigilosamente a su despacho y sacaran lo que estaba confiscado. Pero ahora tenían que hacer otro plan, y rápido.

Llegaron al despacho del celador mientras este los amenazaba con el habitual castigo de descuartizamiento que había en otros tiempos. Filch los hizo entrar y dejó la puerta abierta.

- Cuando Dumbledore sepa lo que han hecho... pequeños diablillos, yo no tendría piedad con ustedes- decía Filch.

Fred y George vieron el archivo y se miraron con los ojos brillantes. George se acercó un poco a la puerta sin que Filch lo notara.

El año en que Hogwarts conoció las travesuras (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora