2. Un fraude
—Alice...—Murmura alguien a mi lado mientras me toca el hombro suavemente haciéndome cosquillas.—Un poco más, por favor...—Digo mientras me tapo entera hasta la cabeza y intento olvidar el ser miserable que me haya estropeado mi magnifico sueño.—¿Para qué quedas con Papá si luego no eres ni capaz de levantarte?—Sí, sí...—Alice, maldita sea. Despierta.—Me dice otra vez esa voz que resuena en mi cabeza.—Un poco más, joder.—Digo ya enfadada girándome para darle la espalda.
Noto como algo helado cae sobre mi. ¿HELADO? ESTO ESTÁ CONGELADO. MALDITA SEA, ME CAGO EN DIOS. Me levanto del tirón para ver al susodicho que me ha tirado el agua encima y sin más veo a mi hermano que se sujeta el estómago con fuera de la risa que le entró.
Valiente subnormal.
—¿PERO ERES TONTO? ESTÁ CONGELADA.—Digo mientras siento mis dientes tiritar del frío.
Veo como él hace un gesto con la cabeza restando importancia al asunto. Una vez que termina con sus risas y trata de calmarse procede a hablar.
—No había forma, hermanita.—Me dice encogiéndose de hombros mientras me regala más risas por su parte.
Maldito mamón de mierda. Odio despertarme temprano y encima que me despierten con un vaso de agua helada. Empezamos bien el día. Dí que sí, Alice. Con dos cojones.
—Sal de mi cuarto antes de que me levante y te mate.—Le digo medio gritando. Puedo notar como mi cara arde del enojo que llevo dentro por culpa de la mierda de mi gran hermano.—Yo también te quiero.—Dice mandándome un beso en el aire.
¿Pero encima de todo me vacila? Será asqueroso el mediocre este de mierda.
—¡Qué te vayas ya!—Grito desesperada fuertemente a lo que él se carcajea más fuerte. Entrecierro mis ojos del maldito enojo que llevo.—Calma, tigresa. Ya me voy.—Me dice sacándome el dedo de en medio para después cerrar la puerta detrás de él.
Me levanto para así pegarme un baño. Poco después de salir la ducha elijo la muda de unos vaqueros, convers y una sudadera ancha. La verdad no me gustaba ir con tacones ni mucho menos. Suelo ir siempre o la mayoría de veces a lo simple.
Y aquí estoy yo con las dos maletas para irme a Los Ángeles con mi padre. Pues sí, mis padres están divorciados. Y tengo un jodido hermano que se llama Scott que tiene 18 años.
Me voy todo este año allá para acabar mis estudios y ayudar a mi padre en su maravilloso gimnasio en el que dice que se encuentran sus magníficos boxeadores de mierda. De los cuales no me importan en absoluto.
Cojo las dos maletas y bajo a la sala y allí se encuentra mi madre con su novio y mi hermano. Siento como el cuerpo se me revuelve de ver esta imagen. Nunca soporté que mi madre estuviera con su novio llamado "Derek". No era ningún tío que hiciera de padre ni mucho menos cuidarnos, más bien pienso y pensaré siempre que quiere a mi madre por el dinero o lo que coño sea. Entrecierro los ojos al verlos y me cruzo de brazos. Puedo notar todas las miradas puestas sobre mi.
—Hola.—Digo cortante para después ver la mirada fulminante de mi hermano. Le hago un gesto de "Me da igual".—Hola.—Dice el individuo que se hace llamar Derek. Veo un brillo en su mirada. No me extraña, ya nos pierde de vista para hacer su bonita vida y vivir felices para siempre.—¿Estás lista, hija?—Me pregunta mi madre con una sonrisa de la que ella siempre nos brinda tanto a mi hermano como a mi. La miro falsamente y sonrío.
Me sale más rentable ir a comer pizza y desaparecer de su puta vida. La pizza es vida, placer, amor y comida.
—Claro, si lo único que quieres es perderme de vista.—Digo con una sonrisa falsa a lo que ella puedo ver que abre terriblemente los ojos. Pero prosigo hablando después de unos segundos.—La que deberías estar feliz eres tú. Por ser la buena madre que eres.
Creo que me he pasado un poco. Pero es lo que verdaderamente siento en el fondo de mi corazón. Esto me duele más a mi que a nadie en el mundo. Que tu propia madre te eche de casa para perderte de vista de cierta forma.
—Alice...—Me llama la atención mi hermano.—Cariño, no es que quiera perderte de vista...—Dice excusándose ante mi.
Noto como mis mejillas arden de la rabia acumulada y se me ponen los ojos llorosos ante la situación.
—Me da igual, mamá.—Le respondo fría como el hielo a lo que ella se ve que le afecta porque sus lágrimas amenazan con salir de sus bonitos ojos color miel. Voy directa hacía la puerta, necesito respirar aire y perder de vista la mujer que se hace llamar "Madre".—Alice, espera.—Me dice mi hermano desde atrás.
Después de escuchas el llamado de mi hermano detrás de mi le espero para poder por fin marcharnos juntos. Creo que después de todo me queda mi estúpido hermano, aunque debo de decir que es insoportable, arrogante, egocéntrico, realmente repugnante cuando usa el baño y mil cosas más.
Alice, vamos- me llama mi hermano.
Asiento con la cabeza y me bajo con mis maletas hasta llegar al aviòn .
Una vez dentro cojo el lugar pegado a la ventana y Scott a mi lado.
-Alice, deberías tratar a Mamá mejor - Me dice Scott un poco serio.
no le respondo y sigo mirando por la ventana. Es insoportable.
-Alice, joder no pases de mi, y enfréntate a los problemas. Y compórtate que tienes 17 años ya y eres una inmadura- me dice mi hermano.
Me levanto de mi sillo y busco a una persona mayor.
-Perdone, usted me podría cambiar el sitio de allá?- pregunto con mi voz angelical a la señora .
-Claro que sí guapa . Pero ¿Por que?- me pregunta.
-ALICE VEN AQUI AHORA MISMO- me grita Scott-
-Novio Posesivo, no me deja tranquila con sus tonterías de casarnos y solo tengo 17 años- le digo con voz triste.
-Oh pequeña, no te preocupes hablare con el . Siéntate - me dice y se va.
Estoy harta de Scott. De mi madre. De Derek. De mi Padre.
Alice, tranquila .
Ya han pasado 4 horas venga 1 más y llegamos.Uf, que aburrida y encima el viejo de al lado roncando . Premio.
Una vez que acabo el avión salgo corriendo y cojo mis maletas.
-Aliceee, espera jodeeer- me grita Scott.
¿Que le espere? Y una mierda.
Pido un taxi y le doy la dirección de la empresa de boxeo de mi padre.
-¿Le pasa algo señorita?- me pregunta el taxista.
-No, vaya donde le dije- le respondí
EL taxista me hizo caso y paro en un gran local donde ponía : B O X.
Entre corriendo y detrás de mi iba sin duda mi hermano.
Entre en la sala de mi padre echando humo. Había varias personas pero me da igual. ¿Varias personas? Estaba todo LLENO.
Mi padre y los chicos se nos quedaron mirando.
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¡Ese Boxeador es mío! © P A U S A D A
JugendliteraturÉl no me podía dar nada. Yo le podía dar todo. #150 en Novela Juvenil Todos los derechos reservados, prohibido la copia o adaptación.