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~ LEXA~

- Voy a contarte un secreto, más bien una de mis fantasías. Digo ya envuelta en la lujuria.

-  ¿Cuál es?. Pregunta O interesada.

- Que tú estés mirando mientras lo hago con Clarke.

- Ah, ¿sí?. Pregunta O pasándome las uñas  por la  espalda.

- Bueno, la verdad es que me excita  mucho que pongas  cachonda a Clarke. Dice mi esposa.

- No estoy yo tan segura de  que  toda esa lujuria sea por mí. Paso los  dientes por el cuello de O, deteniéndome a  succionar la suave y cálida  piel de la base, justo encima  de  la clavícula, al tiempo que  froto con fuerza la vulva, en círculos,  contra  el sexo de O, sabiendo  que  la presión constante  hará  que  su  clítoris se hinche pero no  sería suficiente  para  hacerla  llegar al orgasmo.

- La  oí masturbarse  ayer noche, justo después de  acostarnos. Digo, O da un pequeño  respingo al notar que  la vagina  se le inunda  de  líquidos.

- ¿De verdad?, ¿Cómo lo  supiste?. Pregunta O.

- Estaba ya casi dormida  cuando la oí removerse bajo las sábanas, como si no consiguiera  estar cómoda. Al principio no le di importancia, hasta que la oí gemir, muy  bajito, como si  algo la estuviese  lastimando.

- ¿Y viste  algo?. Pregunta O, casi sin aliento, sin dejar  de  frotar sus pechos contra los míos.

- Pellízcame los pezones, mi  amor. Aprieto de inmediato sus duros botones entre las  yemas de mis dedos.

- El camarote estaba muy a  oscuras. No pude verle la  cara, pero sí oír un frufrú  continuado. Tiene  que  haber sido su  mano moviéndose  bajo las sábanas,  y además respiraba  muy  rápido,  con algún quejido, aunque  me  di cuenta que intentaba  disimular lo más posible.

- ¡Dios Santo!. Exclama O mientras desliza sus dedos por entre mis piernas y tironeaba de mis hinchados labios vaginales.

- ¿Te pusiste tan mojada  como ahora  al oírla masturbarse?. Dice sorprendida.

- ¿Y quién no?  No pude  evitarlo. Digo con algo de culpa.

- ¿Y qué  hiciste  para  solucionarlo?. Pregunta mi esposa.

- Quería  despertarte  para  que  me ayudases a llegar. Digo, inclino la cabeza  para chuparle un pezón.

- Pero temía que me oyese  moverme y se detuviera.

- ¿Y no jugueteaste  con  tu clítoris?

- Ajá. Contesto sin soltar el pezón. O posa la palma  sobre mi sexo y comenza a  apretarlo hasta  hacerme  soltar un quejido.

- ¿Te corriste oyéndola  masturbarse, mientras  yo  dormía?. Alzó la cabeza con  gesto de total inocencia.

- Nunca se me ocurriría  correrme  así sin que tú estés allí para  disfrutarlo.

- Así me  gusta. O comenza a  mover su mano hasta que  tuve que cerrar los ojos,  sacudida por ramalazos de  placer.

- ¿Qué tal si  follamos en la  cama?. Propuso mi esposa.

- CLarke  podría entrar... Digo con duda.

- Tal vez. ¿Te  molestaría?. Pregunta. 

- Para  nada. Replico con una  gran sonrisa. Creo que las dos no estamos pensando las cosas bien.

- Me alegro. O, toma mi mano y salimos del baño, se  tendió en una nuestra cama, de  poco más que dos plaza.

El lecho de Clarke estaba  arrimado a  la  pared de  enfrente. Cuando voy a  meterme  bajo las sábanas, O me detiene: apila varias almohadas contra la pared,  aparta las sábanas y se sienta transversalmente en la  cama, con las piernas sobresaliendo parcialmente  de ella.

- Siéntate así junto a mí. Hago lo que me dice y O me pasa una pierna por encima  de mias, sube la sábana  hasta cubrir solo nuestros muslos dednudos.

- Y ahora pon a trabajar esa  preciosa boca antes de que  empiece a gritar.

- Si Clarke entra ahora va a  encontrarse con todo un  espectáculo. Dijo señalando hacia la puerta del camarote, en la pared de  enfrente, cerca de la cama de nuestra hija .

-  ¡Estoy desnuda!. Digo y O baja la vista hacia sus propios y generosos pechos, pasando los  dedos por los erectos pezones rosados.

- Yo también. Dice con con sonrisa.

- Eres hermosa. Susurro en  su oído, para bajar  enseguida hacia sucuello.

- ¿ En quien crees que pensaba anoche Clarke, mientras se masturbaba?. Murmura mi esposa, tomando mis dos pechos en sus manos para pellizcar los pezones, mientras yo chupeteo todos los puntos sensibles de su cuello.

- No puedo saber si era  pensando en mí o en ti. Digo, y  pasó la  lengua por su labio inferior.

- ¡Qué maravilla de boca  tienes!, me encanta besarte. Dice O.

- Me alegro, porque  a  mí...

- ¡Dios Santo!. Clarke se detuvo en seco en medio del camarote, mientras la puerta se cerraba tras ella.

- ¡Lo siento muchísimo!. Añadió, con rapidez.

- No pasa nada cielo. La tranquiliza mi esposa, al ver  que giraba sobre sus talones  y  buscaba a tientas el picaporte.

- No te vayas. Todavía de  espaldas, CLarke  murmura:

- Sólo iba a ponerme el  bañador para tomar el sol.

- Adelante, cámbiate cielo, pero espéranos después; podemos ir todas juntas. Dijo mi esposa, riendo suavemente mientras empujaba mi cabeza hacia su pecho.

- No tardaremos mucho. Hablo por fin.

- ¿Seguro que no les importa?. Clarke avanza tímidamente por el estrecho espacio que hay entre las camas  hasta llegar a su pequeño armario.

Mira un segundo las piernas de O y mia, entrelazadas sobre  la cama,  y  al momento aparta la  vista.

- No hay  problema. Replica mi esposa.

- ¿En serio, Ma Lex?. Pregunta ahora mirándome a mi.

- Claro que no. Siempre que  a ti no te importe  esperar. Contesto, dedicándole una  sonrisa a mi pequeña, la cual enrojece al momento.

- Oh, no. Por mí estup... es decir, que  no, que  no  me importa. Clarke  escoge un biquini entero rojo y  corrio hacia  el  baño.

- ¡Ah, Lex acaba  de  ducharse; tal vez deberías dejar abierta la puerta del  baño mientras te cambias, o te  asarás como en una  sauna!. Gritó O.

Seguidamente me atrajo el rostro hacia sí y hundió sus dedos por entre mi espeso cabello castaño, a la altura  de mi nuca.

- Y ahora bésame igual que  me follas. Como si fuera una orden comenzo a juguetear con su boca como si fuese  su intimidad, paso la lengua  por el interior de sus labios,  hundiéndola a fondo, empujando, para después retirarla muy lentamente.

La  penetró con la lengua  hasta hacer que O sintiese  cada  caricia en lo  más hondo de  su vientre.

Cuando ya tanto su pecho como su sexo estan tan tensos que apenas podía respirar, O echa hacia atrás la cabeza, jadeante,  y  percibió un destello rojo por el rabillo del ojo.

- Clarke nos está mirando consiguió articular mi esposa.

Nota: ¿ Que creen que pasará?.

Tu, Ella, o Ambas ? CONTINÚA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora