Capitulo 6: ¿Ves esa nube?
Subidas y bajadas; caerse y levantarse; momentos triste y momentos felices. Así se suele describir la vida. Unos dicen que es justa y otro que injusta, pero la verdad es que se trata de sobrevivir, experimenta y buscar la felicidad a toda costa.
Muchas personas suelen malinterpretar estas razones y se desvían sin encontrar su propósito, su misión; otras simplemente buscan un camino fácil, que si bien no es el correcto sigue siendo más fácil, por eso solo pocas logran vivir completamente felices, porque encuentran su motivo para vivir.
Digamos que nuestros protagonistas creían estar en ese momento, donde casi podían tocar el cielo con los dedos y sentir la suavidad y humedad de las nubes en sus manos y es que quizá lo estaban, pero ya sabemos que todo lo que sube tiene que bajar y a veces no necesariamente con la misma suavidad, lentitud y calma con la que lograron llegar arriba.
Se encontraban viendo las nubes como solían hacer cada cierto tiempo, ambos acostados bajo un frondoso árbol que se encontraba en el patio trasero de la casa de la madre de Sean, la cual nunca se encontraba en casa, razón por la cual no había tenido la dicha de conocer a cierta rubia de ojos azules.
—¿Ves esa nube de allá? —cuestionó Sean señalando al cielo, pero sin levantar la mirada del bonito y aniñado rostro de Ella.
—Veo muchas nubes, Sean, el cielo esta hoy repleto de ellas —respondió la rubia con una ligera risa mientras buscaba entrelazar sus dedos con los de él.
—Me refiero a aquella —Volvió a señalar esta vez con la otra mano, ya que era la que tenia libre, mientras se inclinaba un poco—. ¡Oh vamos! Si esta allí, la que tiene forma de dinosaurio.
—¿Dinosaurio? —Levantó la mirada de la sonrisa de Sean hacia el cielo en busca de la dichosa nube, sin éxito alguno—, ¡Ninguna nube tiene forma de dinosaurio, Sean! —dijo, esta vez comenzando a carcajearse haciendo que el chico se levantara con el ceño fruncido para observarla mejor mientras se reía.
—¿Cómo que no, Katz? Si esta a plena vista ¡Justo sobre ti!
Una pequeña arruga se asomaba en el entrecejo del chico, su voz tenia un tono de enojo, pero muy mal fingido y una sonrisa amenazaba con aparecer en su rostro, pero él quería mantener su postura inquebrantable, lo cual cabe recalcar que nunca lograba cuando se trataba de Estella Katz.
—¡Pero Sean, todas las nubes están sobre mi! —A duras penas pudo decir a causa de las fuertes carcajadas causadas por la expresión en la cara del chico de cabello plateado—. Mejor dejalo estar y vuelve a...
No pudo terminar porque un Sean se encontraba sobre ella a horcajadas haciéndole cosquillas en los costados hasta casi hacerla llorar de la risa y es que siempre solía ser así, cada que se encontraban juntos no paraban de sonreír, reír y dedicarse miradas cargadas de cariño.
—¿Sabes, Katz? Siento que aun hay cosas que no me dices, ni siquiera quieres hablar de tus padres mas allá de "eran buenos padres" —dijo una vez había vuelto a recostarse a su lado.
Este era el momento en el que él trataba que Ella le contara mas sobre su vida, en los dos meses que habían pasado ya él le había contado todo, desde la depresión hasta lo mas vergonzoso por lo que recordaba haber pasado, pero la rubia era fuerte y demasiado cerrada y al escuchar eso solo se tensó y frunció el ceño.
—Pero no te voy a presionar, será cuando tu estés lista para hablar y confiar completamente en mi.
No hay que ser un genio para darse cuenta de que eso a Sean le dolía, creía no tener por completo su confianza y lo cual es muy importante dentro de una relación y Ella lo sabía, pero tampoco dio su brazo a torcer en ese momento, aun cuando muchas voces en su cabeza le decían que hablara pero otras le obligaban a callar.
—Sean no es...
—Te quiero, Katz —la rubia odiaba que le llamaran por su apellido sin aparente razón, pero Sean lo pronunciaba con tanta naturalidad que parecía no importarle.
Por otro lado no le sorprendió tal afirmación, pues ya hacia más de una semana que ambos habían admitido quererse, aunque ya sabemos que los sentimientos que Ella decía tener eran mucho mas fuertes, o al menos eso creía la chica.
—Yo también, Bowen —dijo, girando su cabeza para mirarlo directamente a esos ojos oscuros que tanto le gustaban y en los que podía perderse por horas si por ella fuese—. Yo también —repitió bajito después de un rato justo cuando le llegaba un nuevo mensaje.
Numero desconocido +** 354 984 3590: Estell, sabes que ya está todo ¿A qué esperas?
Estella: deja de molestar ¡Por Dios! Todo esta yendo bien, pero si se presenta algo te aviso.
Sean nunca conoció ese pasado que Estella ocultaba día tras día, que parecía consumirla y apagar su luz de vez en cuando, pero digamos que realmente ellos nunca llegaron a conocerse completamente, pues ese fue el último recuerdo bonito y lleno de calma que tuvieron juntos. A a partir de ese momento llegaría la tormenta que destruiría hasta lo más mínima pizca de cordura que les quedara, el huracán que destruiría sus vidas, los miedos que se volverían realidad y los demonios que los arrastrarían hasta lo mas profundo de sus infiernos personales.
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Desconocidos
Short StoryEran solo dos desconocidos jugando a amar Sin pensar siquiera Que eso los podía dañar. Ambos escondiendo sus demonios internos, Demonios que lo arrastrarían Directo al infierno. Angustia, dolor Sangre, humillación Poder, obsesión Maldad y... ¿Amor? ...