Capítulo 4: Peligro y Destrucción.

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Capítulo 4: Peligro y Destrucción.


Nunca había entendido tan bien el dicho que decía que "cada quien cava su propia tumba" hasta este momento, ellos eran el mejor ejemplo de eso, ellos mismos estaban abriendo su propia fosa, caminando por el sendero de la muerte, tan literal como pueda sonar.

Ella al principio se negó y trato de alejarse, pero él la tomo con más fuerza comenzando un leve movimiento sobre sus labios y poco a poco la rubia comenzó a seguirle el ritmo, ya luego podría romperle la cara por idiota o eso fue lo último que pensó antes de que su razón se nublara y solo pudiera concentrarse en el beso que poco apoco iba teniendo mas intensidad.

Sean la tomo de la cintura para acercar más sus cuerpos mientras la rubia deslizaba sus brazos alrededor del cuello del chico en busca de lo mismo, para después enredar sus dedos en el largo cabello plateado de Sean.

—Gente idiota hay en todos lados ¿Recuerdas? —Fue lo primero que dijo Sean tras separarse para tomar aire.

La rubia se alejó bruscamente y a sintió abriendo los ojos  para poder ver exactamente el momento en el que de una cachetada le giraba el rostro al chico que segundos antes estaba besándola.

—Creo que lo merezco —murmuró Sean, sobando su mejilla roja y dolorida, sin saberlo ese seria el primer golpe, tanto físico como emocional.

—¡Te mereces eso y más, idiota! —dijo Ella, esta vez golpeando el pecho de Sean con sus pequeños puños.

—Bueno al parecer ambos somos idiotas ¿no? —respondió, esta vez sosteniéndole las pequeñas manos para que no lo golpease, sin embargo ella continuó forcejeando.

Ella quería descargar toda su furia, una que ni siquiera sabía de donde había salido. Lo que en ese momento pasaba por su cabeza era que aquel chico con el que tropezó dos veces le había insultado, le había dicho palabras que aunque siempre escuchaba le dolieron mucho sin aparente razón y allí fue donde comprendió que no solo iba dispuesta a hacer las paces para ganar una amistad, a ella le gustaba aquel chico alto de cabello plateado y ojos marrones.

—Oye Estella, lo siento —Esa era como la cuarta vez que lo decía pero la única vez en la que la chica lo escuchaba con atención—. Siento haber dicho todo eso, la verdad no creo que seas así, se que eres mas que eso, solo... yo solo quería que los gemelos me dejaran estudiar y... yo siento mucho todo esto.

Las disculpas estaban mas que aceptadas, pero algo no cuadraba para la rubia, Sean había dicho "siento todo esto", eso quería decir que... ¿También se arrepentía de haberla besado? Porque ella no lo hacia, de hecho quería más, siempre más, pero ahora era ella la confundida y avergonzada.

Creo que estos chicos vivieron mayor parte de este tiempo avergonzados como si fuera algo natural, pero quizá eran los nervios de estar corriendo en círculos alrededor del otro, porque eso era lo que hacían sin darse cuenta.

Sean notó la mirada triste que comenzaba a tener la pequeña rubia y decidió aclarar las cosas antes de que ella saliera corriendo nuevamente, porque sí, lo haría.

—Me entendiste mal —dijo el chico, tomando a Ella suavemente por la barbilla para alzar su cara y conectar sus miradas—. Me disculpo por todo lo que dije de ti, tienes razón, no te conozco pero sé que eres mas de lo que se ve, más de lo que demuestras, que eres mejor que cualquiera. Pero no me disculpo por haberte besado, la verdad era algo que quería hacer desde que me tiraste el café a la cara.

Y fue ese pequeño recuerdo de su primer encuentro que hizo sonreír y sonrojar a la chica de ojos azules, ya no era tan segura como momentos atrás cuando le dio la cachetada, estaba mas bien nerviosa y más decidida de lo que haría.

Él había querido besarla desde hace tiempo, ahora ella lo sabia y también sabía que quizá ella quisiese que eso pasara, así que, sin darle tiempo a nada, fue le turno de Ella de unir su boca con la de Sean, sorprendiéndolo, pero animándolo a la vez a unirse a al leve vaivén de sus labios, succionando, lamiendo, probándose, ambos devorándose mutuamente, ambos creando un lento baile con sus labios, tomándose con fuerza, robándose suspiros, ambos descubriendo algunas cosas muy extrañas de sí mimos. Sentimientos que si bien podrían ser usados para bien, también podían significar peligro y destrucción, porque si en algo tenia razón Sean era en que no se conocían, en lo absoluto y uno de los dos guardaba un secreto que nadie descubriría... O casi nadie.

 O casi nadie

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