Mugre, Sudor y Sangre.
"¿Sabes cuando realmente sentía miedo? Cuando entrabas en aquel lugar y parecías no recordar nada, me preguntabas que qué hacia yo allí, llorabas y salias a buscar ayuda, o eso decías, pero cuando volvías eras ese monstruo nuevamente y todo el desconcierto que parecías haber tenido se iba y era remplazado con ira injustificada para después dar paso a la felicidad o al menos algo así demostrabas.
Realmente tus cambios de humor era lo que mas me aterraba.
Para esa fecha ya había soportado muchas de esas escenas y no sabía con exactitud cuando tiempo había pasado hasta ese día, ahora sé que ese era el día número 14. El día es que pude ser libre de aquella tortura a la que me obligabas a formar parte de la peor forma posible.
Recuerdo que entraste con tu cabello, ahora negro por el tinte, atado en una coleta. Te veías un poco triste y aunque nunca me dijiste el porqué ahora puedo hacerme una idea, a pesar de todo lo que me hacías vivir me preocupaba por ti, sabia que no estabas bien y me dolía ver esa tristeza reflejada en tu rostro, necesitabas ayuda y si lo único que podía hacer era aguantar lo hacía, trataba de aguantar lo que mas pudiera al momento de 'jugar'.
Ese día no llevabas ni cuchillos, ni navajas, ni nada para amordazarme y callar mis gritos y ruegos, pero si pude ver un revólver en la cinturilla de tu pantalón de mezclilla, trataste de ocultarla pero ya la había visto y todos mis instintos de defensa se activaron, te pido perdón por ello y espero que realmente puedas disculparme, así como yo te perdoné haberme forzado a estar contigo el primer día de torturas, cuando mas miedo sentía, peto ver tu cara de satisfacción y aquella sonrisa torcida me dio un poco de felicidad aunque me doliera, aunque mis piernas temblaran, aunque las lágrimas no pararan de salir, aunque instintivamente tratara de apartarme y los grilletes me hicieran daño hasta el punto de dejarme marcas que aun conservo.
¿Me matarías aquel día? No lo sé.
¿Me dispararías? Me temo que tampoco tengo respuesta para ello.
Me levanté como pude, no tenia grilletes en los tobillos desde la ultima vez que habías decidido que era buena idea cortar la parte interna de mis muslos, y aunque aquel short desgastado me cubría en ese momento, podía sentir el escozor de las heridas con solo moverme; tiré fuerte de las cadenas pegadas a la pared de ladrillos y de tanto moverme y forcejar moviéndome cada vez mas daño la silla de madera, en la cual me sentaba día y noche, se volteó haciendo un fuerte ruido que se mezcló con mis gritos, sollozos y ruegos, pero nada parecía importarte.
Luego de un rato me derrumbé de rodillas, con la cabeza gacha, el cabello haciendo una cortina a mi alrededor, también lo habías pintado de negro ya no quedaba rastro de su color anterior.
Recuerdo que te acercaste y me acariciaste poniéndote de cuclillas para estar a mi altura, parecías estar en otro mundo y quizá por eso no te percataste del cabezazo que logre darte.
A partir de allí no recuerdo mucho.Sé que alargue lo mas que pude mi brazo para lograr tomar el arma aprovechando tu desconcierto y estabas tan cerca que pude hacerlo.
Te disparé. Dos veces."
...
—Llego un sobre blanco con una parte nueva de diario de.... —dijo, en voz baja la chica de cabello castaño.
—¡No lo abras! —gritó el chico, antes de que ella terminara de hablar.
—Ya lo hice, lo siento. Aún no entiendo quién y por qué nos las envían.
—¿Nos? ¿Te ha llegado una a ti especialmente? —preguntó, incrédulo.
—Sí. Hace unos días. —afirmó ella—. Por tu reacción no es la primera que recibes ¿cierto?
—No, Albert y yo recibimos una... Del tercer día. —recordó—. Y... ¿La leíste? ¿Qué decía? ¿Dónde está? —preguntó, refiriéndose a la parte que se le había hecho llegar a Megan, pues la curiosidad de Axel nunca parecía estar satisfecha.
—Por desgracia si la leí, pero no creo poder decirte lo que en la página se narraba, era muy... —Megan estaba a punto de perderse en su mente—. La quemé —mintió, realmente la había guardado en un cajón.
—Bien, lo entiendo. Yo tampoco lo sé, no sé que ganan con esto.
ESTÁS LEYENDO
Desconocidos
Short StoryEran solo dos desconocidos jugando a amar Sin pensar siquiera Que eso los podía dañar. Ambos escondiendo sus demonios internos, Demonios que lo arrastrarían Directo al infierno. Angustia, dolor Sangre, humillación Poder, obsesión Maldad y... ¿Amor? ...