-Quiero que seas el padrino de mi boda- Kirishima mencionó sonriendo.
-Bro, sabes que me encantaría -suspiró -pero creo que teniendo en cuenta mi historial de desastres a cada boda que voy, tu mejor opción es Sero-respondió el rubio.
Denki Kaminari...
Conquistaría el mundo con una mano si la otra la tomas tú. — Avenida 749
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Denki Kaminari tenía la vida perfecta a ojos de los demás.
Se había graduado con honores de la facultad de economía.
Durante sus años universitarios había conocido a grandes personas que hoy en día eran sus más fieles amigos.
Había conseguido realizar sus pasantías en una de las empresas más importantes del país, lo que le abrió muchas puertas durante el inicio de su independencia, y con ello, logró fundar una de las empresas de consultoría más importantes de la ciudad— junto a su amigo Todoroki—.
Vivía en uno de los lugares más lujosos de la ciudad y conducía un auto último modelo.
A pesar de estar rodeado de lujos y haber cumplido con todas sus metas, Kaminari no se sentía satisfecho, lo disfrutaba, pero no completamente. Una parte de él anhelaba algo inexistente.
Kaminari vagamente se hacía a la idea de lo que faltaba en su vida.
Amor.
Durante sus años como universitario había presenciado como todos sus amigos encontraban a su alma gemela.
Un gran ejemplo de ello era Bakugou y Kirishima.
Inexplicablemente, ambos habían quedado flechados el uno por el otro en el instante que sus ojos hicieron contacto.
En ese entonces, Deniki era amigo de Kirishima, ambos habían estado juntos durante sus años de preparatoria y por azares del destino habían terminado en la misma universidad.
Kaminari estudiaba economía y Kirishima pediatría.
A pesar de estar en facultades diferentes —el campus era enorme, sin contar el área de los dormitorios— ambos se reunían durante sus tiempos libres a charlar y distraerse de sus obligaciones como estudiantes.
Estuvo ahí cuando Bakugou y Kirishima se conocieron.
Kaminari y Kirishima caminaban por el campus después de haber ido por un café. Ambos, sin percatarse de su alrededor corrían y se empujaban, como dos pequeños niños jugando a las traes.
Al estar tan distraídos, ninguno se percató del chico que caminaba en la dirección contraria a ellos. Kaminari empujo con más fuerza de la necesaria a Kirishima y este terminó empujando al chico, derramando todo su café sobre él.
En ese tiempo, Bakugou tenía una personalidad aún peor que la actual. Era como una bomba a punto de explotar, sumándole a esto, los rollos de papel que quedaron destruidos por el café eran nada más ni menos que planos. Bakugou estudiaba arquitectura, y amos habían arruinado el proyecto en el que Bakugou había trabajado por dos semanas.
Kaminari al percatarse de su error, empezó a recoger las hojas restantes.
— Lo siento mucho amigo — hablo Kaminari — en verdad no te vimos, si hay algo que podam...
