-Quiero que seas el padrino de mi boda- Kirishima mencionó sonriendo.
-Bro, sabes que me encantaría -suspiró -pero creo que teniendo en cuenta mi historial de desastres a cada boda que voy, tu mejor opción es Sero-respondió el rubio.
Denki Kaminari...
Eres el sentimiento que no puedo dejar Eres el escalofrío que no puedo sacudir Eres el colmo que necesito ahora Eres el hábito que no puedo romper
—Habits, Louis Tomlinson.
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Los rayos del sol golpearon por completo su rostro. Shinsou gruñó ante la intromisión de la luz en sus ojos y enterró la cara en la espalda de su pareja.
Podía escuchar el pequeño murmullo que hacía al exhalar e inhalar aire, apretó con fuerza su agarre y dio un suspiro cansado.
— Denki — le llamó con voz ronca.
Esperó varios segundos pero no hubo el mínimo movimiento.
— Denki, se que estas despierto — murmuró contra la oreja del rubio.
Esta vez, él rubio se removió un poco entre sus brazos pero no volteo.
— Denki, vamos a llegar tarde.
— Así no me llamo — habló con voz somnolienta.
Shinsou sonrió y recargo su barbilla en el hombro del rubio.
— Ah, cierto, lo siento — se disculpó, intentando ocultar la risa que quería salir de su garganta. — Kaminari.
Denki gruñó y alejó el brazo de Shinsou de su cintura.
— Ya, ya — rió volviendo a enredar su brazo en la cintura del chico.— Cariño — susurró besando su hombro — mi vida — beso el hueco entre su cuello y hombro — amor — susurró sobre su oído.
— Ahora sí, ¿Qué deseas? — preguntó el rubio, feliz. Volteando hasta estar frente a Shinsou sin zafarse del agarre del peli morado.
Hitoshi lo observó con ojos entrecerrados y se acercó a sus labios dejando un beso rápido.
— Eres demasiado mimado — refunfuñó.
Denki sonrió, dentadura a la vista y ojos cerrados.
— Así me amas — respondió cantarín.
— Sí, así te amo — lo acercó a él y enterró la nariz en la cabellera rubia.
Se sorprendió un poco cuando Kaminari se posicionó arriba de él, ahogó un jadeo en cuanto sintió al rubio removerse.
— ¿Sabes cuánto me excita escucharte decir que me amas? — preguntó, acariciando con la yema de sus dedos sobre su pecho.
Shinsou no respondió, enrollo su mano sobre la muñeca del rubio que jugueteaba sobre su piel y lo atrajo hacia sí.
Definitivamente llegarían tarde a los preparativos finales de la boda
