El Principio de los Grandes Problemas

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Observo el estudio de Theo con mucha atención, todo está ordenado y al mismo tiempo parece que una tormenta ha pasado por aquí.

Tiene varios lienzos en progreso y otros ya terminados pero el que me deja totalmente sin aliento es uno de mi, que yace sobre un caballete junto a una de las ventanas.

Me acerco a él y lo miro, es un retrato muy bueno, siempre he sabido que Theo tiene demasiado talento, dibuja simplemente increíble y parece ser que no me equivocaba en lo absoluto con él.

—Justo esto era lo que quería que vieras, estuve trabajando en él anoche —la voz de Theo detrás de mi me sobresalta un poco, pero estoy tan fascinada mirando el cuadro que simplemente no puedo volver a ver a otro lado —. Va a sonar un poco extraño, pero es una de mis obras favoritas.

—No es extraño, en realidad me siento halagada. Está increíble se ve tan... vívido.

—Como tú —dice en mi oído, sus manos recorren mi cintura y suben y bajan lentamente —. Intenté hacer lo mejor, se que necesito mejorar aun más, pero creo que no está tan mal.

— ¿Bromeas? Es una obra maestra —me volteo y él enreda sus brazos alrededor de mi cintura junto a una sonrisa.

— ¿Lo crees de verdad? —pregunta observando mis ojos de una manera sumamente profunda.

—Totalmente. Jamás pensé que una pintura de mi podría ser tan genial.

—Tú eres genial, Soph.

No puedo responderle nada porque sus labios atrapan los míos en un beso profundo y dulce al mismo tiempo. Este lugar es un santuario para Theo, normalmente no deja que nadie entre a no ser que él de la autorización previa, incluso el personal de la casa lo sabe, solo puede entrar Marlee a limpiar una vez a la semana y las cosas especificas, nadie puede tocar nada.

Honestamente no sé cuantas veces he entrado a este lugar, supongo que salir con la persona que lo maneja tiene sus ventajas, como sea el punto es que conozco a Theo, y se que este lugar significa demasiado para él, así como el arte en general y que me haya retratado de esta manera solo me hace quererlo más y más.

Sus manos juegan con el dobladillo de mi camiseta y antes de siquiera verlo venir, las prendas de ambos reposan en el suelo en alguna parte del estudio. Este lugar está equipado con lo necesario para sobrevivir días sin salir, incluso tiene un refrigerador y un microondas. Hay dos sofás cercanos a la ventana principal y ahí es a donde vamos a parar. Sus besos recorren mi mandíbula, hasta bajar por mi cuello y pecho. ¿Había dicho antes del cambio de personalidad que ocurre cuando Theo se pone... feliz? No me quejo en lo absoluto, pero no puedo evitar reírme siempre.

—Juro que me sigo sorprendiendo todos los días —digo entre risas sin dejar de besarlo. El sabe a lo que me refiero porque hace una mueca graciosa presionando en los lugares adecuados.

—Lo sé, y lo seguirás haciendo, aún no has visto nada —dice haciéndome reír nuevamente atacando mi cuello, antes de unirnos en una nube de sentimientos que solo nosotros comprendemos.

Unas cuantas horas después, no estoy segura de cuantas exactamente, comienzo a abrir los ojos de a pocos. La luz del día se ha ocultado lo que me confirma el hecho de que hemos estado aquí por mucho, mucho tiempo. No sé en que momento me he quedado dormida, pero al abrir los ojos, lo primero que veo es a Theo frente a un caballete haciendo lo que más le apasiona. Está sumamente concentrado, aún sin camiseta usando solamente el pantalón deportivo que traía. El pincel en su mano comienza a crear líneas y formas, me quedo observándolo atentamente principalmente por el hecho de que odia que lo vean dibujar, dice que se siente expuesto y que se sentiría mejor si lo vieran desnudo. Es una afirmación de la cual no estoy de acuerdo porque bueno, no quiero que nadie más lo vea desnudo, pero debo admitir que la comparación es bastante interesante.

Un par de segundos después las líneas le dan vida a un rostro, y minutos después puedo comprender el boceto a la perfección. Soy yo de nuevo, pero esta vez estoy de medio lado observando algo a la distancia. Me parece increíble la manera en la que, sin tan siquiera verme a mi, o a una foto puede recrear mi rostro a la perfección.

—Te faltó hacer la playa atrás —digo y él se asusta un poco. Me observa con el ceño fruncido sin entender de que estoy hablando, y luego observa el lienzo una vez más.

—Mónaco, tienes razón, así sueles mirar el océano desde el balcón de la villa, sabía que había visto esta imagen en algún lugar —dice volviendo a mover el pincel por todo el cuadro.

— ¿Me estás diciendo que simplemente comenzaste a dibujar algo de lo que ni siquiera estabas seguro de haber visto? —pregunto comenzando a vestirme. Una vez lista me levanto, me coloco a su espalda y entrelazo mis brazos alrededor de sus anchos hombros colocando mi cabeza sobre uno de ellos — ¿Alguna vez te había dicho lo increíblemente talentoso que eres? —pregunto besando su mejilla en el camino. Él sonríe, deja el pincel en su lugar y se voltea, colocándome entre sus piernas abrazando mi cintura.

—Si viene de ti, podría escucharlo mil veces sin problema —dice besando mis labios lentamente.

Mi teléfono suena, informando que un nuevo correo ha llegado. Me separo de él un segundo y tomo mi teléfono de la pequeña mesita en donde lo dejé.

Abro mi correo y automáticamente sonrío.

— ¿Qué ocurre? —pregunta Theo y me acerco a él una vez más. Le enseño el correo y él toma mi teléfono para leer de qué se trata — ¿Centros Médicos Young? —dice leyendo el encabezado del correo — ¿Un asilo? ¿Qué es todo esto? No estás pensando en enviar a Garrick ¿o sí? —automáticamente río y le quito el teléfono de las manos.

—Es el lugar en donde haré mi trabajo comunal.

— ¿Qué no se hace en tercer año? —pregunta con el ceño fruncido, me ha atrapado.

—Lo he pospuesto, ¿de acuerdo? Además, no encontraba el lugar correcto.

—Pudiste haberlo hecho en la empresa, está en la lista de opciones de la escuela.

—Lo sé, pero quería hacer algo diferente. Encontré los Centros Médicos Young y creo que es una mejor opción. Nunca he trabajado con adultos mayores, pero aprenderé, además podría ser divertido, ¿quién sabe?

Él parece no darme mucho crédito al respecto lo cual me da un poco de ansiedad, pero realmente quería hacer algo diferente para variar.

—Está bien, es tu decisión. Además, se que harás un excelente trabajo —dice besando mis labios una última vez.

Me han aceptado en el programa comunal del asilo de ancianos Cooperhill que es parte de los centros médicos Young. Trabajar con adultos mayores será un reto, pero ¿qué tan malo podría llegar a ser? 

Sophie, Schlesinger ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora