Celos sin Sentido

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— ¡Despierta!

La manera en la que golpean mi puerta me hace despertar con el corazón bombeándome a mil por hora. Al levantarme tan rápido, golpeo mi cabeza con mi propio brazo, después pierdo el equilibrio y caigo al suelo haciendo que mi cabeza rebote contra el suelo.

—Maldición... —sollozo al mismo tiempo en el que la puerta de mi habitación se abre mostrando a Phoebe sorprendida corriendo hacia mi —Por favor dime que alguien está muriendo como para que me levantaras de esa forma, Phoebe —digo casi llorando por el dolor de cabeza.

—Es algo peor, ¡la princesa está de vuelta! —responde agitada y es suficiente para hacerme abrir los ojos y levantarme del suelo en un dos por tres.

— ¿Marjolie está aquí? Como aquí, ¿aquí?

—Está hablando con mis padres en este momento, y ya te imaginarás con quien se la pasará...

—Phoebe, estamos en estado de emergencia, ¿entiendes? Tenemos que hacer algo ahora. No dejaré que esa mocosa mimada se apodere de Theo, no si estoy presente.

Phoebe corre hasta mi ventana y abre las cortinas rápidamente.

—Theo está en su estudio, al menos tenemos tiempo para idear un plan, sabes que cuando se mete ahí nada lo saca.

— ¿Lleva mucho ahí? Son apenas las ocho.

—Creo que entró anoche y no ha salido.

La manera en la que Theo se sumerge a su arte de una manera tan apasionada siempre me ha parecido increíble, yo nunca he podido ser tan apasionada en algo como él lo es con su arte.

—De acuerdo, mantengamos a la princesita lejos de mi novio.

Marjolie Grimaldi es una arpía, punto. Podrá ser muy princesa heredera al trono de Mónaco, pero es una niña mimada sin sentido común y para rematar está obsesionada con Theo desde hace años. Lo peor es que él realmente consideró darle una oportunidad, es un alivio que él siguiera los consejos de su madre y mantuviera la relación solo en amistad, pero ella es tan resbalosa que me provoca un odio increíble.

Después de una ducha rápida, salgo junto a Phoebe hasta la gran residencia de los Schlesinger. Al entrar, escuchamos como una conversación en francés se está llevando acabo en la sala principal de la casa.

— ¿Por qué está aquí? — le pregunto a Phoebe y ella arruga la frente en respuesta, lo que significa que lo que sigue, no me gustará en lo absoluto.

—Quiere estudiar en Columbia. Al parecer el rey contactó a papá para que la recibieran aquí mientras conoce la ciudad y la universidad.

— ¿Y Charles tenía que decir que si? Yo pensé que a Angie le desagradaba.

—Lo hace, pero jamás le dirían que no al rey. Además, me parece que hay algún negocio de por medio del cual no quieren contarme, no creo que dejaran que Marjolie se quede por pura caridad.

Phoebe tiene razón, sus padres y el mío jamás dejarían pasar la oportunidad de hacer negocios, y esta parece una muy buena opción, pero ¿por qué tenía que ser ella?

Al cabo de un rato, las dos terminamos con un vaso de jugo y un par de galletas mientras esperábamos a que la conversación en la sala de estar terminara.

—Creo que acabó —comenta Phoebe mirando por la ventana de la puerta de la cocina.

— ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí? —dice una voz femenina detrás de nosotras haciéndonos saltar del susto.

— ¡Penélope! —decimos las dos al mismo tiempo llevándonos una mano directamente al pecho.

La chef de los Schlesinger, Penélope es una mujer sumamente agradable y desde pequeños nos deleita con sus platillos deliciosos todo el tiempo.

Sophie, Schlesinger ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora