CAPITULO 9 - DESPEDIDAS

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Las madres y ese peculiar sexto sentido que les avisa cuando sus retoños están haciendo algo indebido, si

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Las madres y ese peculiar sexto sentido que les avisa cuando sus retoños están haciendo algo indebido, si... Seguramente fue eso lo que despertó a Nicolett aquella noche, fue el sentir que Alessia podría estar cometiendo semejante locura lo que la arranco de brazos de Morfeo, con el corazón acelerado y una fina capa de sudor cubriéndole el cuerpo, jadeante, y sin fuerzas. Mas no presto atención a las señales, no siguió el impulso de tomar la pluma y un poco de papel, ignoro esa repentina necesidad de escribirle una carta a su esposo, pidiéndole, sino es que rogándole que la mandase a buscar. Después de todo ella siempre había sido paranoica y algo obsesiva, seguramente se trataba de otro de sus arranques, Alessia era, de sus tres hijas, la más centrada. Todo iba a estar bien, y ella debía calmarse. Sus nervios intentaban jugarle una mala pasada.

Con esos susurros de calma Nicolett volvió a recostarse, pero no logro pegar un ojo en lo que le quedaba de noche, su mente estaba muy lejos de allí, específicamente en Londres, y mientras ese nudo que se le había formado en la boca del estómago no fuera explicado, aquella dama no iba a estar tranquila. Y lo que ni ella ni nadie de la familia sabia era que a partir de la siguiente noche, ninguno de ellos volvería a sentirse tranquilos del todo...

 Y lo que ni ella ni nadie de la familia sabia era que a partir de la siguiente noche, ninguno de ellos volvería a sentirse tranquilos del todo

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Ese día todo pareció transcurrir de manera mecánica, el desayuno, la merienda, el almuerzo y luego el té. Todo fue tan sin sentido que para Alessia pareció más como una mera ilusión, de hecho se le hizo el día más corto de todos, y no es que ella hubiese actuado diferente o distante, todo lo contrario. Ella actuó tan sorprendentemente relajada que ni siquiera el más astuto se habría dado cuenta. Para cuando el manto oscuro cubrió finalmente el cielo, la joven Montenegro ya estaba casi lista. En una pequeña maleta había metido lo más indispensable, al menos lo que a su saber era indispensable. La escondió bajo su cama y en otro bolso aún más pequeño metió un pequeño cuaderno en blanco y una pluma con su tintero. Bajo la bata de dormir realmente llevaba puesto un vestido de viaje y sabía donde se encontraba su abrigo. Lo tomaría sin que nadie lo notase y cual vil rata se escabulliría en la oscuridad de la noche. En su vida ella había hecho tal cosa, y realmente debía sentirse asustada, más que cualquier otra cosa, por la locura que iba a cometer, pero. Nunca, en toda su vida... aquella jovencita se había sentido tan llena, tan feliz. Una dosis de adrenalina y expectativas altas la habían cegado por completo y le impedían sentir cualquier cosa que no fuera seguridad.

Una Dama Altruista #1 (Saga Las Montenegro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora