SEXTO SENTIDO °BTS° (Taekook Namjin)

2- Kim Seokjin. POV. Recuerdos

-¡Por favor, por favor para! –Mi oponente lleva suplicando casi 30 segundos, nuevo record.- ¡Ahhh! ¡Ya por favor!

-¡Jin! –Mi maestro, el encargado del entrenamiento para cazadores de Elite, me saca de mis pensamientos. –Detente. –Me lo dice con un gesto aburrido, decepcionado, no por mi si no de el. El es el que me ha entrenado desde que llegue a OMCG para ser un cazador. De los mejores cazadores. ¿Qué cazamos? Mutantes. Personas como yo, que hacen daño a la gente y usan sus dones para el mal y cosas asi. Lo de siempre, el bien contra el mal.

-¡Gracias, gracias! –Dice mi oponente con la respiración entre cortada. Su cabello de ser un negro azabache pasa a ser un castaño claro y asi hasta llegar aun rubio dorado, su tono natural.

-Si, de nada –Dice el maestro tomándolo de los hombros y sembrándole un rodillazo en el estómago. Mi oponente se tumba otra vez al suelo con una mueca de dolor y lagrimas secas volviéndose a humedecer con nuevas saliendo de sus ojos, se retuerce en al suelo y me mira con suplica. Deciárea poder comprenderlo, pero no puedo, jamás he sido de los débiles. De verlo me da asco. Y es que con tan solo 16 años me habia enfrentado a hombres que me duplican la edad y el tamaño, pero siempre terminaban llorando como este. –Lo hiciste bien –Dice mi maestro, es lo único que dice siempre que salgo de mis peleas.

-Lo se. –Mi voz sale cansada pero prepotente. Incluso el me tiene respeto y miedo, que mas puedo pedir.

Me encamino a las duchas, paso por un corredor amplio con paredes blancas, el piso de tablaroca color arena e impecable, paso por unas puertas de vidrio ahumado donde se que se hacen exámenes médicos y guardan archivos importantes de cada uno de los reclutas. Recuerdo que mi madre era doctora...

Al final del corredor diviso una puerta igual a las demás solo que esta es mas grande, camino hacia ella automáticamente atrapado en mis recuerdos.

Es rara la vez que me pongo a pensar el pasado, la verdad esos recuerdos me son indiferentes pero a veces me asaltan de la nada y es imposible ignorarlos.

Ese dia yo regresaba de la escuela, iba el 3ro de primaria cuando paso. En frente de mi casa habían 2 carros estacionados con el famoso logo que se había echo muy popular en esos días.

OMCG encerrado en un circulo y de fondo tenia un modelo de ADN y un globo terráqueo, debajo de este tenia una frase que en ese entonces solo podía leer mas no comprender. Organización Mundial de Control Genetico.

Mientras me encaminaba a mi casa, unos vecinos se asomaban por sus ventanas, y otros mas enfrente me miraban con miedo y extrañeza. Yo como de costumbre los salude pero ellos ignoraron mis gestos y como si me hubiese importado un carajo, proseguí mi camino a casa.

Pase por mi amplio jardín, adimire el pasto verde y recién podado, las rosas rojas como la sangre, desprendían un aroma que inundaba el lugar, hasta llegar a la puerta de mi casa y abri con cautela por si había invitados. Y si, no me equivocaba. 3 militares con armas largas y pistolas en cada pierna y una mujer de traje azul marino de cabello castaño, esperaban en mi sala. No había rastro de mis padres. Mi corazón dio un volcó al ver sus miradas, todas posadas en mi. Ninguno de sus rostros me eran familiares. Esperaba que al llegar me recibiera el rostro inexpresivo de mi madre, estando sentada en una de las sillas de caoba con las manos sobre la mesa de cristal, esperando por mí, para azotarme a la mesa contra los libros de matemáticas. No estaban mis padres, la casa estaba pulcra, nada extraño a pesar de los desconocidos frente a mi. Solo un camino degradado de manchas rojas que descendían de las escaleras.

-¿Mama? –En el fondo sabia que estaba pasando. Todos los días escuchaba noticias en la televisión o comentarios horribles en mi escuela de unas personas misteriosas que llegaban a las casas o escuelas y se llevaban a jóvenes con ADN mutante para quien sabe que cosas. Algunos decian que era para curarlos, otros para mandarlos a la luna. Nunca creí que estas personas llegarían a mi casa. –Hola, ¿Quiénes son ustedes? –Dije con voz tranquila y dulce.