Capitulo 50 parte 2

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Cuando Lauren volvió de cenar cuarenta minutos después, encontró a Camila cantando suavemente para sí misma, su tono ronco bajo tarareando "Latch" de Kodaline mientras seguía leyendo el cuento clásico de Ernest Hemingway 'The Old Man and the Sea.' Camila había cambiado de postura en la cama para así estar ahora tumbada sobre su espalda, lo alto de su cabeza la única cosa visible en la pantalla que tenía delante de Lauren mientras se tumbaba en su propio colchón al lado de Jasper, quien se había dormido rápido, acurrucado en el edredón.
"You lift up my heart when the rest of me is down, you, you enchant me, even when you're not around. If there are boundaries, I will try to knock them down. I'm latching on babe, Now I know what I have found. I feel we're close enough, I wanna lock you in my love. I feel we're close enough, I wanna lock you in my love, your love..."
Lauren miró a Camila durante un momento, una sonrisa en sus labios mientras admiraba la forma en la que su cabeza se movía de lado a lado mientras cantaba, alegremente perdida en su historia de ficción en sus huellas y disfrutando del sonido musical de su propia voz mientras cantaba las letras conmovedoramente, aparentemente absorbida en las palabras que dejaban sus labios.
"Now I've got you in my space, I won't let go of you, you got me shackled in my embrace, I'm latching on to you..."
Lauren se sentó y escuchó a Camila, cerrando sus ojos durante un momento mientras acariciaba a Jasper como de costumbre, apreciando el dulce tono de la voz de su novia, recordando cuando por primera vez Camila le había tocado esa canción declarándole su amor por ella la primera vez. El recuerdo hizo que el pecho de Lauren doliera, no dolorosamente ni incómodamente, sino de la manera familiar en la que lo hacía cuando pensaba en Camila, un profundo sentimiento de nostalgia y amor extendiéndose de extremidad a extremidad.
"I feel so encaptured, got me wrapped up in your touch. Feel so enamoured; hold me tight within your clutch. How did you do it? You got me losing all my breath. How did you get me to have my heart beat out my chest?"
Lauren abrió sus ojos y aclaró su garganta fuertemente en un intento de captar la atención de  Camila, su novia prácticamente cayéndose de la cama ante el sonido, su cuerpo moviéndose centímetros fuera del colchón, saltando del sobresalto del inesperado ruido y saliéndose de la vista acompañada por un alto golpe y un grito sonoro.
"¡Mierda!" gritó Lauren, moviéndose más cerca de la pantalla esperanzo ansiosamente a que Camila apareciera.
Un momento después, Camila volvió a salir a la vista, dejándose caer de nuevo en la cama que tenía delante con una expresión divertida en la cara.
"Joder, lo siento mucho," se disculpó Lauren mientras la sonrisa de Camila se ampliaba, evidentemente despreocupada por lo que había pasado. "¿Estás bien?" preguntó Lauren, cogiendo el portátil y poniéndolo sobre sus rodillas mientras se inclinaba contra el cabecero de la cama.
"Estoy bien," contestó Camila, riéndose con la expresión preocupada en la cara de su novia. "Sólida como una roca" le dijo, golpeándose la cabeza ligeramente después de mover su mano hacia abajo para ponerla sobre su corazón durante un breve instante. "Pero creo que puede que haya tenido un pequeño ataque al corazón," comentó, respirando profundamente y exhalando despacio. "Mierda, los Jauregui sois como ninjas... ¿os enseñan a ser tan sigilosos o es alguna especia de instinto que desarrollas cuando te haces mayor?"
"Creo que es una cosas de instinto," se rió Lauren y Camila sonrió reflexivamente ante ese sonido sentándose para continuar su conversación.
Durante el curso de las siguientes horas, Lauren y Camila interactuaron vía Skype como hacían cada día. Hablaban de una multitud de temas diferentes, incluyendo la cita reciente más catastrófica de Normani, el inminente comienzo de la temporada de softball de Lauren y su futuro concierto de Taylor Swift este sábado. Camila también pasó algo de tiempo ayudando a Lauren a completar sus deberes de inglés, explicándole los temas importantes de "1984" de George Orwell, la chica menor habiendo ya completado su propia tarea sobre el mismo libro hace unas semanas.
Mientras la tarde progresaba primero en un atardecer y después en una decisiva noche, Camila una vez más sacó el tema de experimentar, como habían hecho solo una vez delante de la  webcam, aparentemente ansiosa de celebrar su primera reunión cercana por adelantado.
"Camz seguramente puedes esperar solo un día más," se rió Lauren, habiendo vuelto a la habitación después de haberse lavado los dientes. Se había puesto el pijama y se había metido debajo del edredón, el reloj de la alarma de la mesilla marcaba las diez y media.
"En realidad no creo que pueda," le dijo seriamente Camila. Estaba tumbada en su lado de la cama, su portátil apoyado en la mesilla al lado de la almohada mirando hacia ella.
"Es solo un día más," respondió Lauren. "Sólo piensa Camz, a esta hora mañana estarás en casa y estaremos juntas de nuevo."
"Yo solo...de verdad quiero estar contigo ahora Lauren," le informó sinceramente Camila.
"Estás conmigo," la recordó Lauren. "Estamos hablando ahora." Se rió.
"No Lauren," dijo Camila, "Quiero poder tocarte, besar tus labios y quitar el pelo de tus ojos. Es estúpido lo mucho que estoy echando de menos poder sentir tu piel debajo de mis dedos. Es como si mi cerebro encontrara difícil concebir que eres real a menos que tenga que ver algo que físicamente pueda asegurarlo. Necesito sentirte Lauren. Necesito ser capaz de tocarte."
"Me viste ayer," dijo Lauren con una sonrisa triste en su cara con las palabras de Camila. "Estuvimos juntas ayer Camz. ¿Recuerdas? Las chicas y yo fuimos a visitarte..."
"Lo sé," contestó Camila, "es solo que..."
"¿Es solo qué?" preguntó Lauren, su ceño frunciéndose preocupada por la gravedad del tono de Camila.
"A veces me pregunto si todo esto es real," admitió Camila, sus ojos mirando hacia abajo a sus pies que estaban escondidos debajo de las sábanas de la cama, una mano jugando con la tela del edredón sin darse cuenta, sus dedos tirando del algodón.
"¿Nosotras?" le preguntó confundida Lauren.
"No," contestó Camila, levantando su mirada de nuevo hacia la pantalla del ordenador para encontrarse con la mirada de Lauren. "Todo."
"¿Crees que estás soñando?" preguntó Lauren.
"A veces." Confirmó sinceramente Camila. "¿Es eso estúpido?" preguntó frotándose un ojo durante un momento. "Quiero decir, estoy mucho mejor," reconoció, "y sé que en el fundo esta es mi vida y está pasando pero, muy a menudo tengo este miedo irracional de que un día me despertaré y lo que hay entre nosotras, todo lo que ha ocurrido durante estos últimos nueve meses, no habrá pasado en realidad."
"Cariño," dijo Lauren, extendiendo una mano hacia adelante y tocando la pantalla que tenía al lado. "No estás soñando..."
"Lo sé," intercedió Camila intentando sonar segura pero fallando. Movió su cabeza un poco en un intento de aclararla. "Lo sé, sé que esto es real pero a veces me lo imagino, ¿sabes?" preguntó. "Pasará simplemente sin ninguna advertencia y me imagino despertándome, aun en la misma cama de hospital, aún con ventilación y puedo sentirlo...ese vacío que me llena cuando me doy cuenta de que estoy de vuelta en el principio otra vez, que nunca nos hemos conocido y que imaginé que eras real, que mi cerebro te creó como mi ángel guardián, para vigilarme mientras dormía, para devolverme a la realidad otra vez, para consolarme. Ese sentimiento me aterroriza Lauren."
Lauren no dijo nada porque no sabía que decir para consolar a su novia, se sentía inútil, incapaz de tranquilizarla, de disipar sus miedos. Normalmente cuando Lauren estaba perdida en palabras de consuelo confiaba en la presencia física para apaciguar las preocupaciones de Camila; entrelazaría sus manos, o delicadamente acariciaría la cara de Camila, permitiendo a sus dedos trazar las cicatrices de su novia calmadamente. Tan solo como ella entendió eso, Lauren se dio cuenta de que mientras habían estado físicamente distanciadas, mientras habían estado separadas mediante kilómetros de asfalto negro e interminables carreteras, no podía proporcionarle tranquilidad táctil a Camila, y de repente, el a menudo inexplicable y repentino deseo de su novia por estar íntimamente tenía completo sentido.
"Aunque hiciéramos algo esta noche," dijo pragmáticamente Lauren. "No sería real Camz. No estoy ahí contigo. Estoy aquí."
"Tengo tanto miedo," admitió Camila y la boca de Lauren tembló; sus facciones pensativas, la ansiedad de sentir que estaba haciendo algo productivo para ayudar a su novia revolviéndola como una ola que golpeaba fuertemente contra la orilla. "Odio cuando esto pasa. No quiero que esto termine."
"No lo hará," le dijo Lauren. "Estoy aquí Camz," intentó suavizarlo. "Confía en mi...soy real."
"Estoy siendo estúpida." Dijo Camila intentando una vez más quitar sus dudas no invitadas que habían vuelto.
No es como si Camila nunca hubiera experimentado esto antes porque lo había hecho, en numerosas ocasiones, su fe en el mundo que la rodeaba golpeando bajo el conocimiento de lo que le había pasado, la silenciosa desconfianza que la información encendía en su propia existencia habitualmente paralizándola hasta que se quedaba dormida o sentía la mano de Lauren firmemente alrededor de la suya. A menudo esos ataques ocurrían por la noche, mientras Camila estaba sola con sus pensamientos, contemplando los acontecimientos del día y sus sentimientos en respuesta a ellos, pero, en ocasiones la pillaban con la guardia baja durante el día, en rehabilitación, en casa y en la escuela.
"No es estúpido," le dijo sinceramente Lauren. "Debe ser horrible." reconoció. "Sentir que no puedes confiar en nada que veas u oigas, sospechar que todo es falso..."
"Ojalá estuvieras aquí ahora mismo," dijo Camila y Lauren también deseó estar allí para así poder envolver sus brazos alrededor de su novia abrazándola fuertemente contra su cuerpo hasta que creyera en esta realidad sin ninguna sombra de duda.
"Ojalá estuviera ahí también," respondió sinceramente Lauren, olvidándose una vez que no habría querido nada más.
Estuvieron tumbadas en silencio durante un momento, Camila manoseando el edredón distraída mientras Lauren la miraba sintiéndose absolutamente inútil.
"Entonces..." empezó Lauren vacilantemente después de un rato. "Entonces, háblame de lo que tienes en mente para esta noche Camz." La animó, intentando distraer a Camila de sus pensamientos.
"No, no tenemos que hacerlo," dijo Camila levantando su mirada para encontrarse con la de Lauren. "Tenías razón con que no es lo mismo..."
"Pero puede ayudar a despejar tu mente de las cosas durante un rato." Le ofreció Lauren, levantando sus cejas sugerentemente. "Sabes, podría ser nuestro calentamiento para mañana," dijo bromando mientras hacía un gran esfuerzo para poner una sonrisa en su cara. "Como los estiramientos antes de una maratón o algo..."
"¿Me puedes contar una historia?" le pidió Camila a Lauren, cortándola y cambiando de tema, todos sus pensamientos y anhelos de hacer algo más ahora se habían ido.
"¿Una historia?" preguntó perpleja Lauren. "Quieres decir, como, ¿de un libro?"
"No," contestó Camila moviendo su cabeza. "De ti." aclaró. "De tu infancia..."
"¿Crees que esto ayudaría?" preguntó Lauren y la boca de Camila se convirtió en una casi imperceptible sonrisa.
"Escuchar tu voz ayuda," compartió Camila con ella, acurrucándose contra su almohada y apretando contra su pecho el peluche que Sofi le había dado en Navidad.
"Vale," dijo Lauren, sentándose mejor en la cama. "Deja que piense..."
Se pausó por un momento, considerando una historia que pudiera contarle a Camila que su novia no hubiera escuchado ya, algo nuevo, algo significativo para ella, algo personal.
"Vale," empezó en voz baja, finalmente decidiendo el recuerdo que iba a compartir con Camila. "Cuando estaba en sexto grado, mis padres nos llevaron a DisneyWorld en Orlando," dijo Lauren, sonriendo con el recuerdo de su excursión. "Tenía doce años en aquel momento," dijo vacilantemente, intentando recordar su edad exacta, "y son mis primeras vacaciones familiares que recuerdo vívidamente con cada detalle hasta día de hoy." musitó, sus ojos encontrándose con los de Camila quien la estaba mirando interesadamente. "Fuimos un sábado en Agosto, Chris, Taylor y yo, todos apretados en la parte de atrás del coche de nuestros padres, nuestro equipaje apretado al lado en el limitado espacio del maletero, mi padre conduciendo y mi madre sentada a su lado, su mano en la rodilla de él o unida con la suya durante todo el viaje. Recuerdo que tenían la radio puesta y podía ver a mi padre sonreír por el espejo retrovisor mientras miraba hacia atrás hacia nosotros para encontrarnos saltando emocionados con cada canción de la radio. Estuvimos así todo el viaje, bailando animadamente a pesar del espacio y cantando en alto, fuera de tono con entusiasmo con cada canción que sonaba, inventándonos nuevas letras cuando no nos sabíamos las de verdad."
Se pausó por un minuto para mirar a Camila quien aún la seguía mirando.
"Jugamos con juegos de coches," continuó Lauren. "Veo veo, veinte preguntas, el juego de las matriculas,  adivinanzas. Recuerdo sentirme exhausta porque tuvimos que despertarnos realmente temprano para el viaje y ninguno de nosotros había dormido bien aquella noche, todos estábamos demasiado emocionados y ansiosos por el viaje como para dormir, para llegar finalmente a Disney World, ver a los personajes y el castillo, ser testigos de la magia del sitio en persona. Pero fue extraño, como me sentía aun completamente cansada y animada al mismo tiempo, llena de refrescos y chucherías, el propósito de nuestro destino dándome la adrenalina que me hacía estar agitada."
Lauren extendió su mano para bajar un poco la pantalla del portátil para así poder ver mejor a Camila, su novia desapareciendo ligeramente en la oscuridad de la habitación, pero reapareciendo con un pequeño cambio de postura.
"Nos íbamos a quedar en allí," siguió Lauren, su tono suavizándose; pensativamente, "y recuerdo sentirme realmente madura porque Chris, Taylor y yo nos quedamos en una habitación adjunta a la de mis padres y fue guay, estar tan cerca de ellos pero tener algo de independencia."
"Apuesto a que te portaste bien," comentó adormilada Camila y Lauren sonrió a su novia, cuyos ojos estaban pesados y cansados. "Te aseguraste de que todos se fueran a la cama en su hora y no hiciste demasiado ruido..."
"Lo intenté," admitió Lauren riéndose un poco. "Quería demostrar a mis padres que era responsable, que podían confiar en mi pero, tengo dos hermanos pequeños estaban saboreando la libertad de hacer todo lo que podían pensar para pasárselo bien. Chris y Taylor saltaban en las camas y se tiraban el uno al otro el reno de peluche de Taylor, marcando puntos si el otro fallaba y el peluche golpeaba la pared que tenían detrás. Estaban tan felices." Recordó alegremente Lauren. "Me acuerdo que me preocupé de que mis padres vinieran y nos regañaran, que nos castigaran por hacer tanto ruido...pero nunca lo hicieron. Pero no me podía relajar porque era la mayor y se suponía que tenía que ser la sensata de los tres. Había expectativas de que fuera la que se comportaba bien, sin ser infantil...pero también lo deseaba tanto porque Chris y Taylor se estaban riendo tanto con las idioteces que hacían, estaban haciendo bromas y jugando juntos."
Se paró brevemente y suspiró para sí misma con nostalgia.
"Me seguían diciendo que me uniera; que me pusiera entre las camas para intentar atrapar el reno antes de que alguno de ellos consiguiera cogerlo. Si lo hacía, entonces cambiaría de posición con uno de ellos y empezaríamos de nuevo."
"¿Lo hiciste?" preguntó adormilada Camila.
"Sí," contestó sonriendo ampliamente Lauren. "Lo hice. Me uní y fue divertido. Dejé ir todas mis preocupaciones y durante unos minutos me dejé experimentar y vivir la vida en el momento, apreciar la simpleza de nuestro entretenimiento y disfrutar simplemente de estar con mi familia. No pensé en hacer un recuerdo, la situación no fue forzada; simplemente existió."
Lauren vio una leve sonrisa en la cara de Camila y sintió que su corazón se levantaba felizmente en respuesta.
"Tuvimos las vacaciones más increíbles," compartió Lauren con Camila. "Dejé de intentar crecer tan rápido para permitirme ser una niña un poco más de tiempo, corriendo por el parque con Chris y Taylor para hacernos fotos con cada uno de los personajes que conocimos, pidiéndoles que nos firmaran sus autógrafos en nuestros libros. Aún lo tengo en algún lado, escondido." Admitió sin ninguna vergüenza. "Me encantó aquello," le dijo Lauren a Camila. "Por un número de razones, porque cuando eres más joven y pequeño, todo allí parece más grande, más impresionante y sobrecogedor. Nunca olvidaré el momento en el que nos acercamos al castillo de Cenicienta y lo empequeñecida que me sentí en su sombra, insignificante en comparación con su abrumador tamaño. Fue mágico. Me enamoré de aquello, la manera en la que me hizo sentir en los cuentos de hadas y los finales felices, como hizo que todas las películas que había visto creciendo parecieran reales a pesar de que la parte de mi cerebro me decía que no lo eran, que eran simplemente historias, que era demasiado mayor para estar impresionada con algo tan... fabricado, porque casi era un adulto y sabían mejor no creer en algo que no existe."
Lauren cambió de postura en la cama ligeramente, observando como los parpados de Camila se cerraban y abrían pesadamente, su novia luchando contra el sueño, su mente suficientemente ocupada con la historia para pensar en su propio debate acorde con la realidad contra la ficción.
"No está mal querer creer en algo..." murmuró Camila adormilada, sus ojos cerrándose brevemente antes de volver a abrirlos una vez más.
"No," dijo de acuerdo Lauren. "Especialmente cuando ese algo en lo que crees es real Camz...porque fue real, no el parque, o el castillo," explicó, "porque ninguna princesa vivía allí, y ningún príncipe fue nunca a la torre a salvarla de sus problemas, de sus propias adversidades personales, de sus aflicciones. Disney World no era autentico, era un concepto, una idea, pensado por alguien y construido para que otra gente lo disfrutara, pero, la forma en la que me sentí, las emociones que experimenté en aquellas vacaciones, fueron tangibles y existieron. Durante una semana viví una vida casi perfecta, lejos de la realidad, de las dificultades y luchas de la vida diaria. Viví un cuento de hadas Camz, durante un corto tiempo al menos. Después de todo, los cuentos de hadas son solo historias que aún no han terminado, ¿no?" preguntó y Camila gruñó en respuesta, sus ojos cerrados, solo medio escuchando ahora mientras se dormía. "Walt Disney no estaba vendiendo fantasía con aquello," continuó Lauren independientemente de ver las facciones relajadas de Camila, la pacifica expresión de su cara, "él estaba promoviendo un sentimiento, estaba recordando a todo el mundo lo que era ser un niño, escaparse a veces de una rutina de vida monótona y tener esperanzas y sentirse agradecido por tus bendiciones otra vez; querer cantar y bailar, apreciar la naturaleza, luchar por un final feliz, superar lo que a veces parecen problemas insuperables, amar." Lauren se pausó, sonriéndose a sí misma mientras sentía como Jasper cambiaba su postura y se tumbaba sobre sus pies al final de la cama. "Cada adulto que vi durante mi estancia tenia expresiones alegres, compartían miradas de cariño con sus cónyuges o tenían una mirada emocionada con las caras de sus hijos; apreciaban todo lo que tenían. El parque no era una realidad, no es un estilo de vida adecuado pero, a la vez lo era..." musitó Lauren, perdiéndose completamente en lo que iba a decir, "porque da igual cual sea tu situación, las dificultades que estés atravesando, siempre puedes pararte un minuto a apreciar que tienes vida, que estás bendecido, que hay belleza por cualquier lado en el mundo si te tomas algo de tiempo para buscarla. Las vacaciones de familia son uno de mis recuerdos favoritos mientras crecía," le dijo Lauren a Camila, sabiendo que su novia estaba casi completamente dormida ahora. "Cuando me siento mal, o cuando mi vida está pasando demasiado rápido, recuerdo como me sentí entonces y salgo y me siento en el jardín, o me pongo una canción que asocie con un recuerdo bueno y la canto en alto. Apreciaré las pequeñas cosas de la vida, porque cuando realmente pienses en ello, en realidad son cosas grandes, las cosas importantes."
Lauren concluyó la historia, mirando a Camila cuyos ojos estaban ahora cerrados; su respiración fuerte y apaciguada mientras roncaba suavemente.
"Tú eres mi princesa Disney Camz," suspiró Lauren pensativamente, trazando sus dedos ligeramente sobre la pantalla que tenía a su lado, sobre la frente de Camila y la cicatriz que sabía que estaba ahí. "Tú me haces apreciar las canciones; llenas mi corazón con música con la que quiero cantar en alto, mi día con color en un mundo a veces monocromático, mi vida con amor. Eso es real. No es un sueño, como el parque, esto es la realidad, como el sentimiento que consigues allí, es tangible, es la única cosa en la que no dudas en un sitio lleno de muchas cosas mágicas e increíbles. Cuando te despiertes estaré aquí," le dijo Lauren, "porque no soy simplemente un personaje ficticio que hayas creado cariño, te lo prometo. Aún no estás en coma..."
"Tú eres mi príncipe," escuchó Lauren murmurar a Camila y fue sorprendida ante el sonido, asumiendo que su novia había estado dormida profundamente. "Me salvaste...siempre lo haces..."
"Supongo que eso significa que tenemos nuestro final feliz entonces," contestó Lauren. "Te pondré tu zapato de cristal y nos casaremos en una gran ceremonia con nuestros amigos y nuestra familia."
"Viviremos felices para siempre," murmuró Camila. "Empezando por mañana."
"Empezando mañana," dijo de acuerdo Lauren.
"Gracias por contarme la historia," dijo adormilada Camila, sus ojos aun cerrados.
"De nada," contestó Lauren, aun acariciando la pantalla con sus dedos. "¿Ha ayudado?" preguntó.
"Durante un rato," le dijo Camila. "Después solo me hizo darme cuenta de algo..."
"¿Qué?" preguntó Lauren.
"Que eres demasiado buena para ser verdad," contestó Camila y Lauren frunció el ceño, sin estar segura de sí la chica menor seguía con miedo o no.
"¿Camz?" cuestionó Lauren.
"Sí," respondió Camila.
"¿Aún tienes miedo?" preguntó y Camila movió su cabeza 'no.'
"¿Por qué no?" le preguntó perpleja Lauren.
"Porque," suspiró Camila, "si esto es un sueño y si aún estoy en coma, entonces sé que hay una cosa real..."
Lauren esperó por una explicación.
"Camz," animó Lauren, agitando a Camila quien se había dormido otra vez. "¿Qué sabes que es verdad?"
"Que en las películas de Disney el príncipe despierta a la bella durmiente con un beso." Le recordó Camila, "y eso no me da miedo para nada. Encantada me despertaría con eso."
Lauren sonrió ante las palabras de Camila, la expresión perdida en la chica menor cuyos ojos estaban aún cerrados, su respiración asentándose una vez más.
"Te quiero Camz," declaró Lauren.
"Yo también te quiero," le devolvió Camila, aun luchando por mantenerse despierta.
"Duerme cariño, por favor duerme. Te estaré vigilando mientras lo haces," la animó Lauren, pero Camila no respondió, sus ronquidos una vez más escuchándose, el sonido era música para los oídos de Lauren.

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