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Dos semanas pasaron con lentitud y dolor

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Dos semanas pasaron con lentitud y dolor. Nadie sabía algo. Ninguna noticia, ninguna otra pista. Todos estaban devastados, algunos más que otros. Dipper y Stanley eran los que peor parecían pasarlo.

Apenas tocaban la comida. Apenas dormían. Apenas descansaban.

Buscando hasta llegar al punto en el que sus piernas ya no respondían, hasta caer inconscientes y luego, al despertar y comer algo, volvían a lo mismo. Como una rutina. Una y otra vez.

Dipper marcó en el calendario otra equis.

Observó con la mirada cansada las demás y contó en silencio, el dolor en su pecho le nubló la vista por un momento al percatarse que dos semanas habían pasado.

Apretó el plumón en su mano hasta hacerlo tira. La tinta roja se esparció por su mano y pequeñas gotas empezaron a caer hasta el suelo.

Un suspiro desolado escapó de sus labios. Dejó lo que quedaba del plumón a un lado y con su propia mano, manchó todo el calendario con rabia.

¿Cómo podía ser que en todo ese tiempo no la habían podido encontrar? ¿Tan inútil era? Tan-

— Dipper.

Se tensó al escuchar la voz de Wendy. No la miró, no estaba de ánimos para tratar con ella ni siquiera ver su rostro.

Dio media vuelta, dirigiéndose al baño para lavarse las manos. Y aunque se echó un litro de jabón, la tinta roja siguió en su piel.

Resopló con fastidio y se dio por vencido. Tarde o temprano lo rojo se iría.

Estuvo por bajar las escaleras, pero Wendy obstaculizó su paso.

— Buenos días. — ella dijo, bajando un poco la cabeza y apenas manteniéndose firme. Tenía el estómago contraído por la mirada fría de Dipper — Soos me llamó para que viniera. Dijo que no se estaban alimentando bien y veo que no miente.

Una risa nerviosa escapó de los labios de Wendy.

Dipper rodó los ojos y pasó por su lado. Empezaba a fastidiarle su presencia.

Llegó a la cocina y en una mochila echó lo creyó necesario para no desmayarse. Unas cuantas botellas de agua junto a algunos sándwiches. La cerró con brusquedad y al darse media vuelta, miró a Wendy otra vez.

— Apártate.

Wendy apretó ambas manos en el polerón que traía puesto y sacudió la cabeza, tratando de mantener su postura firme.

— No. Primero comerás algo adecuado. Has bajado de peso, sólo mírate.

— Estoy perdiendo la paciencia Wendy. Sal.

Dipper la apartó sin ser demasiado brusco y caminó a la entrada, siendo seguido al instante.

— Dipper. — lo llamó suplicante, tomándolo de la muñeca — Por favor.

¿Dónde estás? | Gravity Falls | En CursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora