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Gideon, Candy, Grenda y Dipper pasaron aquella noche en vela

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Gideon, Candy, Grenda y Dipper pasaron aquella noche en vela. Discutiendo, analizando y creando ideas para llegar a aquello invisible ante sus ojos en el cielo.

— La única forma obvia de llegar ahí es por vía aérea. — dijo Candy, observando el radar en la pantalla.

— Pero cómo. No tenemos un avión o helicóptero ni nada parecido. — Grenda pasó ambas manos por su rostro para tratar de despertarse, ya que los párpados se le cerraban solos y la voz sonaba adormilada — Gideon, tú eres rico. ¿No puedes rentar o algo?

Ambas miraron a Gideon, que estaba mirando a algún punto de la habitación con la mirada ida, al igual que su mente.

Dipper, por su parte, mantenía sus manos entrelazadas para apretarlas entre sí. Con fuerza para no temblar. Para no sucumbir a la desesperación o a los nervios que lo hacían trizas por dentro.

Desde hacía horas que su cabeza sólo podía pensar en que había una posibilidad de encontrar a Mabel. Volverla a ver, abrazarla, oler su aroma y hablar.

Miró a la pantalla del computador. La mancha en el radar provocando un escalofrío por todo su cuerpo, desde la punta de los pies hasta su cabeza. Helándolo por un breve momento.

— Podría arrendar o comprar alguno.

La voz de Gideon llegó a su distraída mente y miró al susodicho, apretando todavía más sus manos cuando Gideon tomó su celular.

— ¿De verdad? — los ojos de Candy se iluminaron — ¿Harías eso?

Gideon sonrió apenas antes de ponerse de pie y, llevándose el celular a la oreja, salió del living hacia otra parte de la casa.

Dipper se levantó de donde estaba, acercándose a la pantalla en la pared para observar bien el mapa. Dibujó en una hoja el camino, sólo por si acaso. Y cuando terminó el mapa improvisado, las manos le temblaron mientras su garganta se cerraba aún más de lo que ya estaba.

Después de un par de horas, escucharon la puerta ser tocada casi a golpes.

Ambas chicas se sobresaltaron por el repentino sonido y Dipper frunció las cejas mientras miraba en dirección a la puerta.

Eran apenas las seis de la mañana para que alguien viniera, a pesar de que estaban despiertos y todas las luces de la casa se encontraban encendidas, no era algo que las personas encontraran adecuado.

Uno de los guardaespaldas de Gideon se acercó a la puerta y la abrió poco a poco, siendo cuidadoso.

— Identifícate.

Hubo un pequeño silencio, donde la tensión se sintió en cada rincón de la casa.

Dipper estuvo a punto de dar un paso para ver a la persona que guardaba silencio detrás de la puerta, pero paró en seco cuando escuchó su voz.

¿Dónde estás? | Gravity Falls | En CursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora