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Su estómago era rodeado por el brazo de su hermana

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Su estómago era rodeado por el brazo de su hermana. Mabel daba pequeñas palmaditas en su espalda, tarareando cerca de su oído.

Dipper estaba llorando. Tomó la mano de Mabel que estaba en su estómago y entrelazó sus dedos con los de ella.

La miró a los ojos, los propios estaban algo rojos.

Mabel le dedicó una sutil sonrisa.

"Gracias" murmuró.

"Para eso está tu hermana mayor" besó su nariz e hizo una mueca de asco. "Ugh, mocos"

Dipper carcajeó sin ánimos. Se encogió, acercándose al pecho de Mabel y respiró su aroma, que lo tranquilizaba.

No podía explicar todo lo que Mabel podía provocar en él. Tranquilidad, calma, alegría, calor, serenidad. Era una hermana increíble, a veces sentía que no se la merecía.

"Esto me recuerda a cuando éramos niños" la escuchó decir en un murmuro. "¿recuerdas? Tenías pesadillas y llegabas a mi cama para que durmiera contigo"

En el rostro de Dipper apareció una pequeña sonrisa.

"Eras un miedoso- bueno, lo sigues siendo."

Se alejó para mirarla y ella acarició su mejilla, pellizcándola un poco.

"¿Qué tal estás?" preguntó suave. "¿Quieres que veamos una peli o algo?"

Sacudió la cabeza y hundió su rostro en su cuello, aspirando el aroma de Mabel. Era dulce y agradable.

"Quiero estar así." murmuró luego de un rato. Rodeó su cintura con ambas manos y la atrajo más. "Así contigo- es suficiente"

"Bien" dijo en un susurro y sintió que sobó su espalda. "Bien"

Dipper cerró sus párpados.

Al abrirlos, su mirada decayó en la cama vacía de Mabel. Sus ojos no tardaron en humedecerse, dejando caer un par de lágrimas que cayeron sobre la almohada.

Dipper sollozó con una mano en su pecho y enterró sus uñas sobre la piel.

Cada vez que despertaba, sea de día, noche o tarde, se sentía fatal ver la cama de Mabel sin ella ahí. No lograba acostumbrarse, aunque cómo podría.

Un pequeño mareo llegó a él cuando se puso de pie. Salió de la habitación para ir directo al baño. Abrió la llave del agua y mojó su rostro y parte de su cabello, peinándolo hacia atrás mientras se miraba al espejo.

De verdad era un asco.

Tenía unas ojeras horribles debajo de sus ojos, los labios resecos y partidos, un poco de barba y sí que se notaba en demasía que había bajado de peso.

¿Dónde estás? | Gravity Falls | En CursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora