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Aquella madrugada despertó siempre de un amargo sueño

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Aquella madrugada despertó siempre de un amargo sueño. Eran las cinco y media de la mañana cuando Mabel se despertó toda sudada, el estómago revuelto y las ganas de vomitar en la garganta.

Se levantó de la cama rápido para ir hacia el baño, vertiendo en el excusado todo lo que había en estómago.

Una neblina espesa que apenas la dejaba respirar. Mabel interpretaba así sus sueños porque la mayoría no los recordaba. A veces, estaba en un lugar blanco, donde la oscuridad empezaba a asecharla y hundiéndola, en un lago espeso de oscuridad.

Abrió los ojos cuando sintió un sabor metálico, observando la sangre caer y caer al excusado, entre la bilis y el vómito. Tosió con brusquedad al buscar algo de aire para sus pulmones, ahogándose un par de veces.

Miró a Bill entrar al baño de reojo, éste yendo hacia ella en un silencio pesado. Posó una mano en la espalda de Mabel, acariciando encima de la ropa.

Mabel se encogió otra vez cuando una arcada más llegó, ahora la sangre combinada con la bilis cayendo en un hilo por su boca.

Los ojos se le llenaron de lágrimas y no pudo no soltar algunas, aterrada de lo que estaba pasando.

— Tranquila, ya va a pasar. — Bill besó su cabello, sujetándola por la cintura para que no perdiera el equilibrio ya que el cuerpo de Mabel perdía fuerzas — Tranquila.

Se refugió en los brazos de Bill cuando ya nada salía de su garganta, sólo arcadas vacías que no hacían nada más que destrozarla.

Mabel tomó una gran bocanada de aire, la garganta quemándole y los sabores desagradables en su boca provocando que soltara un pequeño murmuro de desagrado.

Con ayuda de Bill, llegó a la bañera y él mismo se encargó de ayudarla a desvestirla. También ayudándola a darse un baño porque Mabel parecía que en cualquier momento perdería la conciencia.

Luego, cuando ya estuvieron listos, Bill la envolvió en una toalla y la llevó hasta el lavamanos para que se cepillara los dientes. Quitándose así un poco el sabor que le retorcía el estómago a Mabel.

Bill pasó por mientras otra toalla por su cabello para secárselo. Tarareando una canción sin letra sin separar los labios.

Mabel apoyó su espalda en el pecho del demonio, una pequeña sonrisa apareciendo en sus labios al escucharlo.

— Debes escribir una letra para eso. — murmuró, elevando la cabeza para mirarlo — La melodía es bonita.

— Seguro haré la letra macabra. — soltó un bufido. Conectó la mirada con la ajena, mirando el celeste en los ojos de Mabel, pareciendo brillar apenas en la apenas claridad del baño — ¿Por qué no la haces tú? Te quedará fantástica.

Mabel arrugó la nariz, volviendo a cepillar por última vez sus dientes. Escupió en el lavamanos lo que había en su boca y luego llevó agua a su boca para limpiar el interior, para después botarla en el lavamos.

¿Dónde estás? | Gravity Falls | En CursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora