¢υαтяσ

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Mabel Pines lloraba pocas veces, o al menos, no delante de su hermano

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Mabel Pines lloraba pocas veces, o al menos, no delante de su hermano. Era algo que ella odiaba. Aquel día que discutió con Dipper su estabilidad emocional se quebró.

¿Pero cómo no hacerlo luego de escucharlo decir a gritos aquellas cosas?

Sintió un enorme dolor insoportable en su pecho que pensó que iba a morir. Pero no fue así y luego se encontraba llorando desesperada en los brazos de sus amigas.

Candy y Grenda habían tratado de calmarla por unas largas hora, donde Mabel sólo podía decir palabras incoherentes que ninguna pudo entender. Y al calmarse, Mabel se quedó en silencio sin querer contarles.

«¿Y si ellas pensaban igual?»

Aquel pensamiento había hecho eco en cada parte de su mente, provocando no sólo un hueco en su estómago, sino que también que la hirió todavía más.

— No puedes irte así Mabi, no estás bien. — Grenda dijo preocupada y Candy asintió, de acuerdo con ella.

Mabel sólo las miró antes de salir con sus ojos húmedos, sonriendo apenas y se marchó limpiándose el rostro. Tuvo la pequeña idea de volver a la cabaña, pero aquello sólo provocó que volviera a llorar y deambuló por el pueblo, tratando de ocultar su deplorable rostro.

Caminó por las calles con la mirada perdida y decaída, sintiendo aquel peso en su pecho no desaparecer.

Su celular vibró en el bolsillo de su pantalón y al ver que Dipper la llamaba, fue más su sufrimiento. No contestó, no tenía ganas de hablar con él o siquiera escuchar su voz.

No.

Mabel no lo quería ver. Ni escuchar su voz.

Pero tal vez hubiera sido mejor porque en no más de cinco minutos, un chico la llamó a lo lejos y se acercó a ella, con una sonrisa grotesca en su rostro.

— Pero qué coincidencia, tal vez sea el destino.

Mabel rodó los ojos y dio media vuelta, alejándose.

— Oye, oye. ¿Me vas a ignorar?

— Déjame.

— Tienes los ojos hinchados, ¿estabas llorando? ¿Quieres que te de consuele?

— Lo único que me provocas es asco Austin. — espetó, casi elevando la voz. Pero no lo hizo, no valía la pena — Ahora déjame en paz, en serio.

Austin sólo soltó unas carcajadas.

Mabel caminó aún más rápido, pero fue tirada hacia un lado y cayó al suelo de trasero. Miró a Austin frente a ella con una mirada de furia.

— Mira lo que me hizo ese infeliz de tu hermano. — apuntó su ojo derecho y ahí recién se dio cuenta que este estaba morado — ¿Crees que lo voy a dejar así?

¿Dónde estás? | Gravity Falls | En CursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora