Capítulo 10

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SANTIAGO

Mi hermano sonríe al tenerme en frente, mientras yo no puedo creer que él sea el novio de Lucia.

-¡Qué pequeño es el mundo hermano! -exclama Benja por enésima vez, a la par me sirvo una tercera copa de vino.

-Aja -logro decir, sin poder sentirme cómodo.

Tuve el mejor sexo de mi vida con la sobrina de mi jefe que, ahora está con mi hermano menor, convirtiéndola en mi cuñada. A decir verdad, no lo tolero, hasta creo que, siento una pizca de celos.

-Si. Yo también creo que el mundo es muy pequeño -opina Lucia, y siento que se está mimetizando con mi hermano, como si fueran una pareja increíble, y ruego absurdamente que la relación se termine, aunque suene egoísta de mi parte.

-Por cierto, ¿desde cuándo están juntos?

-¿Juntos en qué sentido? -responde Lucia con una pregunta.

-¡Ay por Dios mi amor! -exclama Benjamín, regalándole miradas cómplices, lo que me dice que tienen muy buena química y que yo estoy sobrando, aunque jamás he tenido algo con ella, a parte de la noche que pasamos juntos, sin contar que soy el único que recuerda ese episodio.

-En el único sentido que existe -intervengo.

-El tiempo pasa volando, hasta creo que he perdido la cuenta, pero de seguro es más de un mes -responde la que ahora es mi cuñada, restando importancia al asunto.

-Yo también perdí la cuenta, es que con Lucia todo es diversión... -opina Benjamín.

Hago una mueca de disgusto, pero no solo por el hecho de que ellos estén juntos, sino que, por el atrevimiento de ponerme celoso con el que es mi único hermano, encontrando injusta mi reacción, poniéndome en alerta de que algo pasa conmigo, algo que se supone debe estar controlado.

«¿Aun amo a Carolina?»

-Debo irme -digo de pronto.

Tomo la laptop que he dejado en la mesa del living, sabiendo que no he avanzado en el proyecto que venía a mostrar a Lucia, y bebo el último sorbo de mi copa, para hacer un gesto de agradecimiento y caminar hacia la puerta de salida con Lucia y mi hermano detrás.

-Pero... ¿Y el proyecto? -Lucia pregunta con desilusión.

-Lo siento, recordé que tengo algo importante.

Salgo raudo del departamento, y me voy al estacionamiento donde tengo aparcado mi auto. Me subo, pero antes de partir, tomo aire dando un golpe al volante, iracundo por la sensación que me hace sentir lo vivido esta noche.

Llevo años enamorado secretamente de Carolina, un amor que hoy se visualiza sexualmente, aunque siempre quise su corazón para mí, no el de amistad que estaba acostumbrada a regalarme, ni el sexual que me da últimamente, sino que, uno que me llevara a la gloria con tan solo una palabra. Nunca, en todos estos años de amargura sentí la necesidad de estar comprometido con alguien, a excepción de Carolina, pero sabía que era imposible, pues siempre fui la sombra de Roberto. Lucia llegó a mi vida como una conquista más, y ahora que creo haber encontrado el camino correcto para conquistar a Carolina, Lucia me pone en aprietos, con un sentimiento muy parecido al que empecé a sentir por Carolina años atrás, lo que me hace sentir confusión y un odio letal hacia mi persona.

Al llegar al edificio en el cual vivo, el conserje me comunica que hay alguien esperando por mí. Me dirijo al lobby y veo a Carolina sentada en un sofá, con los ojos cerrados, y su bolso bien agarrado contra su pecho. Me acerco recordando las numerosas llamadas telefónicas que no quise responder, y ahora me reprendo mentalmente por lo poco hombre que fui al no contestar; tal vez en estos momentos estaría revolcándome en la cama con mi amante, sin pensar en la relación de mi hermano con Lucia.

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