Capítulo 13

313 59 48
                                    

CAPITULO 13

CAROLINA

Ha llegado el día de navidad, y estoy vuelta loca envolviendo los últimos regalos, lo que no hice por estar pendiente de Santiago y la imperiosa necesidad de que me reciba en su departamento cuando Roberto no puede estar dentro de la ciudad, lo que ya es a menudo. El sacrificio de convertirse en socio del bufete de abogados en el cual trabaja, es sin duda agotador, viajar constantemente al otro lado del país para organizar las nuevas oficinas que se están formando allá, es una tarea de compromiso y dedicación, y, ahora que existe Santiago en mi vida como amante, me ha hecho llevadera está situación que al principio me molestaba, y que ahora me favorece.

Sonrío pensando en Santiago y en lo guapo que se verá con el costoso reloj de pulsera que le he comprado, preguntándome si habrá pensado en mí, aunque ya sé que se acordó de esa tal Lucia, lo que me provoca una gran indignación. Dejo de pensar en esa mujer, pues no quiero que la idea de que ella exista y que pueda ser una posible rival opaque mi felicidad, aunque creo que ya es hora de conocerla en persona.

Escondo el obsequio de Santiago en la parte de arriba del clóset; sé que Roberto no pasará por ahí.  Tomo el celular para comunicarme con Lucia, los deseos de conocerla me están agobiando.

—Hola... —digo al escuchar su voz de acento español.

—¿Con quién hablo? —pregunta, mientras la risa de un hombre se escucha detrás, preguntándome si se trata de Santiago.

—Mi nombre es Carolina —digo, rodando los ojos—. Te he llamado el otro día por una campaña publicitaria de unos bolsos... ¿recuerdas?

—Lo recuerdo. Siento no haber devuelto el llamado, solo que, creí era una broma.

—¿Una broma? No entiendo... —digo.

—Mmm —titubea.

—Me gustaría que nos viéramos —intervengo.

—Hoy es navidad ¿Qué tal si nos juntamos dentro de dos días?

Navidad es la festividad que más amo, y no me gustaría opacar la fecha con nada, sin embargo, sé que estaré impaciente, con la necesidad de saber a qué me enfrento.

—Lo sé, pero debo viajar fuera del país y, dudo poder hasta dentro de un par de meses... ¿Comprendes?, entiendo si no tienes tiempo, buscaré otra agencia.

—¡No! —exclama—. ¿Dónde y a qué hora?

—Si puedes dentro de una hora, en el Café Delicias, esto queda por...

—Lo conozco —interrumpe.

—Seguro. Nos vemos.

LUCIA

Toco mi vientre y recuerdo que ahí no hay nada más que tripas que, por cierto, están gordas, haciéndome ver redonda, con un cuerpo que desconozco, aunque tengo claro que, son los completos que comíamos a diario con Santiago, y no el bebé que supuestamente tendríamos, lo que me hace reír, porque toda mi gordura está relacionada con algo que proviene de él, aunque la sonrisa me dura poco, con una tristeza que no se descifrar. Dejo de pensar en ridiculeces y busco un lindo envoltorio para el regalo de Benjamín.

—¿Puedo Entrar? —escucho detrás de mí puerta. Escondo el regalo de mi amigo debajo de la cama y, autorizo a que entre.

—¡Si! —grito, para que escuche.

—Debo salir, pasaré por ti a las ocho para irnos a casa de mis padres ¿Te parece?

—Por mi está bien —respondo—, por cierto, ¿dónde pasará la navidad Santiago?

Abre los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora