- III -

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Steve lo sabía. Fue muy notorio para él cuando unos ojos miel lo observaron directamente mientras bajaba del jet, nunca había sucedido en toda la historia que un Omega común pudiera mantener la mirada frente un Alfa Puro. Ese mismo temor que inspiraba en la gente fue motivo para que su casta desapareciera y no por algo provocado por hombres sino simplemente naturaleza, porque siendo sinceros la única forma de procrear un Alfa Puro era a través de un Omega Puro y nadie quería entregar sus hijos a esos salvajes.

Por eso Steve lo sabía, que Tony Stark era un Omega Puro y su perdición. Agradecía en sobremanera a su entrenamiento militar el increíble autocontrol que se cargaba, pero lo sucedido hoy fue la gota que derramó el vaso. Quiso marcarlo, ahí mismo, frente todo su equipo de cadetes. No había resistido ese dulce aroma a café con miel, fue tan intenso que perdió el control de sus impulsos y juraría que si alguno hubiera tratado de acercarse al Omega en ese instante, probablemente lo hubiera destripado. ¡Malditos instintos!

Estaba muy preocupado y con muchas preguntas dentro de su cabeza. No solo era el tema de Tony, quien por cierto era hijo de un buen amigo, sino que había otro tema que no le dejaba conciliar sueño.

Él y su equipo acababan de regresar de una misión que si bien suponía debía ser sencilla, había terminado con uno de sus hombres gravemente herido. Fury los había enviado a recuperar unos funcionarios de SHIELD que la mafia tenía como rehenes, pero todo se había complicado en un segundo de descuido. Natasha no estuvo en la posición que indicada al momento de la infiltración y Bucky al no encontrarla fue en su búsqueda lo que provocó que los descubrieran. De pronto, todo fue una lluvia de balas, gritos y patadas. Finalmente, lograron sacar a los rehenes enteros y a salvo, pero Natasha apareció 20 minutos después con un Bucky muy lastimado. Era imposible tremendo descuido por parte de la pelirroja, quien no quiso contestar preguntas sobre su paradero.

Lo más extraño de todo fue que ni bien habían dejado a Bucky en el ala médica de la base central, Fury los llamo a otra misión. Les había pedido que entrenen un grupo de cadetes, eran los héroes más poderosos y tenían que estar ahí sin conocimiento de causa, entrenando a unos niños luego de casi haber fracasado en una misión tipo A. Ello aumentaba sus sospechas de que Fury les escondía algo, pero ¿qué era y por qué esconderlo? Estas cosas daban vueltas en su mente todo el día, estaba dispuesto a averiguarlo.

- ¿Tampoco puedes dormir? - y de pronto, como si sus mayores miedos tuvieran carne y hueso, aparece el que le roba el sueño. El rubio había ido por agua luego de romper unos cuantos sacos de box y darse una buena ducha para tranquilizarse. Era medianoche y no esperaba encontrarse a nadie, aún así ahí estaba el castaño sentado sobre la alacena.

- Stark, está prohibido que los cadetes salgan de sus habitaciones durante la noche - dijo sin titubear aunque casi suelta por nervios el vaso de vidrio que cargaba en las manos y juraba que vio al castaño soltar una pequeña risita. Retomando la compostura, acomodando sus hombros y poniendo el rostro serio de siempre trato de enviar al Omega a su habitación pero sin llegar a nada Tony interrumpió antes.

- ¿Qué sucede, Capi? ¿Te asusta la compañía? - esa sonrisa en su rostro era endemoniadamente sensual - Solo vine por una taza de café.

- Yo solo cumplo órdenes. Haga lo necesario y vaya a acostarse - Steve pasó a retirarse, nunca admitiría que prácticamente huía de la tentación, pero esa dulce voz lo paralizó de nuevo.

- También lo sentiste ¿verdad?

- No sé de que...

- El lazo que nos une, lo sentiste - sus miradas se conectaron, Tony se bajó de su asiento y decidió acercarse cómo quien quiere acariciar a un león, despacio y contando cada paso incluso si la tensión se percibía por toda la cocina - tú eres un Alfa Puro, el único en tu casta y yo un Omega Puro, un nacimiento poco probable para estos tiempo.

Lariat | StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora