Chapter IX

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Un vestido blanco, medias azul cielo, lazos prusia, el cabello laboriosamente trenzando con más lazos azules. Seis años, quizás siete. La mujer -habia una mujer y un hombre- sonrió y yo me acerqué en mi precioso vestido blanco. El hombre, vestido de sacerdote, sonrió. Oh, como deseaba poder recordar. De qué color era el vestido de mi madre, de qué tonalidad eran los ojos del sacerdote, qué comí, qué bebí, qué ocurrió antes y qué ocurrió después de aquel recuerdo. Ni siquiera sabía si todo aquello era real o una mera pesadilla. La voz de la mujer sonaba distorsionada en mi memoria.

—Mi pequeña... ¿crees que Dios es bueno?—

—Sí, madre.—

Sonreí mirando a mi madre y al sacerdote, nada se igualaba a la calma que inundaba mi razón, la paz que sentía al estar entre aquellas personas que me querían y me protegían de los males del mundo. Ah, que hermoso fragmento de memoria, eran aquellas pequeñas cosas las que valía la pena recordar. Pero había algo... Extraño, una niebla que parecía envolver todo el entorno que nos rodeaba impidiéndome ver algo importante, algo que valía la pena recordar.

—¿Crees que eres pura?—

—Sí, padre.—

Grises, el sacerdote tenía los cabellos grises, pocos y peinados hacia atrás. Su voz también sonaba extraña al igual que la de mi madre, como si mi mente fuese incapaz de recordar cuál era su voz, aquellos detalles superficiales se habían desvanecido en el tiempo. Algo no iba bien, ¿Si sentía paz en mi interior porqué mi corazón latía tan deprisa? ¿Si ellos sólo buscaban protegerme porqué tenía miedo? La niebla me impedía ver, recordar. El sacerdote volvió a preguntar, esta vez con más esmero.

—¿Crees que irás al cielo?—

—Sí, padre.—

Porqué, porqué, porqué- ¿Porqué sentía aquel terror en las entrañas, ese presentimiento de que algo malo va a pasar y ese horrible sabor de boca que le queda a alguien después de no decir la verdad? ¿Porqué? Yo creía que Dios era bueno, que siempre sería capaz de recibirme con una sonrisa compasiva en su reino, yo creía que era pura, yo creía que era buena. ¿Entonces porqué estaba aterrada?

Hubo un cambio de viento, la niebla se disipó. El vestido de mi madre era amarillo, amarillo, pero ahora estaba manchado de rojo. Tenía miedo. El sacerdote estaba muerto, yo le había matado, recordaba haberle matado. No era buena, Dios no era bueno, yo jamás iría al cielo. Las manos de mi madre temblaban, yo no podía apartar la vista del cuerpo inerte del sacerdote, destripado, mi vestido ya no era blanco. Mi madre acunó mi cara entre sus manos, sus ojos estaban vacíos.

—¿Porqué mientes?—

Desperté gritando. No podía respirar y apenas podía pensar con claridad, demasiadas cosas venían de golpe, las imágenes iban pasando por mi mente una detrás de otra sin siquiera darme tiempo a procesarlas en su totalidad: el sacerdote, sus clases de catequesis, la iglesia del pueblo, la estatua de Cristo, sus promesas envenenadas, los textos de la Biblia, su cabello gris, sus mentiras y su traición, y luego, su muerte. Aún con la sangre fresca bajo las uñas recé con un rosario entre mis manos, con las mismas manos con las que pasaba las páginas de la Biblia había destripado su cadáver, con la misma lengua con la que había nombrado a Jesús había maldecido a ese sacerdote. Y aún así.... Aún así seguí creyendo que yo era buena, que era pura y que aún había algún lugar en los cielos para mí, lo creí firmemente. Y cada acto que hice, cada vida que quité, fue teniendo siempre la imagen de Dios sonriente en mi mente.

Habían sido los otros, siempre eran los otros. Como el sacerdote siempre decía -desconfia del extraño ya que en él se ocultan las ansias de corrupción de Satanás.- Él mismo lo dijo y yo solamente puse en práctica sus enseñanzas ya que en cada uno de sus pasos creí ver ocultas las intenciones del diablo. Mentía, robaba, bebía, mataba, y los pobres niños de coro... ¿A quién cantarán ahora que quien transmite la palabra de Dios es también quien ha arruinado sus vidas? Oh, entonces llegó mi querido Ángel y todo pareció recobrar su luz.

𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑𝐄𝐀𝐋; sebastian michaelisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora