Capítulo 3

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—¿Va a decirme de una vez por todas que hace usted en mi habitación y actuando de esa manera tan indecorosa?

Emily abre los ojos y traga con fuerza.

—¿Indecorosa? —Pregunta confundida.

—Me escucho bien.

—Señor príncipe... —Se calla inmediatamente al escuchar la estupidez que ha dicho cegada por los nervios.

¿Cómo que señor príncipe? ¡Qué vergüenza Emily!

—¿Cómo ha dicho? —El susurra con ironía y tono burlón mientras termina de cerrar la puerta tras de sí.

Ella se corrige sin perder más tiempo:

—Lo que quiero decir es que... disculpe la imprudencia. Yo solo estaba... —Ella deja de mirarlo para señalar la mesa de madera y luego la cama— Terminando de arreglar su habitación. Colocando los detalles correspondientes que siempre hacemos para nuestros huéspedes.

Amir da dos pasos hacia delante y dejando su maletín en un hermoso mueble cerca de la mesita de noche, el musita frente a Emily:

—Ya puede retirarse. —La mira a los ojos con seriedad absoluta, sin un ápice de remordimiento por su tono de voz hostil y prepotente.

Emily asiente y guardando sus auriculares y mp3 en el pequeño bolsillo de su falda susurra:

—Que disfrute su estadía señor Jeque...

—Señor para usted. —La interrumpe y pasándole por un lado se sienta en la inmensa cama, para luego bostezando sentenciar— ¡Salga ya!

Ella sale de la habitación como rayo veloz y al salir se topa con el inmenso séquito de hombres en la puerta.

Al menos, de forma rápida contó unos diez.

—¡¡Oh por dios!! —Susurra mientras las puertas del ascensor se cierran frente a su nariz.

Cuando llega a la planta baja corre hasta su oficina y en ella la espera su mejor amiga Katherine, con una gran cara de culo.

—¿Pero cómo has podido faltarnos de esa manera? —Le recrimina.

Emily suspira cayendo de golpe sobre la silla ejecutiva frente a su escritorio y susurra:

—¡Katherine ya basta! Acabo de pasar la vergüenza más grande de mi vida.

—¡Que me calle nada! —Resopla— El bendito árabe odioso llego con todo su séquito y tú no estuviste para recibirlo.

—¡¡Jah!! —Emily ríe con ironía— ¿Que no estuve para recibirlo? ¿Pero de que hablas? ¿Quién era la que estaba en su habitación ultimando los detalles que ustedes decidieron dejar para el final?

—Emily...

—¡Emily nada Katherine! —Suspira— El muy prepotente me encontró en la habitación y para mi "Buena suerte" me vio bailando toda sensualita mi canción favorita del canadiense.

—¿Que tú qué? —Katherine abre los ojos como platos mientras que con la palma de su mano derecha golpea el escritorio de Emily por la impresión— ¡¡No. Puede. Ser!! —Se ríe a carcajadas.

—Sí, anda... ríete todo lo quieras.

Las carcajadas de Katherine fueron tan contagiosas, que Emily termina riéndose junto a su mejor amiga de sí misma por largos minutos.

*****

Treinta minutos después...

Jason se adentra en la oficina de Emily después de tocar la puerta.

Moriría Por Ti © (Disponible en Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora