el rastro ✧ 03

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Tenía un dolor horrible en las rodillas y sentía que la cabeza me estallaba.
Al despertar ni siquiera podía recordar lo que había pasado hasta que abrí los ojos completamente y noté que Misoo, Lucas y Mark estaba en la habitación.

Misoo fue la primera en hablar.
— ¡Minji! por fin despiertas, estábamos demasiado preocupados por ti, en verdad. —y noté que sus ojos estaban llorosos.

— ¿Qué fue lo que pasó? de no haber sido por ese chico no sabríamos si alguien te hubiera traído aquí, nos diste un gran susto tonta Min. —me dijo Lucas mientras me daba un beso en la frente y yo tenía el ceño fruncido.

— Sí, creo que te lo has ganado, ahora tienes su atención. —dijo Misoo mirando a Mark, quién se encontraba feliz de la cara de desahucio de nuestra amiga.

— Voy a morir por tanto dolor y eso no es lo que me importa ahora ¿podré salir pronto cierto? hoy tengo turno hasta tarde en el caffé y no puedo quedarme aquí.—todos me miraron con cara de culpa y confusión.

— Minji, ¿estás al tanto de qué te golpeaste el cuerpo y te desmayaste no? —dijo Lucas mirándome retador.

— Pero tengo que trabajar, enserio no lo entienden también hay muchas deudas pendientes y debo ayudar con las cosas de la casa a mi mamá, hoy debería de salir temprano para llegar al caffé. —sentí mis ojos húmedos y traté de contener mi preocupación.

— Bueno, pues llama al caffé, tu mamá ya se enteró e iba a salirse del trabajo y venir a la escuela pero le dijimos que no se preocupara, obviamente ella está al tanto Song Minji. —contestó también Misoo.

Eso me hizo sentir un poco aliviada al respecto, entonces tomé mi celular al tener sus miradas puestas en mi cara y marqué al caffé, dejando de lado todas mis preocupaciones.

Cuando me dijeron que me podía ir, me dieron algunas recomendaciones y unas pastillas para el dolor, que por cierto era horroroso.
Mis amigos insistieron en acompañarme hasta mi casa pero yo también insistí en que eso no era necesario, entonces se fueron sin mí asegurándome que me llamarían cada hora para ver si se me ofrecía algo o si estaba bien.
Salí de la enfermería y me dirigí a mí casillero para tomar mis libros y dejar algunos otros. Estaba tan entretenida con mi propio dolor que al cerrar la puertecita no me percaté de que un chico estaba parado al lado del casillero y me miraba fijamente.
Al principio no lo noté y solo rodé los ojos, pasé de largo pero me quedé estupefacta al oír su voz.

— Es muy costumbre tuya eso de rodar los ojos ¿no? —escuché una voz tan llena de ego y juraba que no entendía que pasaba, ya que a decir verdad, no era popular entre los chicos.

Me dí la vuelta tan sólo con la intención de comenzarle a gritar que no se metiera conmigo y me dejara sola (eso era a lo que llamaba autodefensa), estaba a punto de gritarle mil y un cosas cuando me sorprendí y caí en cuenta, de que el chico parado en frente de mí, era el mismo que había visto en el autobús y a aquel que había visto antes de desmayarme; al parecer todo se paró un momento, mi corazón latió demasiado rápido y sentí que era un instante en el que nadie más existía en el mundo, el tiempo no seguía su curso y solo estábamos él y yo, como si fuera una buena jugada del destino. Todas esas sensaciones terminaron finalmente, cuando me di cuenta de lo estúpidamente ridículo que eso sonaba en mi cabeza, y que ese chico era algo demasiado bueno para ser verdad, entonces tomé valor y solté unas palabras.

— Disculpa, ¿de qué estás hablando? —le contesté con voz temblorosa.

— Claro, tal vez no me recuerdas, aunque no entiendo porque no lo harías viendo a semejante obra de arte frente a ti, pero sí, nos vimos antes, en el autobús y me rodaste los ojos. —sonrió agachando la cabeza con las manos en sus bolsillos, una sonrisa arrogante y hoyuelos que se le formaron al hacer semejante acto y fue tan perfecto..., aunque obviamente no iba a hacer notar mis ingenuos pensamientos.

— Sí, claro como tú digas, mira, realmente no recuerdo y no sé que estás haciendo aquí porque la verdad no me importa. —me dí media vuelta y sentí como se acercó y sujetó mi hombro.

— Espera, perdón, tal vez eso fue un poco atrevido y soberbio de mi parte... Sólo estoy aquí para ser muy claro y amable. —me giré confundida y ví que sonrió, y aunque seguía siendo un poco arrogante, su mirada detonaba un poco de culpa— Lo que quiero decir, bueno a lo que vine es... ¿estás bien? esa pelota se desvió y no iba dirigida a ti, por si te interesaba saber, todos en el equipo nos sentimos mal y creíamos que te había pasado algo más grave, soy nuevo aquí sabes y no quiero tener problemas con nadie, no quiero rencores. —dijo.

Mi mente se iluminó justo cuando él dijo "soy nuevo aquí sabes y no quiero tener problemas con nadie".
Claramente no entendí cuando MiSoo dijo que tenía su atención, ¿a qué atención se refería?.
Ahora obviamente entendía todo.
Este era el chico del que mi amiga me había estado hablando y no lo noté en todo el día, ¡Dios mío!, que estúpida soy.

— Hola, ¿sigues ahí? —dijo el chico al no obtener respuesta y mirarme como si pareciera una lunática.

Reaccioné, y tras eso, contesté seriamente— Oh, sí, bueno, no tienes porque disculparte, la verdad comprendo que haya sido un accidente y todo el equipo puede sentirse tranquilo al respecto. —

Ví sus ojos iluminarse y me dedicó otra sonrisa— Sabía que dentro de ese frío corazón existía un poco de pequeña compresión, una cálida comprensión. — finalizó.

Rodé nuevamente los ojos y ahora sí que estaba decidida a irme de esa cárcel, a la que los mortales llaman escuela, y de dejar de hablar con ese chico que solo provocaba nerviosismo inexplicable en mí, cuando me giré y tomé mi camino, dijo en tono alegre y casi gritando.

— ¡Soy Jung Jaehyun! —

Salí corriendo con las mejillas calientes y el corazón casi fuera de mi pecho, y ni siquiera volteé para percatarme sí en él aparecería nuevamente una sonrisa.

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Hi!
Espero que hayan disfrutado este beio capítulo, según io 💖. Gracias por darle una oportunidad y espero les este gustando la historia xD.
Tengan un bonito día 💕.

heartbreaker ✧ jung jaehyun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora