Capítulo 10

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Las casualidades a veces transmiten una sensación de familiaridad a aquellos que las viven. Como si siempre hubiera estado presente en la línea de la historia de lo que llamamos vida.

Mi madre decía que las casualidades no eran más que parte del día a día. Ella opinaba que éramos muchos en este mundo y era normal que todo convergiera en un punto en algún momento.

Era una forma más realista de verlo pero, a mí me atraía más la explicación más alocada. Donde las casualidades significaban algo que definiría tus siguientes pasos en el largo camino que cada ser recorre hasta su último aliento.

"Frases de poeta, alma de escritor." Solía decir mi abuelo cada vez que a mi madre se le ocurría decirme que dejara de ser tan enrevesada.

- Hola Lara. Encantado. -miró en modo escáner Dani a la susodicha, mientras se acercaba a nosotros en la penumbra de la noche.

Mucho dinero pero las farolas llevaban medio fundidas más de medio mes.

- ¿Qué ha pasado? -le ignoró completamente Lara, soltándome del agarre de Dani y tirando de mí hacia ella. - Tienes los ojos cómo si hubieras llorado.

No sé quién estaba más sorprendido, si Daniel o yo. Definitivamente esta chica me iba a provocar un infarto. Dani no sabía nada de Lara, no tenía la confianza suficiente con nadie de fuera de casa para contarlo. Pero la veía.

No era un delirio mío.

"Joder, sí".

- ¿De dónde has salido?- pasé mi mirada de ella a Dani, mientras me soltaba de su agarre. Se veía algo molesto por la situación y la omisión de su existencia de parte de Lara.

- Leíste la carta hoy así que vine para hablar de ello. Ya sabes.

- Espera un momento. -Se hizo notar Daniel que se había recargado aún más en su coche. - La tipa maleducada esta es la que te dio la carta de tu abuelo.

- ¿Cómo que este ser con metal en la cara sabe eso?

No sabía si reírme o llorar. Se miraban cómo si se quisieran matar. Ni en mis peores delirios hubiera imaginado esta situación.

Pero no se sentía forzada, había algo cómico que me mantenía con la mente clara.

Cada vez me convencía más de que los psicólogos estaban equivocados. Quizás no completamente porque había cosas que aún no lograba explicar. Pero con Lara sí.

Yo no veía seres imaginarios.

- Tócala. -le dije a Dani, que me miró escandalizado. - El brazo, bestia.

Lara me miraba entre divertida y molesta. Su expresión era bastante graciosa.

- Por lo que me haces pasar niña.

Lara estiró el brazo melodramáticamente y Daniel le rozó este con la palma de su mano no muy convencido.

- Me podrías explicar todo esto Bri. -me miraba rogando una explicación porque, claramente, la situación lo requería.

"¿Y yo ahora que me invento?" "¿Por qué no sé callarme cuando toca?"

Decidí hacer totalmente lo opuesto a lo que me pedía.

Hacer como que no había pasado. El camino fácil.

- Dani, esta es Lara, mi amiga desde que era una niña muy pequeña. Lara, este es Dani, mi amigo.

Un muy buen amigo, la verdad.

Creo que Daniel estaba acostumbrado a vivir situaciones raras por mi culpa porque se limitó a encogerse de hombros y sonreír.

Crónicas de una RaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora