Capítulo 9

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Los planes muchas veces no salen como uno espera. Por ello, el coche de Dani estaba aparcado en mi casa a eso de las nueve de la noche.

En un principio nos íbamos a reunir en la puerta de la facultad que daba la fiesta pero unas horas antes, Érica había decidido cambiar de planes y ahora, estaban ambos en mi salón mientras terminaba de cenar.

"Han venido a buscarte el muchacho moreno ese y tu amiga Emilia". Me había dicho mamá antes de encerrarse en su despacho con la advertencia de no que no hiciéramos ruido y que no se me ocurriera molestarla.

- ¿Ya sabes lo que te vas a poner Bri? – Érica miraba la televisión mientras yo limpiaba los platos de mi cena.

Ella llevaba un vestido negro pegado, que le sentaba muy bien, conjuntado con unos tacones plateados a juego con su bolso y joyería. Su pelo rubio descansaba sobre sus hombros pero se había recogido parte de este en un moño alto.

Iba impresionante y no perdí la oportunidad de decírselo.

Siempre subía el ánimo recibir cumplidos en momentos así.

- La verdad que no lo había pensado.

Después de leer la carta y guardarla en mi cuaderno, lejos de la vista de mi madre, me había tomado una pastilla de refuerzo y me había quedado dormida.

No me gustaban esas pastillas pero no tenía la suficiente fuerza de voluntad cómo para seguir consciente después de toda la información inconclusa que había recibido mi cerebro.

- Tendré que echar un vistazo a tu armario. –se levantó del sillón esperando a que nos moviéramos hacia mi habitación en el piso superior. - Tienes que dar una buena impresión. Será de las primeras veces que te vean fuera de clase la gente.

No sé cómo tomarme eso. La verdad que ni siquiera se me había pasado por la cabeza que alguien fuera a recaer en mi presencia en la fiesta.

Pero a la gente le gusta hablar y criticar. Quizás debería haber estado más pendiente de eso, como decía Érica.

Para evitar que rumorearan de mí o se rieran de mí por no ir con la ropa adecuada.

- Pues no sé tú Eri, pero yo voy a pasar el rato y me la suda lo que digan de mi outfit. –Dani pronunció esta última palabra con un tono burlón que me sacó una gran carcajada.

Daniel era muy atractivo, la verdad. Su cabello negro lucía alborotado y me hacía algo de gracia los comentarios que me había dicho mamá sobre este. Le quedaba bien el pelo así, se veía desenfadado y burlón. Como él. Se había puesto una camiseta azul que resaltaba sus ojos del mismo tono de esta y llevaba unos vaqueros negros algo anchos y rotos.

Muy de calle de su parte. Le faltaba una cadena ya que las bambas ya las llevaba. Pero bueno, en su cara ya llevaba bastantes piercings para contrarrestar la falta de la típica cadena.

- Bueno perdóname. Por lo menos no parezco que voy a robar móviles y carteras.- se rió Érica.

- Un respeto no te metas con el Dani. –Les seguí el juego entre risas.- Qué te saca la navaja.

Nos reímos ambas mientras Daniel nos hacía burla desde el sillón.

Tras un buen rato combinando prendas que no me hacían sentir muy cómoda, llegué a un vestido marrón corto y satinado bastante ceñido al cuerpo. Cuando me miré al espejo con él puesto, me gustó tanto lo que vi que no me podía creer que era yo.

Definitivamente, ese vestido estaba fuera de mi zona de confort. Era de mi madre pero terminó en mi armario no sé muy bien cómo.

Una vez maquillada, me puse un par de accesorios dorados y unas sandalias negras de plataforma. Era principios de Junio y ya hacía bastante calor.

Crónicas de una RaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora