Prólogo

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Tan difícil de ver a los ojos humanos y tuve que verte yo, en mi más sentido delirio.

Era raro, decían.

Cómo iba a ver cosas que no existen, que solo se pueden redactar en un papel, que solo pueden imaginarse mientras se lee.

Tan difícil de contar que no era capaz de encontrar un principio y un final, como si fuera algo sempiterno que se encuentra en mi mente y nadie es capaz de explicar.

Tan difícil de vivir que prefería dejarme arrastrar por todo ello y comenzar a simplemente existir.

Existir, bajo apelativos de loca, demente, rara se convertía en una tortura incesante dentro de una rutina asfixiante, dentro de un patrón eterno.

La gente hablaba, divagaba y me psicoanalizaba.

Me preparaban para superarlo, para sobrellevar una supuesta enfermedad que mi cabeza padecía.
Me preparaban para cuando la imaginación que tenía ganara la batalla.

Pero se olvidaron, se negaron, a entrenarme para cuando la delimitación de la realidad y el papel dejase de existir.

Cuando la frontera desapareciese.

Cuando los enfermos y locos fueran todos aquellos que no me creyeron.
Todos aquellos que no supieron ver la forma en la que ella me miraba aquel día.

El día en el que ella volvió y yo me dejé llevar, me deje fluir, me dejé vencer.

Crónicas de una RaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora