Capítulo 17

3 3 0
                                    

La noche puede venir de tantas formas distintas. Unas vienen sonoras y rodeadas de música y risas hasta su fin, otras, venían con siseos proclamando el silencio para acoger al descanso y otras, vienen sin avisar cómo un huracán destruyendo todo a su paso.

-¿Mamá? Ya estoy en casa.

Había llegado el momento de volver a entrar por la gran puerta de mi residencia y asumir que, por más que huyera de lo que allí dentro pasaba, siempre volvería, arrastrada por una cuerda imaginaria que me ataría por la eternidad.

-¿Dónde estabas? –mamá salió de uno de los pasillos con una bata arrugada y su cabello alborotado.

-Fui a hacer el último examen y después, quedé con unos amigos. –miré a mi alrededor. Las botellas ya no estaban y todo el ambiente olía a lejía. Demasiado. -¿Hoy tocaba limpieza? Pensé que hoy no tocaba.

-Fui yo. Estaba harta de ver esas botellas por todas partes. –decía mientras me miraba de arriba abajo. –No pienso volver a tocar una nunca más.

"Eso dice siempre."

-Me ha dicho la Doctora Mery que ya no tomas las pastillas.

-No, lo acordamos y me dieron el visto bueno.

-Genial, menos gastos.

Se perdió nuevamente por donde había venido y me dejó allí una vez más. Sola y con las palabras en la boca.

No se preocupó por cómo me había ido en los exámenes, ni por haber estado sin aparecer por casa en todo el día y mucho menos, por lo que Roberto había intentado hacer anteriormente.

Estaba segura de que, ni siquiera, estaba al corriente. Esa noche bebió tanto que no recordaría ni su nombre.

Había pedido a Lara que volviera a Askatasuna para informar a mi abuelo de las novedades y del estado de Lucía.

¿No hubiese sido más sencillo que me diera él los nombres?

"-No pidas sencillez a un artista incomprendido." Las palabras de Lara aún hacían mella en mí. No porque fueran algo muy profundo o alocado, sino porque, no paraba de pensar si yo sería igual con mis nietos o nietas en un futuro.

Entendía que había llegado el momento de pasar a ser protagonista en mi propia historia pero, era terriblemente agotador.

Cené de mala gana y cuando por fin caí en la cama, mi móvil comenzó a titilar en la oscuridad.

"-Bri, ¿quieres venir a la fiesta que organiza el bar ZooP?

Lo siento Dani, estoy agotadisima.-

Pasadlo muy bien.:) -

-Bueno, a la próxima será. Nos vemos pronto Bri."

Apagué el móvil antes de intentar dormir. Quizás no debería decir siempre que no a los planes que me proponían Daniel y Érica pero, siempre tenían que ver con salir a fiestas y desde la última, no tenía ni pizca de ganas de volver a una.

Mañana les escribiría para proponerles merendar algo en la piscina pública. Eso me apetecía bastante más. Sin embargo, lo que realmente ocupaba mi mente era la lista de nombres que Lucía había preparado para su nieto.

Dos de cinco.

Ahora que la universidad no me consumía viva, mi mente se sentía libre de dar importancia a toda la información y cada situación vivida en torno a este descubrimiento que es mi origen, mi genética.

La realidad me cayó de golpe y porrazo. Detallando cada pequeña minucia que envolvía a mi situación actual, conseguí apreciar, realmente, que lo que estaba haciendo podía ser muy peligroso. No sólo para mí, también para la poca gente que quería.

Crónicas de una RaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora