Hubiera sido muy fácil decirle que no, que quería irse de ahí, ya no solo era su vocación lo que la ataba ahí, algo estaba creciendo dentro de ella sin que se diera cuenta, algo sublime pero al mismo tiempo doloroso.............
Piper percibió en aquellas palabras la desesperación de una mujer inteligente, que había recurrido a la magia con la esperanza de curar a Rachel, la invalidez no solo había paralizado sus piernas, de alguna manera su sistema nervioso se afectó, por lo tanto, era probable que recuperará el total movimiento de sus extremidades inferiores, aunque sabía que la medicina tenía muchos avances. Piper siempre fue escéptica con la invocación de los espíritus, solo engañaban a la gente, nunca habrían surtido efecto, sonrió al recordar a Alex, no le asustaba haber corrido a la hechicera de la casa, a ella no le importaba que arrojará algún maleficio sobre su persona.
—¿No se marchará ante los exabruptos de Alex? Es una persona que dice lo que siente, no espera favores de nadie y, en ocasiones puede resultar desconcertante. Diane sonrió.
—Ya lo creo. Repuso Piper rodando sus ojos, discreta.— Creo que puedo sobrellevar su carácter, pero no me agradaría que interfiriera con mi labor.
—Si usted es buena con Rachel, ella estará tan agradecida como yo. Se levantó y agregó. — Posee una voz muy agradable, Piper, algo angelical, ese tono la hace más atractiva, además de que su apariencia es también muy agradable, parecerá más que una enfermera, una amiga de mi hija, la enfermera anterior recorría la casa enfundada en un uniforme color blanco, almidonado e impecable, dándose grandes ínfulas, parecía dedicar la mayor parte del tiempo al termómetro y a la caja de medicamentos, pienso que alteraba a Rachel, pero usted es distinta, sólo deseo que ningún hombre ponga los ojos en usted y la aparte de nuestro lado.
—No tiene por qué temer que algo así suceda, señora. Piper repuso con firmeza, mientras se ponía de pie.— El trabajo es toda mi vida y no pienso enamorarme, eso está fuera mis deseos, así que no tiene por qué preocuparse.
—Eso lo dice ahora, pero el destino en ocasiones juega con nosotros de manera insospechada, nadie, nadie puede saber lo que sucederá en la próxima hora, estamos supeditados a ser manejados por los caprichos del destino. Diane salió un momento dejando sola
Piper se estremeció al escuchar las palabras de aquella mujer, era fatalista en sus conclusiones, se sintió insegura, como si fuese un insecto que pendía de una lámpara y cuyas alas se encontraban quemadas por el calor que la luz despedía, Piper estaba segura que ella controlaba su futuro, que era la única persona capaz de hacerlo, pero Diane la hacía dudar, un poco asustada miró a la señora y después desvió la mirada posándose en la pintura donde aparecía Diane y su Esposo junto con Alex.
Los ojos de Alex brillaban con destellos diabólicos, pareció que la veían, que la recorrían de arriba a abajo.
—¡No! Se dijo a sí misma pensando. —No volveré a enamorarme, durante tres años no me ha hecho falta la compañía de nadie, así que no quebrantaré las reglas de mi trabajo, ni las mías, nadie tendrá la ocasión de probar sus encantos conmigo, si lo hicieran, se encontrarán con un muro de hielo, podría ser que a algunos les agraden las mujeres que poseen un corazón, les agradan porque pueden hacerlo pedazos, pero mi corazón es otro después de mis padres y Sheryl.
—¿Sheryl?. Preguntó, tomándola por sorpresa, no la escucho que volvía con ella, los nervios de Piper vibraron advirtiéndole peligro, tal vez se había descubierto mencionándola.
—¿Es alguna conocida?. Miraba a Piper
—¡Oh, es una amiga!. Exclamó de prisa.
—¿Una compañera del hospital?. Preguntó Diane, Piper apretó los labios.
ESTÁS LEYENDO
The Tattoo Girl
FanfictionPiper Chapman, con un corazón solitario, embargado de soledad y tristes recuerdos, en busca del olvido encontró el amor en una mujer que de alguna manera estaba unida a la tragedia que vivió y quería olvidar. No se permiten copias o adaptaciones de...