Amantes Perfectas

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Transcurrió una semana y Piper pasó la mayor parte del tiempo al lado de Rachel, para su mala suerte se contagió de un resfriado y necesitó más cuidados, su incapacidad de hacer ejercicio como una persona normal corría el peligro de que la enfermedad le afectara más de lo debido.

Rachel se sentía deprimida, y su estado de ánimo propició que se mostrara irritable con todo el que se le acercara, en especial con su enfermera. Piper estaba habituada a este cambio de humor en los pacientes, por lo que no los tomó en cuenta, Rachel sonreía y le decía que tenía madera de mártir.

—Pensé que esta casa le resultaría como una prisión y que no se quedaría. Dijo Rachel limpiándose la nariz con un pañuelo.—Me pregunto qué pudo hacerla cambiar de opinión. ¿Podría ser que le esté agradando estar aquí? O acaso ¿alguien le está agradando? Rachel, siempre haciendo sus preguntas suspicaces

—Solo hago mi trabajo, el lugar es lo de menos. —Piper recogió un montón de revistas y las colocó en su lugar.— ¿Usted cree que hubiese venido hasta aquí, si necesitara la compañía de alguien?

—Si estuviese en su lugar y pudiese caminar, saldría de aquí, iría en busca de la vida y de la diversión, estar atada a una silla es como vivir en un infierno. ¿A quién puedo agradarle? La envidio cuando la miro Piper, me pregunto ¿cómo es que alguien como usted puede permanecer cuidándome, pudiendo disfrutar de absoluta libertad? ¿Qué acaso nunca se ha enamorado? ¿Acaso el amor para usted perdió todo su atractivo? Alex debe encontrarse muy intrigada respecto a usted, por la forma tan irónica en que la mira.

—Sus sentimientos los encauza hacia usted, señora. Respondió Piper, pero Rachel insistía y le insinuaba que tal vez Alex estaba interesada en ella. Sentía celos de cualquier persona que atrajera su atención.

Captando su intención, Piper dijo:

—La señorita Vause, no me atrae, yo

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—La señorita Vause, no me atrae, yo..... soy hetero. Miró la mesa de pequeños mosaicos verdes y azul amatista, ocultando su mentira, porque ni ella misma se la creía.. —Pienso que una vez que se enamore, será para siempre. Al decir eso sintió un pequeño dolor pensando quien sería la afortunada....

—Quisiera saber qué le hace estar tan segura. Exclamó Rachel.—¿Acaso se lo ha confiado? La vio con algo de celo.

—¡Por supuesto que no! Piper rodeó el tocador, sus ojos brillaban con intensidad.—Apenas nos conocemos y hemos hablado sólo un par de veces, sabe bien que ella no aprueba mi presencia en esta casa, me relaciona con mujeres superficiales.

—Aun en contra de lo que ella supone, usted se ha pasado encerrada en mi cuarto toda la semana. Rachel soltó una carcajada.—Las mujeres tienen fama de ser un misterio, Alex lo es, siempre lo ha sido aún para mí que vivimos en la misma casa, sangre italiana corre por sus venas y heredan los misterios Piper, debo advertirle que Alex no es como las mujeres que usted conoce, y a pesar de que la conozco , no puedo asegurar que la entienda, en ocasiones me... me asusta...

The Tattoo GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora