La Preferida del Dios Apolo

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Piper

Desde esa última vez en la pradera, no volví a ver a Alex a solas, los encuentros eran mínimos, cuando estaba con Rachel, ella no entraba, siempre esperaba a que saliera, habían pasado ya tres semanas, Rachel había mejorado mucho, aunque aún se veía frágil, su semblante ya tenía otro aspecto, todos decían que había logrado lo que ninguna otra, Rachel platicaba más, ya no solo estaba en su cuarto o en su jardín privado, poco a poco y en tan corto tiempo me había ganado la simpatía de todos, inclusive de Galina, a quien le aconseje cambiara de atuendo por otro menos serio, solo Alex seguía con su actitud altanera. Se que ayude en algo con la recuperación de Rachel, pero también Alex lo hizo, al comprometerse con ella le había devuelto las ganas de vivir, Diane, lo acepto esperando que con eso Rachel pudiera ser un poco feliz, aunque ya no la vi ta animada como la primera vez .

El divorcio con Lisa aún no se concretaba, la chica había puesto muchas trabas, entre ellas, el hablar a solas con Rachel, pero Alex no se lo permitió argumentando que le provocaría una recaída, la cuidaba como si fuera un adorno de porcelana expuesto a quebrarse si alguien la tocaba. Solo esperaban que Lisa firmara el divorcio para poner fecha para la boda, en  la cual yo no quería ni deseaba estar presente.......


El sol brillaba iluminando el patio, las gotas de agua que brotaba de dentro de la fuente, parecían diamantes lanzando a su alrededor chispas brillantes y relucientes. Piper se detuvo junto al auto mientras Alex levantaba en brazos a Rachel para colocarla dentro de él. Con suavidad la sacó de la casa y caminó con ella hasta el auto acomodándola sobre el asiento, Alex después dejarla cómoda, ágilmente dobló la silla que le había comprado, para colocarla en el maletero, era una silla de ruedas demasiado moderna para la forma en que vivían. Se preparaban para salir a la finca de sus amigos los Carlín, Rachel se esmeró en su arreglo personal y su maquillaje era exquisito, pero a pesar de eso aún se veía frágil y más todavía entre los brazos de Alex que la hacía ver como una criatura.

—¿Te encuentras bien? ¿Estás cómoda? Preguntó Alex al depositarla sobre el asiento del auto.

—Creo que sí. Repuso Rachel sin soltar el cuello de Alex; Piper colocó un cojín tras su espalda y sonrió recostándose sobre él. Le agradaba captar la atención de los demás y sabía lo atractiva que estaba esa mañana. Su cabello oscuro, brillaba como la seda bajo un sombrero blanco y su vestido en color rosado, le sentaba a las mil maravillas. Miró a Piper, que usaba un vestido blanco con estampados y el cabello recogido. Era un atuendo sencillo y tuvo la impresión de que lo había elegido para hacer notar que era la enfermera y no una huésped invitada por la familia.

 Era un atuendo sencillo y tuvo la impresión de que lo había elegido para hacer notar que era la enfermera y no una huésped invitada por la familia

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—Tu vestido es algo sencillo pero a la vez elegante Piper. Declaró Rachel mientras arreglaba los pliegues de su vestido. —Creo que llamaras mucho la atención, con lo que te pongas luces demasiado bella. Piper aún no sabía porque lo decía, si por alagara y hacerla sentir bien, o por celos y envidia..

The Tattoo GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora