Todos necesitamos el amor de alguien

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A pesar de la indiferencia como la trato Rachel Piper estaba decidida a no huir, cuestionándola sobre su medicación.

—¿Cuántas píldoras toma para dormir, señora? Piper caminó, rodeando el césped y tomó el pulso de su paciente, lo sintió demasiado acelerado, indicio de que había ingerido una fuerte dosis de barbitúricos.

Rachel levantó el rostro y la miró, mientras le contaba sus pulsaciones.

—¿Y bien, señora? ¿Fueron dos o tres las píldoras? Preguntó Piper.

—Las suficientes para poder dormir profundamente y olvidarme de todo, con un sueño tan pesado que parece que me transporta al fondo del océano, nunca sueño, ni ayer, ni hoy, ni mañana.

Diane miró a Piper y su mirada llevaba la desesperación pintada en sus ojos, Rachel hablaba con tanta indiferencia que la mantenía en constante alarma, ninguna de las dos pudo descifrar la intención en sus palabras, tal vez su deseo de dormir y la esperanza de no despertar se debía a que jamás volvería a ser una persona normal, en una edad en que se debe bailar, montar a caballo o correr hacia la persona amada para que la sostuviera entre sus brazos.

Sintió una gran piedad por la joven, pero se mostró impasible, como le habían enseñado, una enfermera no debía demostrar sus sentimientos.

Piper tenía que comportarse, como una enfermera, sobre todo cuando Rachel hablara con esa insensibilidad, miró la mesa; sobre ella, el desayuno estaba intacto,  ni siquiera lo había probado.

—Es una verdadera lástima dejar esa naranja tan apetitosa, la han preparado de una manera preciosa, parece un lirio acuático. ¿Por qué no se imagina que es una flor y que va a comerla tomando los pétalos uno a uno?

—¿Por qué no lo hace usted si le parece tan tentadora? Exclamó Rachel con rudeza, Piper se abrazó a la paciencia. —Nuestro buen doctor dice que no siento apetito por falta de ejercicio, por las mañanas, en lugar de tomar desayuno, tomo vitaminas, les he dicho que sólo desperdician la comida, pero insisten en mandarme el desayuno cada mañana, ¿Por qué lo hacen? Sólo pretenden creer que estoy viva, pero no se han dado cuenta que me siento medio muerta.

—Por favor Rachel, no hables de ese modo. Dijo Diane preocupada. —Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para tu bienestar, sabes que te amamos y que para nosotros estás viva.

—¿Acaso estoy viva para Lisa? ¿Acaso me ama? Sonrió de manera peculiar; no sabía si llorar o sonreír.— Me gustaría que me dejaran en paz, que me dejaran secar como una flor... me están obligando a hacer algo qué no deseo, algo que sé que lastimará mi alma frente a tus ojos, Diane, pero una de estas noches voy a tomar todas las píldoras. Piper apretó lo labios, tenía razón por sentirse así, pero no era justificante para que atormentara a la señora Vause de esa forma.

—¿Para después tener que pasar por la tortura de un lavado de estómago, señora? Preguntó Piper —He observado varias veces ese procedimiento y le aseguro que es algo muy desagradable, lastima y denigra a las personas, ¿Es eso lo que desea? Porque si las toma, no dejaré que le suceda nada irremediable.

Rachel miró a Piper ignorando lo que escondía aquel rostro impasible y lo que había tras esa apariencia fría.

—Me dijeron que sus padres murieron. ¿Es eso cierto? Otra vez con lo mismo, pensó Piper

—Sí, señora. Contesto seria

—¿Y no deseó morir junto con ellos? ¿O tal vez, compensó un poco la pena con el apoyo de alguien que la amara?

—Sentí una gran pena. Murmuró Piper.—Nada podría compensarme su muerte, ellos fueron brillantes ... Piper estuvo a punto de decir quienes fueron, vio como Diane estaba muy atenta, quizás el solo mencionar que fueron médicos, pudieran relacionarlos con Roberta, y le había prometido a Alex, no mencionarlo.—Ellos siempre fueron muy brillantes en todo lo que hacían, siempre fueron muy bondadosos, será imposible que algún día pueda superarlo señora, y cuando ellos murieron yo no contaba con alguien a mi lado que me diera el apoyo, como se lo están dando a usted.

The Tattoo GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora