Capítulo 4

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Iban a dar las 6, no podía parar de mirar el reloj, no quería ir a la fiesta pero mi orgullo me impedía echarme para atrás.
- Lena, ¿me estás escuchando? - había olvidado por completo que mi madre me estaba hablando.
-Sí, si dime - dije mirándola.
- Que qué te pasa - la miré con cara de pocos amigos.
- Nada ¿por qué preguntas?
-Porque tu cara parece un cuadro chicha, deberías estar contenta porque vas a ir a una fiesta y parece como si se hubiese muerto alguien.
- Estoy bien, solo que un poco nerviosa - mentí, estaba muy nerviosa, sin ganas de ir y con ganas de que se hubiesen olvidado de mí, pero por lástima esa idea desapareció cuando llamaron a la puerta.
-Hola señora, ¿está Lena? - oí decir a Erik, quería ir, pero mis piernas no se movían.
- Sí entrad si queréis - mi madre siempre tan cortés.
-¿Vamos? - me dijo Erik tocandome el hombro.
Asienti, me levanté, cogí la chaqueta y el bolso y salimos, llevaba un vestido hasta las rodillas, azul marino, era mi favorito, me encantaba las mangas largas que colgaban al final, le hacia diferente y no tan elegante, no sabía que llevar, pero tenía claro que en una de sus fiestas no iban a llevar mucha ropa puesta.
- Sí te has arrepentido dilo antes de que arranque, no voy a dar la vuelta para dejarte - me dijo Jake entrando en el coche.
- Ya te he dicho que voy a ir - le dije de la forma más seca que pude.
No me dijo más pero no hacía falta sabia perfectamente que estaba sonriendo y que sabía que tenía tantas ganas de ir, como él de que yo fuese.
Pasaron como 5 min y como nadie decía nada, se me ocurrió romper el silencio con la pregunta más tonta que se me ocurrió.
- Y en esa fiesta... ¿habrá bebida? - me arrepentí solo de haber abierto la boca, sabía que una panda de adolescentes en una fiesta lo que más querían era beber.
- Pff - oí decir a Jake - ¿tú qué crees princesa?
Odiaba que me llamase así.
- Pues que gente como vosotros solo va para beber así que sí, pero solo preguntaba para saber a qué tenía que atenderme - no pude evitar añadir - Ah y Jake
Vi que me miraba atento por el retrovisor.
- Sí quieres que te deje de llamar lo que eres, deja de llamarme princesa - no me respondió y me alegró haberlo callado por una vez, a ver si se enteraba de una vez que no era superior que yo.
No tardamos en llegar, cosa que agradecí porque no aguantaba más ese ambiente tan silencioso en el coche, me sentía incomoda y sabía que Erik también porque no paraba de moverse sin saber si hablar o no.
La casa era grande, pero no tanto como la de ellos, la entrada era igual solo que ahora estaba llena de globos, bebidas tiradas por todos lados y gente besándose en cada esquina.
- Cuando quieras nos vamos ¿vale? - me dijo Erik antes de entrar, sabía que esto no era lo mío y quería que me sintiese lo más cómoda posible.
- Sí, tranquilo, tú pásatelo bien.
Sé lo había dicho yo, pero no esperaba que media hora después me dejara sola para irse a beber con sus amigos, me había ofrecido ir pero no quería beber.
Entré en la casa que estaba hecha un caos, necesitaba urgentemente encontrar el baño.
- Perdona ¿Sabes dónde está el servicio? - le pregunté a una chica, cuando se giró me dí cuenta casi al instante de  que había estado llorando, tenía los ojos rojos y los labios inchados.
- Sí, es la primera puerta a la izquierda - me dijo fingiendo una sonrisa.
- Gracias.
Subí rápido y entré, no estaba sucio, ni me encontré a ningún borracho en la bañera, lo cual me extraño.
Cuando estaba bajando volví a ver a la chica sentada en una esquina, sabía que no me incumbia pero siempre he sido muy cotilla.
- ¿Estás bien? - le pregunté acercándome.
Sé giró sobresaltada.
- Es que antes te vi y pensé que habías estado llorando, solo quería saber si necesitabas algo - la expliqué.
- No, gracias, estoy bien - pero ambas sabíamos que eso no era cierto, me senté a su lado y la animé a que me contara que la pasaba.
- Es una tontería, no te preocupes.
- Da igual, seguramente te sientas mejor desahogándote - me había pasado muchas veces y era lo mejor - no hace falta que me lo cuentes, pero no estés mal, nada ni nadie merece esas lágrimas.
Tras unos segundo de indecisión se animo a contármelo.
- Me acaba de dejar mi novio - me explicó - es que... se acaba de enterar de que soy, bueno soy bisexual - paró y me miró, no entendía nada.
- ¿Y qué que lo seas?
- No sé, solo me ha dicho que no podía estar con alguien como yo... a quien le gustan las mujeres, me dijo que somos raras y estamos confundidas y no se... - se le empezó a caer una lágrima.
- Pues no se merece ni una sola lagrima tuya, es él el estúpido por no ver lo que se está perdiendo, ¿qué más da si eres hetero, bisexual o lesbiana?, no tiene ningún derecho a decirte eso.
¿Por qué los hombres pueden llegar a ser tan imbéciles?
- ¿Y si tiene razón? ¿Y si soy rara y estoy confundida?, nunca me había pasado algo así
- No le permitas que te haga dudar, tú eres como quieres y punto, no pienses en lo que dicen los demás ¿vale?
Me sonrió y me abrazo
-Gracias - me dijo al oído.
- Por cierto, no sé como te llamas - dije sonriendola
- Es verdad, me llamo Mia  y tú debes de ser, ¿Lena?
- Sí... ¿Cómo sabes mi nombre?
- Es que aquí se habla mucho de ti - ¿De mí? ¿Por qué? - pero tranquila que no es nada malo - dijo sonriendo al ver mi cara extrañada.
- Pero ¿Quién habla de mí?
- Olvídalo, no te preocupes, ¿quieres tomar algo?
No esperó a que la respondiese ya se había dirigido a por las bebidas.
¿Quién estaría hablando de mí? ¿Por qué? A saber lo que estarían diciendo.
Volvió con las bebidas y aunque no quería, por una no creo que pasara nada, las 2 siguientes horas nos las pasamos hablando, pero el tema que realmente me interesaba no volvió a aparecer.
- ¿Te lo estás pasando bien? - me preguntó Erik, le había encontrado pensativo al otro lado de la sala y también me apetecía salir un poco de aquel lugar.
- Sí, ¿y tú? - me miró y me sonrió.
- ¿Ya os aburris? - agg, solo con oír su voz me entraban ganas de vomitar.
- Estamos tomando el aire déjanos en paz - le solté.
Para mi sorpresa Erik se dió la vuelta y me dejó allí sola con el capullo mayor, no entendí por qué, pero ni si quiera se dió la vuelta.
- Parece que te han dejado sola, princesa.
- Te he dicho que no me vuelvas a llamar princesa estúpido.
- Parece que no has aprendido bonita, ¿Qué te dije el otro día? - me dijo sonriendo.
- Upss, lo siento, pero que yo recuerde te dije que si no querías que te dijese lo que eras no me volvieses a llamar así, pero no me acordaba que eras sordo.
- ¿Te gusta desafiarme? - estaba atrapada entre la pared y él, y así no podía pensar con claridad.
- Te he dicho que me dejes en paz.
- Es que mi afición es no hacer caso a la gente que no me lo hace a mí - sus labios estaban cerca de mi nuca, y mi pulso empezó a acelerarse, ¿pero que me pasa con este chico?
- Sabes que noto que te pongo nerviosa ¿verdad? - odiaba que se sintiese superior, pero no podia hacer nada cuando era verdad y estaba tan cerca - vas de dura pero en realidad no puedes resistirte a mí, ¿a qué no? - siguió diciendo mientras bajaba su mano por mi brazo y notaba su sonrisa en mi cuello.
No sé de dónde, pero de repente saqué la fuerza para volver a mí y le empujé, cosa que no se esperaba.
- No vuelvas a hacer eso - no me gustaba sentirme débil y controlada, y con él era lo único que pasaba.
- Venga pero si te estaba encantando tenerme tan cerca... -dijo volviendo a acercarse, y eso fue lo que me impulsó para darle tal bofetón que me dejó la mano roja.
No esperé a ver su reacción, me giré busqué mis cosas y salí por la puerta, no tenia coche ni a nadie que me llevara, pero me daba igual, solo quería salir de allí y no volverle a ver la cara más.
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Nuevo capítulo, ya se está viendo por donde se dirige la historia, o eso parece, porque no se puede confiar en lo que se cree, ya que todo puede cambiar.
Gracias por seguir dándole una oportunidad 💝

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