Capítulo 24 "El Dios de la luna"

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Recuperas el sentido, en tus manos están los últimos fragmentos rojos como el fuego y nada más; tu cuerpo está muy caliente ya que el lugar estaba por debajo de la luna solar, la más poderosa de las lunas.

No recuerdas ningún mensaje y puedes ver cómo todo el ambiente parpadea de manera borrosa. Comienzas a caminar hacia la Mazmorra pero sin ningún motivo, cada vez el espejismo y el polvo en el ambiente es más fuerte y constante. Sientes vibraciones debajo de la tierra, así como que el aire se torna más frío a tu alrededor y presientes que ésta va a ser una noche terrible. Sabes que ÉL se acerca y, como un guerrero derrotado, llegas a Mazmorra cabizbajo. Un viejo sentimiento de duda te hace sentir de alguna manera feliz y te das cuenta de lo simple que era todo cuando sólo debías matar babas y a esos torpes zombies.

El dragón se acerca levemente, te sientas en la escalinata de la Mazmorra, tu mano hace aparecer tu poderosa arma y levantas la mirada por encima de la edificación.

Un brillo ilumina el mundo y hace aparición el magnánimo Señor de la Luna.

Tu cara muestra una sonrisa combinada con una confianza implacable...

El Señor de la Luna ha despertado.

Un rugido único se escucha y la batalla inicia.

Para comenzar debemos describir al señor de la luna, siendo un jefe mucho más grande que ninguno de los vistos anteriormente ya que es posiblemente de unos 50 metros de alto, su cuerpo es sólo la parte superior de un cuerpo antropomórfico: sólo un trozo del tronco, brazos y una cabeza que no es para nada humana; su piel es completamente de un color gris pálido como los pilares y está recubierta por venas azules únicas hasta ahora. La parte inferior de su cuerpo estaba recortado dejando ver algunas de sus costillas y su columna; en el centro de su pecho tiene una marca muy gruesa, sus largos brazos se extienden hasta sus enormes manos y no son para nada raros excepto porque de sus palmas brotan un par ojos blancos que te apuntan directamente; y por último está su cabeza que es parecida a la de un calamar con 3 pares de ojos, una pequeña boca en vertical y tentáculos por barba, además de tener un tercer ojo blanco justo en su frente; su cabeza también se encuentra abierta mostrando su cerebro y todo esto es muy...

No importa, la batalla debe continuar.

Los ataque vienen directamente de sus ojos, específicamente de las manos y en de su frente, éstos se cargan disparando láseres o creado espejismos que se lanzan sobre ti. Encima de que todo el tiempo aparecen pequeños ojos demoníacos que sólo se dejan caer para dañarte.

El baile es muy importante, por ningún motivo puedes perder esta batalla aun cuando el enemigo se ve tan imponente y claramente muy poderoso. Las balas de tu arma ignoran por completo el enorme cuerpo del señor lunar pero viajan directamente hacia sus ojos que parecen ser su punto débil. El Señor de la Luna no parece hablar tu idioma pero constantemente está rugiendo con furia; tú logras esquivar la mayoría de los ataques pero algo ocurre... de la boca del soberano lunar aparece un tentáculo que te persigue hasta alcanzarte y, justo al tocarte lo recuerdas de golpe, recuerdas cuando estabas en aquella mina, recuerdas lo gritos de los inocentes y ese mismo tentáculo que logró atraparte. Tu cara rápidamente muestra la rabia más pura hacia tu enemigo ya que caes en cuenta de que realmente ese fue el causante de todo, y decides que matarlo será lo último que harás incluso si tienes que morir para lograrlo.

La batalla es dura pero logras dar un aparente avance, el ojo de la mano derecha se destruye y eso te alegra, pero sólo por un segundo ya que ves cómo el ojo sale de su cuenca como si tuviera vida propia, únicamente para comenzar a perseguirte y arremeter contra ti por sí solo. Este suceso multiplica tus problemas ya que hace su aparición el tercer ojo, el ojo de la frente que no se había abierto hasta ese momento, el ojo se quedó quieto y que comenzó a cargar energía de alguna manera. Después de eso, el maldito ojo disparó un poderoso rayo láser que barrió por completo el mapa y el daño que te causó fue tal que una poción no fue suficiente para asegurar tu posible supervivencia. Tu espejo te regresa a casa sólo para ver de nuevo el fuerte resplandor de antes. El Señor de la Luna te perseguirá no importa dónde te escondas; él rápidamente te aprisiona con su tentáculo y sientes cómo te roba vida. Además, es importante mencionar que los proyectiles de los ojos atraviesan todas las paredes así que no puedes cubrirte.

Corres rápidamente buscando a la mágica enfermera, quien de sólo verte corre hacia a ti para ayudarte, ella te cura instantáneamente mientras lamentablemente ves cómo aparecen los mensajes de que casi todos los aldeanos están muertos. La ves morir mientras sales disparado por la puerta trasera para continuar disparando. Tus balas se dirigen directamente hacia la mano izquierda del monstruo y así continúas evitando todos los ataques que hasta cierto punto son muy injustos. Todo el tiempo estás esquivando algo pero recuerdas que este es el final de la batalla.

El segundo ojo es destruido y ves cómo ahora la frente se abre lista para disparar, y tú haces lo propio. Ahora la batalla es miles de veces más difícil, el láser mortal es disparado pero tomas la iniciativa de volar sobre él para evitar el golpe. Tu estrategia es un éxito total, pero recibes todos los golpes de los pequeños ojos que venían desde arriba. El daño hace que tu vida decaiga rápido pero ya no es opción el regresar a casa. Sólo te queda destruir a este monstruoso ser, y tener fe en que lo lograrás. Tus balas parecen ser devoradas por resistencia del tercer ojo, el cual no se inmuta aunque esté siendo dañado. En este punto recuerdas eso.

El Señor de la Luna parece estar masacrado, su cuerpo a pesar de ser muy fuerte es realmente una sombra de algo que fue mucho más poderoso. Las heridas repartidas en cada extremidad de su cuerpo lo dejan claro, y si es así, ¿qué fue lo que le pasó?

CLICK, CLICK.

Se te han terminado las balas.

El tiempo parece detenerse ya que tu arma más poderosa se ha quedado obsoleta y no puedes permitirte pararte a conseguir más balas. Sin embargo, el enfrentamiento continúa. Te alejas lo más posible y tus posibilidades recaen en un arma mágica, la llama de nebulosa, además de tu TerraBlade. El dragón continúa atacando y, con guante en mano, disparas las poderosas ondas de nébula; éstas son muy rápidas y provocan mucho daño, pero tu maná se consume inmediatamente. Tal vez si estuvieras equipado mejor como un mago las cosas no serían así, pero no es el caso. Ahora te toca huir pero no por miedo sino por mantener el margen. El Señor de la Luna está por caer y, mientras el maná regresa lentamente, sigues disparando las verdes ráfagas de tu espada. En eso aparece de nuevo el súper láser que te lanza por el aire sólo para ver cómo el último ojo se desprende.

Esperas ver cómo la deidad lunática muere, pero este sólo continúa con su ataque. El dragón deja de atacar y tu guante no lo daña, parece que se ha roto el juego. Tres ojos blancos, disparando todo tipo de proyectiles, vuelan directamente hacia ti; los ves venir todos al mismo tiempo, el brillo de todos ilumina el peñón del señor lunar. Pero hay un resquicio de esperanza y ves cómo la marca de su pecho ya no está y en su lugar está un corazón de color azul verdoso. No lo sabes qué es pero lo entiendes, empuñas la TerraBlade y cambias tu dirección recibiendo por completo todo el daño. Tu vida decae a menos de 1 y sabes que morirás, pero al traspasar todo ese dolor y al no sentir nada más que un zumbido mortal... apuñalas el corazón del Señor de la Luna.

Se escucha una explosión, y sin fuerzas caes de las alturas, puedes ver como los ojos blancos desaparecen escuchándose un suspiro, la deidad empieza de destruirse y la explosión te lanza contra la superficie mientras ves como todo termina. Al parecer te has convertido en el héroe de la historia.

El cuerpo del señor lunar se transforma en sólo un esqueleto y el último resplandor te deja cegado antes de caer violentamente sobre el techo de tu propia casa.

«Se acabó...», dices ya sin fuerzas esperando tu muerte.

Pero esto no sucede, has sobrevivido; ves cómo tu vida pasa de 1 a 2 puntos y del cielo cae una última bolsa del tesoro, eso te llena de felicidad pero no tanto como ver ese último mensaje.

El Señor de la Luna ha sufrido una derrota.

Despiertas, después de mucho tiempo y sientes cómo tu cuerpo ha descansado, la pesada armadura que te cubre parece no ser más que de algodón, tus armas y tu inventario completo es sólo un ejemplo de algo tan ligero como la espuma. Todo el cansancio se ha ido y por un momento puedes ver al cielo. Crees que todo esto ha sido un sueño, pero no, el Señor de la Luna fue completamente destruido. Parado sobre el techo de tu casa, levantas la TerraBlade al aire.

El mundo te proclama.

Un héroe ha surgido.

Fin.

Terraria "La historia de un héroe"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora