¿Cómo algo que se sentía tan bien podía estar tan mal?
Andrei tenía sus dedos enredados en los rizos de Hernán mientras que le moreno lo abrazaba de la cintura recorriéndole la espalda con las manos intentando traerlo cada vez más cerca. Sus bocas de movían con desespero contra la contraria, mordiendo, chupando y lamiendo los labios del otro como si trataran de obtener hasta la última gota de su sabor. Hernán apretó más a Andrei juntando sus pelvis y haciendo que el castaño soltara un débil gemido contra su boca. Cuando lo había visto actuar esa noche llegando sin dificultad a cada uno de sus agudos, su mente había viajado y se había preguntado como se escucharían sus gemidos, había sido uno débil y tímido, pero sonó como la más dulce melodía para los oídos de Hernán, y ahora quería más.
Andrei bajó sus manos por su pecho acariciándolo sobre la tela de su camisa al mismo tiempo que Hernán tomaba de lleno su trasero y lo apretaba presionándolo nuevamente contra su pelvis. Andrei jadeó y Hernán repitió la acción para volver a escucharlo hacer lo mismo, el castaño sonrió contra su boca notando lo que estaba haciendo y llevó sus manos de vuelta a su cabello tirando de él levemente cada vez que Hernán se frotaba de esa manera que le hacía temblar las piernas. El moreno gruñó la primera vez que lo sintió hacerlo besándolo con más pasión, cada cosa que Andrei hacía lo llevaba más al límite, apenas habían comenzado a tocarse y ya sentía como sus músculos se comenzaban a tensar en anticipación, quería tomarlo y quitarle toda la ropa para poder hacerle todas las cosas que estaban pasando por su cabeza, pero también quería disfrutarlo y que Andrei lo disfrutara a él.
Sentían como ambos se estaban poniendo duros bajo sus pantalones y como el calor aumentaba tanto que la ropa se había transformado en un estorbo. El castaño comenzó a desabrochar la camisa de Hernán depositando besos húmedos en la piel que iba dejando descubierta, el moreno no se contuvo y tiró la camiseta de Andrei por sobre su cabeza dejándolo a torso desnudo; sus pieles se habían visto perfectas la una contra la otra cuando sus manos se habían topado en el ascensor, pero ahora eran mucho más que eso. Hernán lo miró rozándolo con la yema de sus dedos, delineando la curva de sus músculos y huesos como si el menor fuese una delicada escultura, Andrei no tenía un cuerpo trabajado, él mismo le había contado a Hernán que odiaba hacer ejercicio, pero a sus ojos era perfecto. Se inclinó a besar sus labios ya hinchados de tanto besar y bajó por su mandíbula y cuello hasta su pecho mientras lo dirigía hacia la cama y Andrei comenzaba a desatar la hebilla de su pantalón. El castaño metió las manos bajo su ropa acariciando directamente la piel del mayor y empujó por sus piernas lo poco que le quedaba cubriéndolo liberando su miembro y dejándolo completamente desnudo frente a él.
Andrei se lamió los labios al verlo y Hernán pateó sus zapatos y pantalones a un rincón para lanzar al castaño sobre la cama y subirse sobre su cuerpo. Andrei no era sólo hermoso, también era lo más sexy que había visto. Lo besó en cada rincón de su pecho, marcándolo con ligeras mordidas y chupetones dedicándole especial atención a sus pezones hasta que lo tuvo jadeando temblorosamente bajo su cuerpo y continuó por su abdomen al tiempo que desabrochaba su pantalón y lo deslizaba por sus piernas llevándose toda la ropa que le quedaba con él.
Ya había pensado lo mismo demasiadas veces, pero con cada centímetro que dejaba al descubierto volvía a hacerlo; ahora que lo admiraba completamente desnudo, jadeante y entregado a él, era la verdad absoluta. Andrei le estaba quitando la cordura.
- Eres tan hermoso Andrei por la cresta - le dijo ubicándose entre sus piernas y frotando sus entrepiernas desnudas entre sí. Andrei estaba tan duro que sentía el pulso en su miembro volviéndolo ultrasensible, gimió agudo al sentir a Hernán rozándolo y alzó sus piernas para anclar sus tobillos en sus muslos manteniéndolo ahí, haciendo presión sobre él.
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Tras bambalinas #1
FanfictionHernán pensaba que tenía su vida resuelta, desde muy pequeño sabía a que se quería dedicar y hoy a sus 27 años lo estaba haciendo. Junto a eso había encontrado al que consideraba el amor de su vida y con quien tenía la suerte de complementar su pasi...