-Me da lo mismo lo que me digas. Es mi cumpleaños. Ya tenemos catorce años y no nos soportamos, no le voy a invitar y él estará tan feliz como yo de no venir.
-Pero cariño...
-Que no mamá. Se acabó. El año pasado me aseguraste que era la última vez. Desde que nacimos obligados a vernos, hemos ido creciendo y cada vez nos detestamos más. Ahora nos odiamos ¿por qué siguen insistiendo?
-Ya sabes, su madre y yo somos muy amigas, desde antes de que nacieran y ahora somos socias. No entiendo porque no pueden venir.
-Mira mamá, tu amiga es bienvenida pero su hijo, no. Nos hemos peleado a puñetazos, nos hemos roto las narices y nos hemos fastidiado y dañado de mil maneras. No nos soportamos, es mutuo. Así que habla con Emma y daros por vencidas. Estoy seguro de que en su casa hay la misma bronca.
-De acuerdo, la llamaré. Tienes razón, ya os dejamos tranquilos. -Vi como mi madre cogía el móvil y salía de mi cuarto para llamar a Emma.
Emma y mi madre se conocieron mientras estudiaban Odontología, terminaron trabajando en la misma clínica y por casualidades del destino, ambas se enamoraron casi a la vez. Emma conoció a Paul un piloto de aviones y se casaron, al par de años tuvieron a un pelirrojo de ojos color miel, con muy mala leche que llamaron John. Mi madre conoció a mi padre y ese mismo año, pero dos meses después me tuvieron a mí, un angelical rubio de ojos azules sin nada de paciencia. En el mismo momento que yo llegaba al mundo, mi padre abandonaba la casa para nunca más volver.
Mi madre y yo queremos mucho a los Martin, porque siempre estuvieron ahí cuando ella necesitó ayuda. Ya que solo nos tenemos a nosotros dos en este mundo, los Martin son como nuestra familia. Menos ese enano loco y pelirrojo, es insoportable.
Nos pusieron en la misma guardería, colegio e instituto. Nos apuntaban a las mismas actividades y nos obligaban a pasar todas las vacaciones escolares juntos. Nos detestamos a más no poder. No recuerdo ningún momento que nos soportáramos. Nunca. Desde los siete años nos pegábamos unas palizas muy bestias siempre con puñetazos y peleas. Llegábamos a nuestras casas magullados, nuestros padres ya estaban cansados de siempre lo mismo y ya no decían nada.
Por fin parecía que ya no tendríamos que soportarnos más. Obviamente nuestros padres seguirían viéndose y quedando, pero nosotros no. Mañana no solo celebraría mi cumpleaños, también celebraría mi libertad.
-Ya hablé con Emma, tienes razón, John estaba muy feliz. Ya nos rendimos, no tienen que verse más, bueno excepto para Acción de Gracias y Navidades que las seguiremos pasando juntos, como comprenderás.
-Eso me da igual. Puedo soportar dos veces al año. Mientras no tengamos que pasar más tiempo con él.
Es cierto que estábamos en la misma secundaria, pero en clases y pisos distintos. El centro era grande, así que durante todos esos años que nos quedaban de instituto ni nos veríamos. Él era un niñato mimado, que solo se preocupaba por sí mismo. Para él, yo era un insufrible principito perfecto, demasiado responsable.
Ese lunes, coincidimos en la puerta del instituto. Nos dimos una sonrisa de mutua felicidad por nuestra libertad, que tanto nos había costado conseguir, creo que es la primera vez que nos sonreímos en toda nuestra vida, era muy consciente de que él habría llorado e implorado hasta más que yo, para acabar con esa imposición.
No nos veríamos más, hasta dos años después. Es cierto que tuve que ir a su casa para las celebraciones, pero ese primer año él se fue con sus abuelos y el otro yo conseguí irme a esquiar con la familia de mi mejor amigo.
Así que aquí estaba yo, cerca de los dieciséis años, era alto y flacucho, tenía bastante éxito con las chicas porque por lo visto aparte de guapo parecía tan delicado y elegante. Había tenido alguna novia, de meses, pero me aburría o no me gustaban lo suficiente. Hasta que me enamoré.
Se llama Jane Fraser, es bajita, con el pelo lacio, rubia, no tiene un cuerpazo, pero sus pequeños pechos me parecen grandiosos. Sobre todo, me gusta su risa, es muy alegre y tiene un gran grupo de amigos, es amable con todo el mundo y muy considerada. Estoy loco por ella.
-Hola Jane, buenos días.
-Buenos días, Ian, venía a pedirte un favor. -Me miró con timidez, como me gusta lo delicada que es.
-Dime, a ver si puedo ayudarte. -Yo seguro de mí mismo, vamos tenía chicas detrás de mí, no era un nerd que no sabía hablar con nadie.
-Verás unos amigos van a tocar dentro de dos viernes, pero el bajista se rompió el brazo y necesitan que lo sustituyan, me pidieron que te preguntara, ya que te han oído tocar y consideran que eres bastante bueno.
- ¿Irás a escucharlos? -Le pregunté con una sonrisa.
-Si, ¿por qué?
-Diles que pueden contar conmigo, si a cambio me invitas a algo esa noche.
-Claro, de acuerdo dalo por hecho. Eres genial. Muchas gracias. Les mando tu número, que te contacten para el ensayo.
-De acuerdo. Adiós. -Me volvía loco, era la chica de mis sueños.
Me pasé las siguientes semanas quedando con ese grupo para ensayar. Eran bastante buenos y fue muy divertido. Finalmente era viernes por la noche, mi madre me había dado permiso para ir a ese club a tocar, seguro que ella iría a verme y se marcharía antes de que yo la viera, lo sabía de sobra, pero no me molestaba, porque sé que pasaría totalmente desapercibida.
Mientras tocaba, miraba a todas parte intentando localizar a Jane, no la veía por ningún sitio. Si que vi a mi madre, en la barra, con una cerveza y grabando con el móvil, parecía que se divertía y estaba disfrutando. Cuando nos estábamos despidiendo del público se fue disimuladamente, pensando que yo no la había descubierto. Es tan inocente a veces.
El lunes estaba en mi taquilla cuando apareció Jane, mirando al suelo y con cara de pena.
-Lo siento mucho, la verdad que lamento no haber ido el viernes, pero es que tuve rollo familiar y no pude ir.
-No te preocupes, todo fue muy bien, así que no hay problema.
-Yo...verás, aún te debo algo como agradecimiento, por ayudar a mis amigos.
-Es cierto. -Dije mientras levantaba una ceja. Ohhh dios que linda es, se había sonrojado. - ¿Qué te parece si me invitas a un helado?
- ¿El viernes?
-Vale.
-Vale, ya concretamos.
Parecía feliz, ¿sería posible que yo también le gustara?, fuera lo que fuera estaba seguro de poder conquistarla, poco a poco, no tenía prisa.
Llegué a casa temprano, iba a subir a mi habitación cuando escuché a mi madre llamándome desde la cocina. Extrañado de que estuviera ya en casa, fui a saludarla.
-Cariño, por fin llegas. Verás, tenemos algo de lo que hablar. Es serio y muy importante.
-Si, claro. ¿Qué pasó?
-Vas a tener que ir a vivir con los Martin. Tendrás que convivir con John, al menos se seis meses.Continúa>>>
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Destino
RomanceFINALIZADO Cuando piensas que las cosas son de una manera, todo puede cambiar. Puedes olvidar que odias a alguien para desear cuidar y proteger a esa persona. Esta novela tiene contexto para adultos y bl si no te gustan estos temas no entres. NO SE...