Parte 17

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Cuando salimos de la sala un poco después, los dos estábamos como si nada hubiera pasado. John caminaba delante de mí, ahora no podría mirarme en un rato porque se ruborizaría. Le di un repaso a todo su cuerpo, centrándome en su redondo culo, joder cuanto echaba de menos apretarselo.

- ¿Qué estás pensando? Tienes una cara de pervertido que das miedo.

-Ahh, esto verás, es que acabo de recordar que tengo una porno en casa para ver. Y las tías tienen un pedazo de culo que uffff. Mike, tengo ganas de llegar para verla.

-Necesitas una novia, como yo. La realidad es mil veces mejor que las pelis.

-Eso imagino. -Dije volviendo a mirar el culo que se contoneaba frente a mí.

-Estás más raro de lo normal.

- ¿A qué te refieres? Mike no inventes.

-No lo sé bien, pero cuando sepa que es, te diré.




En el coche, John a mi lado, miraba por la ventanilla sin mirarme ni hablarme. El silencio se me estaba haciendo opresivo. No sabía si estaba enfadado, molesto, asustado, ¿quizás algo excitado como yo?

-No me has dicho nada desde el cine. -Giró su cabeza para mirarme con sorpresa.

- ¿Por qué hiciste eso? Si nos hubieran pillado...

-Venga, a que se te pasó la peli en un momento y no pasaste más miedo.

-Ese no es el caso, tú, tú, tú...me besaste.

-Bueno, ¿qué querías que siguiera aguantando que me mordieras y me apretaras?

-Pero me besaste.

-Sí y no hace mucho que te follé y mucho, esto fue más suave.

-Joder y ahora porque sacas eso. Habías dicho que no hablarías de eso si no lo hacía yo antes. -Me quedé callado, no sabía qué decir. -Venga responde, porque vuelves a lo mismo.

-Joder, mierda, John.

-¡Ey! vas loco, acabas de pasar mi casa.

-Ahora no vamos a tu casa, no podemos.

- ¡Qué no podemos!, ¿por qué?

-No, grites, deja que me concentre en conducir y hablamos ahora. -Me miró preocupado, pero se quedó callado. Aparqué frente a mi casa y mientras abría la puerta y entraba con John llamé a Emma.

-Hola Ian, ¿qué pasa?

-Hola, mira estamos en el Centro Comercial bueno, Mike nos está diciendo de dormir en su casa para jugar toda la noche con la consola. ¿Podemos faltar a la cena y dormir fuera?

-Claro, están de vacaciones, divertiros y gracias por avisar. Hasta mañana.

-Hasta mañana. -Colgué mientras me giraba y chocaba con la mirada de asombro clavada en mí.

- ¿A qué vino eso?

-Ven, vamos arriba -Subí a mi cuarto mientras el otro me seguía sin entender nada. No había vuelto a mi casa desde el día de la fiesta, de eso hacía mes y algo. -Te besé por tu culpa.

- ¡Que mierdas dices!

-Dime cómo reaccionas tú, si tienes a alguien mordiendo tu hombro, echando su aliento en tu cuello, presionando su cuerpo contra ti, haciendo que todo tu cuerpo se estremezca.

- ¿Pero de qué hablas? Ni que fuera una chica que te hubiera pegado sus grandes pechos.

-Joder, que me buscaste tú y no serán pechos, pero tus pectorales son grandes y duros  y cuando te miraba, asustado, temblando y la boca entreabierta era como si me rogaras.

- ¿Qué puta película te has montado?

-Mierda y ahora vuelves a sonrojarte. Deja de provocarme -Le gruñí.

- ¿Qué te provoco? sabes que no puedo evitar esta mierda, pero tú porqué estás siendo así, porqué me trajiste y mentiste a mi madre. Estás loco.

-Joder desde el cine estoy caliente, es tu culpa y tu responsabilidad.

-Mierda, si estas caliente hazte una paja, eso no tiene que ver conmigo.

-Claro que tiene que ver, hasta tú estás calientes.

-Que malditas mierdas sueltas por esa cloaca.

Nos estábamos gritando, enloquecidos, estaba colorado sin poder evitarlo, yo cabreado porque el pelirrojo trataba de mentirme. Muy pegados el uno al otro. Ya no podía más y alargue mi mano agarrando su paquete por completo, como yo intuía estaba completamente duro. En cuanto mi mano le agarré la evidencia, un gran silencio nos rodeó, los ojos color miel enfocados en los azules míos, su boca entreabierta, tan sorprendido que ni siquiera intentó que le soltara.

Apreté un poco la dureza que estaba conteniendo mi mano. Escuche su gemido que provocó una corriente por todo mi cuerpo golpeando mi miembro. Seguí mirando su cara, él parecía una estatua de piedra, no se movía, era mi presa y estaba en blanco sin saber qué haría yo a continuación. Me puse de puntillas y me impulsé para besar sus labios.

-Ahhh...ummm... para no debemos.

-Lo siento, hoy te voy a follar, me da igual que te guste otra chica. Tu cuerpo me pertenece hoy, estás duro por mí al igual que yo por ti. No te dejaré ir, reconoce que también me deseas ahora. -Le daba pequeños besos por la cara mientras le hablaba y trataba de convencerlo.

Le había soltado la polla para agarrar su culo mientras le besaba, había deseado tanto poder agarrarlo de nuevo, esta redondez era mi tortura diaria, siempre moviéndose frente a mí, sin poder proclamar como mío, tanto como lo deseaba.

-Dime que esta noche me perteneces, danos permiso para hacerlo, por favor, John. -Le estaba rogando. -No me digas nada, voy a comprar algunas cosas que necesitamos, cuando regrese, si sigues aquí querrá decir que eres mío por hoy. -Le di un beso profundo presionando su cuerpo con el mío, para que notara cuánto lo deseaba, volví a apretar su culo y me fui de la casa.



Tardé más de lo que esperaba, casi media hora. Estaba agobiado pensando que se habría ido. Entre en la casa y fui a la cocina para dejar toda la comida que había comprado. De ahí mi retraso. Subí con tristeza. A lo mejor si hubiera llegado antes aún estaría, pero le había dado demasiado tiempo para pensar, seguro huyó.

Vi como salía del baño, se había duchado solo llevaba la toalla. Su cuerpo brillaba con las gotas de agua en sus pectorales. Me quedé de piedra mirando todo su cuerpo. Sentí como un fuego recorría todo mi cuerpo.

-Pensé que ya no venías, sí que tardaste.

-Perdona había mucha gente en la tienda. ¿Tienes hambre?

-No, aún estoy lleno de las cosas del cine.

-Voy a ducharme, salgo ahora. -John se dirigía a la habitación y no dijo nada. -Espera, toma la bolsa.

Continúa>>>

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