Parte 22

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Me desperté más tarde de lo que esperaba, salí corriendo al baño para ducharme y arreglarme, teníamos que salir para recoger a Mike y su novia e ir a donde el lugar de acampada. Quedaba a unas cuatro horas en coche.

Entré al baño sin llamar ni nada, encontrándome de frente el culo redondo y deseable de John, estaba medio agachado secándose con la toalla. Con sorpresa, pero sin taparse se dio la vuelta al escucharme, no pude dejar de mirarle, pero él estaba cada vez más colorado.

-Buenos días...ya te dejo el baño libre -Salió corriendo a su cuarto y yo me quedé mirando la puerta cerrada.

Cuando entré a la ducha tuve que amarme a mí mismo, con la imagen de John completamente desnudo en mi retina. Mi cuerpo reaccionaba demasiado rápido al suyo, supongo que se debía a que era con el primero y único que me había acostado.



Ya en la cocina desayunamos con prisas sin hablar ni mirarnos y nos pusimos a meter todas las cosas de la acampada en el maletero, también teníamos que dejar hueco para las de Mike y Clare. Le mandé un mensaje para que fuera dejando todo listo, que ya salíamos a recogerles.

Llevaba unas horas conduciendo y todos se habían quedado dormidos, incluso el pelirrojo que descansaba su cabeza en mi hombro. Me hacía sentir tan hombre, tan protector, maduro y de confianza. Suspiré levemente mientras le miraba por el rabillo del ojo y deje caer un beso en su cabeza, cuando elevé la vista al espejo retrovisor me encontré con los ojos de Mike, me sonrió y volvió a cerrar los ojos.



Cuando por fin llegamos, les desperté tocando el claxon y también avisando a los demás que ya estábamos allí. No miré a John mientras se separaba de mí, tras lo de esta mañana ya estaba lo suficientemente incómodo conmigo.

-Por fin, casi no llegan.

-Ya estamos todos, siempre sois los últimos.

Nos saludaron y se burlaron todos de nosotros. Bajamos todas las cosas, la comida, bebida y neveras las pusimos junto con las de todos los demás, todo era para todos, para compartir. Fuimos a los huecos que nos habían dejado para poner nuestras tiendas. Mike y Clare dormían en una, obviamente. Nosotros compartiríamos la nuestra con George. Era tranquilo y serio, así que no daría el coñazo y podríamos dormir bien.

Estuvimos jugando al fútbol, nos bañamos en el lago cercano y cuando empezaba a oscurecer empezamos a preparar las linternas y las cosas para cenar y beber. Todos hablábamos con todos, el ambiente era cómodo y divertido, las bromas iban de unos a otros. John conocía a casi todos, se llevaba muy bien con toda la gente, así que no estaba solo con los de nuestro grupo, se relacionaba con todos, cosa que me alegraba. Antes de acostarnos decidimos levantarnos temprano para ir de excursión, no todos querían ir, así que no teníamos que preocuparnos de las cosas porque ellos las cuidarían.



Al día siguiente cuando me desperté estaba completamente pegado a John, lo tenía entre mis brazos y todo pegado a mí. Mierda le estaba clavando mi amigo, como si fuera a taladrarle. Miré a mi espalda preocupado, pero George seguía en el otro lado de la tienda, de espaldas a nosotros sin enterarse de nada y menos mal que John también dormía sin enterarse de nada. Cogí mis cosas y me fui a los baños, era el único despierto, me duché mientras me hice cargo de mi problemilla.



Llevábamos varias horas de caminata, habíamos hecho muchas fotos, todos estábamos muy animados y pasándolo en grande. El pelirrojo iba hablando, riendo y muy entretenido con varias personas por delante de mí, yo iba con otros tanto hablando de música y de mi grupo, seguía ensayando con ellos y en unas semanas teníamos que tocar en algunos bares. No quitaba mis ojos de John, su pantalón de deporte se apoyaba sobre su redondez marcando todo, después de despertar pegado a eso, tenía que luchar con todas mis fuerzas para no ir a tocar y agarrar ese cuerpo. Menos mal que llevaba las gafas de sol y no se sabía que miraba ni cómo.

Llegamos a un pequeño lago, donde había gente acampada y entretenida, decidimos parar allí, comer, descansar unas horas para después regresar, llevábamos dos horas de caminata y aunque al regreso iríamos más rápido era un buen pateo.

Mientras comíamos y descansábamos seguía observando a John, le veía hablar con todos y me fijaba en su actitud, me preguntaba si la chica que le gustaba era alguna de aquellas que aprovechaba para tocar su bíceps o le sonreía con calor, deseando que se diera cuenta de que estaba disponible.

-Ian, ¿qué tal? ¿qué miras tan atento?

-Kate, bien, aquí al sol, estaba mirando a todos en general, hay un buen ambiente.

-Si, ¿verdad? Por cierto, el verano te está sentando muy bien.

- ¿Y eso?

-Estás más guapo, e interesante. -Se sonrojó un poco bastante. -Pensaba que quizás, a lo mejor, te apetecía quedar algún día, ir al cine o algo.

-Lo siento, no estoy interesado. -Vale, joder. Me di cuenta de que fui muy seco. -Bueno, esto a no ser que sea como amigos.

- ¿Te gusta alguien? - La miré en blanco, ¿me gustaba alguien? no, claro. Jane me había hecho gofio.

-No, no creo. No es eso. Solo no estoy interesado ahora. -Le dije en bajo y confuso.

-Bueno, vale. Si cambias de idea me das un toque. -Se levantó y se fue.



Esa noche, decidimos pegarnos la gran fiesta, preparamos todo para ir comiendo, encendimos una hoguera y sacamos las cervezas. Todos comíamos y bebíamos, hablando y riendo.

-Ian, te apetece alejarte un poco conmigo y hablamos un rato tranquilos. Hace mucho que no lo hacemos. Clare está allí con sus amigas y no nos molestará.

-Claro Mike, espera cojamos otra cerveza y algo de comida, ¿nos sentamos por aquel árbol? no está alejado y los veremos a todos.

-¿Puedo hablarte de Clare y de mí o te parece una mierda? Es que tengo montón de ganas y no me preguntas. No sé si te interesa.

-Claro, adelante, sabes que me interesa y me preocupo por todo lo tuyo.

-Sé que no llevamos mucho saliendo. Pero es increíble. Me divierto muchísimo con ella, es más que la típica novia. Es una amiga alucinante. Me tiene loco, me hace sentir que puedo hacer cualquier cosa, puedo lograr lo que sea, que no me equivoco...no sé me hace sentir como si ya fuera todo un hombre. -Me hablaba con una gran sonrisa, sus ojos no se despegan de ella. - ¿Sabes? cuando me acosté con ella, era la primera vez de los dos. Estaba tan asustado de hacerle daño. Fue alucinante, no sé si por tener sexo, o por hacerlo con alguien que amas. Cada vez que me permite tocarla, hacerla mía, cada vez que me permite cualquier tipo de intimidad que se me ocurre, me quedo asombrado. Confía tanto en mí, me hace sentir tan amado, esa libertad total que me da.

-Sí, es verdad.

-Aha, mis ojos no dejan de buscarla. Mis manos no saben estar alejadas de su cuerpo. Me siento posesivo de ella, como si me perteneciera, como si nadie tuviera derecho a reír con ella o respirar su mismo aire, desearía poder exigir que todos me pidan permiso antes de mirarla, es un pensamiento enfermizo, que me asusta, pero al menos lo controlo y no lo llevo más allá. Se lo dije a ella, me dijo que se sentía igual. Que le costaba dejar que mi tiempo fuera para nuestros amigos y demás, pero que teníamos que luchar. Porque abrirnos a los demás nos hace felices y siempre tenemos tiempo para estar juntos.

-Se os ve muy bien y felices juntos.

-También hemos hablado de la Universidad. Sé que habíamos dicho de estudiar juntos. Pero si sigo saliendo con ella, me gustaría ir a la que ella elija. El pensar en estar alejado de ella me mata. El pensar que no puedo tocarla cuando quiero, que no tengo derecho a exigirle nada, que no soy suyo, solo mirarla de lejos, ver como otras personas se le acercan y yo no poder hacer que se alejen. Solo poder mirar de lejos, desear de lejos, ocultando mis ojos y mi mirada. Pensar en estar así me enloquece, no podría soportarlo, sería tan duro.

-Tienes toda la razón. Duele solo ver como lo que quieres para ti puede ser llevado por alguien, ver como dedica sus sonrisas a otras personas cuando solo quieres que vayan a ti, como habla con otros cuando a ti no te ha dicho nada en horas y parece no importarle, tener que cuidar y ayudar de lejos sin derecho a reclamar nada, porque no te pertenece, duele y es duro.

-Entonces, si compartes y sientes todo lo que te he dicho ¿por qué no le pides salir de una vez a John? -Me preguntó mientras sonreía. - Deja de sufrir.

Continúa>>>

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