Ya en mi casa, colocamos la comida en el salón y trajimos platos y vasos, nos quitamos el calzado y nos tiramos cómodos en la alfombra mientras comíamos y bebíamos cerveza, había traído bastantes cosas, pero nosotros también habíamos pagado, así que no había problema. Mire mi móvil que acababa de sonar, Mike me había contestado con un "Ok".
-¿Desde cuándo empezaste con Jane? -Pregunté, mejor compartir el dolor y aclarar las cosas entre nosotros, porque de ella solo sacaremos mierdas y mentiras.
-Pues por la época que te viniste a vivir a casa. Me gustaba desde hacía tiempo, no sé si lo sabes, pero compartimos algunas clases y bueno empezó a pedirme ayuda y yo pues la ayudaba y a veces me cogía la mano, o me invitaba a helado y bueno...pues eso. Me iba gustando cada vez más. -Una lágrima se deslizó por su cara.
Mientras le escuchaba y a su vez le iba contando mi historia me di cuenta lo lista que era ella. Había actuado con cada uno de la manera que ella intuía que nos gustaba, conmigo tímida e inocente. Con él un poco más osada y decidida, aunque tímida.
Sería mentirosa la muy zorra. Lo que no fue tan lista, al final hoy nos hemos enterado de todo. Había ido a por los dos mejores del instituto y entre uno y otro le habíamos hecho todos los deberes y trabajos. Habíamos conseguido que sacara grandes notas. El año que viene se va a estampar. Con suerte acabaría el instituto. Pero creo que repetirá.
Cada vez bebíamos más, se nos iba la cabeza mientras hablábamos, ya hasta nos reíamos de lo mediocres que éramos. Saqué de la nevera la botella de licor, era con sabor a chupachups de kojak.
-Vamos a jugar al "yo nunca". ¿Vale? -Propuse.
- ¿Cómo se juega?
-Verás John cada uno propone una cosa, por ejemplo. Yo nunca he suspendido y si lo has hecho bebes.
-De acuerdo. Empieza.
-Yo nunca he ...ummm... tenido novia. -Fue lo primero que se me ocurrió. Los dos bebimos.
-Yo nunca te he odiado.
-Esa es obvia, el juego va de saber intimidades del otro.
-Pues tu pregunta no fue la gran cosa.
-Vale acepto el reto. Yo nunca he visto porno. -Ahora iría a ponerle completamente rojo, me encanta molestarle. Ambos bebimos.
-Yo nunca he besado a una chica. -Lo dijo con timidez, ambos bebimos.
-Yo nunca le he tocado las tetas a una chica -Por dios, sí que podía ponerse rojo. Ambos bebimos.
-Yo nunca he follado. -Susurro, haciendo acopio de valor. Los dos nos miramos a los ojos, ninguno bebió, me miró asombrado. -Pensé que no eras virgen, te ves tan seguro y tranquilo con las bromas de mis padres.
-Bueno, a veces me sorprenden. -Le contesté, mientras me sentaba a su lado, apoyado en el sofá, ya no jugaríamos más, aunque seguíamos bebiendo. -Pero es lo que te dije antes, a mí me cuesta dejar ver mis sentimientos, no me sonrojo con facilidad y siempre tengo cara de póker.
-Yo siempre me sonrojo, lo odio.
-A mí me parece muy tierno. Te hace muy lindo. No es algo malo. -Lanzó un suspiro y me miró.
-Sí que lo es. Por eso terminé en el gimnasio, mis amigos se reían mucho de mí y tenía que estar de duro y demás, siempre buscándome las cosquillas, así que aprendí a pelear y las cosas se relajaron. Ya no piensan igual, alguien alto y fuerte no es tan lindo, aunque tú lo pienses. Es agotador, tener que ser fuerte, ser duro, no tener con quien hablar de verdad.
-Yo tengo a Mike, él y yo nos apoyamos el uno al otro. Nos gastamos bromas cabronas a veces, pero en la intimidad, nunca nos jodemos delante de nadie, creo que realmente no tienes amigos.
-Sí, seguramente es eso. Os he visto juntos y me dais envidia. -Giró la cara para mirarme, sus ojos color miel no se despegaron de los míos, una pequeña sonrisa triste bailó en sus labios y una pequeña lágrima rodó por su mejilla.
Estábamos muy borrachos, como ocho botellas grandes de cerveza nos habíamos bebido más la botella de licor que estaba casi completamente vacía. No era consciente de lo que hacía, ni quiénes éramos y cuanto nos odiábamos. Solo que había resultado ser un día de mierda y que la tristeza nos embargaba.
Me acerqué un poco, con suavidad, sequé la lágrima con un dedo. Él no dejaba de observarme, mis ojos se posaron en los suyos, dirigí la mano a su cabeza, la acaricié con ternura, un pequeño jadeo, de sorpresa salió de sus labios. Mi mirada se posó rápidamente en ellos. Nunca los había observado, eran rojos o al menos ahora lo estaban, el de arriba algo fino. El de abajo un poco más abultado.
Volví a mirarle a los ojos, me observaba sin decir nada, solo entreabrió un poco sus labios, no sé si me iba a decir algo, me acerqué más a él, el labio era más gordo y me arrastraba a probarlo. La mano con la que le acariciaba la cabeza, la baje al cuello para empujarlo suavemente hacia mí. Tuve que alzar un poco la cabeza, él es más alto y por fin junte nuestros labios.
Sabía a kojak, sus labios eran muy suaves y dulces, le acaricié con la lengua con suavidad, dejó salir un suspiro que aproveché para introducir mi lengua y buscar la suya. Abrí los ojos para mirarle, él se dejaba besar con los ojos cerrados, la cabeza suavemente inclinada y apoyada en el sillón, se había ido deslizando con suavidad, dejándome así mejor acceso a su boca, mientras mi lengua jugaba con la suya, vi cómo se iba sonrojando cada vez más.
De repente noté como su mano presionaba sobre mi pecho como si quisiera apartarme, no quería soltarlo, no quería acabar el beso. Así que me centré en lo que estaba haciendo. Absorbí y chupé su lengua haciendo que jadeara, hice que abriera la boca un poco más, dejando espacio para saborear con gula su dulce lengua. Le incité para que también jugara con mi lengua y me degustara como quisiera. Su mano dejó de empujarme para pasar a agarrarme.
Mientras le entretenía con mis besos, mis manos y dedos curiosos, comenzaron a acariciar su cuerpo. Los músculos duros y flexibles estaban calientes a mi tacto, metí una mano por su camiseta accediendo a sus duros abdominales, que trabajado tenía el cuerpo, otro jadeo salió de sus labios perdiéndose en mi boca. Subí la mano arrastrando su camiseta hasta llegar a acariciar sus pectorales. Abandoné su boca y bajé por su cuello, mientras lo besaba mis dedos apretaron y jugaron con uno de sus pezones, gimió y en mis labios sentí su pulso que iba muy rápido. Volví a mirarle a la cara, no pude evitar sonreír. Inclinado sobre el sofá completamente colorado, una suave sonrisa de medio lado y pequeñas gotas de sudor.
Al notar que había parado, abrió los ojos, mirándome con ellos cargados de deseo. Yo estaba completamente duro y aun así hizo que mi polla saltara y se pusiera más dura por su mirada. Con un rápido vistazo me cerciore de que John estaba igual de duro que yo.
- ¿Subimos para estar más cómodos? -Me arriesgué a preguntar.Continúa>>>
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Destino
RomanceFINALIZADO Cuando piensas que las cosas son de una manera, todo puede cambiar. Puedes olvidar que odias a alguien para desear cuidar y proteger a esa persona. Esta novela tiene contexto para adultos y bl si no te gustan estos temas no entres. NO SE...