Capitulo 4: Lucius

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El era un mago sangre pura, el heredero de los Malfoy, casado con una Black y criado bajo el concepto de que los magos sangre pura eran la elite. Los más fuertes, los más hábiles, los más inteligentes. Los únicos dignos de tener magia y el siempre lo creyó, para él era normal pensar así.

Pero lo que Tom Riddle hacia era extremista, al principio toda la idea de limpiar el mundo para que los sangre pura dominaran todo era fascinante, solo imaginar el poder que tendría en sus manos lo tentó lo suficiente como para dejar que marcaran su brazo.

Luego comenzaron las crueles carnicerías y sus convicciones comenzaron a tambalearse, después de maldecir a sangres sucias, a mestizos y muggles hasta el punto de que sus pieles se abrieran y la sangre brotara noto algo.

Su sangre era roja, espesa y con fuerte olor metálico, exactamente como la suya.

Y en ese instante llegaron las dudas, miles de preguntas sin respuesta que intentaba mantener a raya mientras cumplía las órdenes de Lord Voldemort como se hizo llamar Riddle.

¿Por que mi sangre es diferente a la de ellos?

¿Que me hace mejor que ellos?

¿Estaban equivocados todos los Malfoy del pasado?

¿Es correcto matar a estas personas por haber nacido de muggles?

Pensó en renunciar más de una vez, pensó en abandonar a Voldemort y sus mortifagos pero entonces Draco, su hijo, nació y supo que estaba perdido. Si no obedecía ya no seria solo su vida la que estaba en peligro, su esposa y su hijo serian tachados de traidores también.

Ya no era solo su vida, era la de su familia la que estaba en juego y como un buen Malfoy y como digno Slytherin que era protegería a aquellos que amaba, por que cuando un Slytherin se enamora es real, sin palabrería ridícula, ni basura emocional.

Un Slytherin no dice que haría lo que fuera por aquellos que ama, no, un verdadero Slytherin realmente hace todo lo que esta en sus manos y varita e incluso mas por defender a los suyos.

Por eso cuando Voldemort cayo la primera vez pensó que era libre, libre de vivir de nuevo su vida pero su dicha duro poco, el Lord volvió. Mas fuerte y agresivo, mas lleno de odio hacia aquel que lo debilito antes pero sobre todo impaciente, ansioso por ver el cadáver de Potter a sus pies e incapaz de tolerar errores.

No estaba arrepentido de haberle servido al mago tenebroso, no cuando eso había salvado la vida de su esposa e hijo. Si debiera hacerlo lo aria sin dudar si con eso garantizaba que su familia no fuera masacrada. Pero ahora era finalmente libre, luego de la caída definitiva de Voldemort, el Lord oscuro, Tom Riddle o la basura como ese psicópata megalómano quisiera llamarse en lo profundo del hades.

Sonrío sinceramente al ver a sus nietos. Tenían los ojos del mismo Gris que los suyos, el mismo cabello platinado aun que no tan lacio como el suyo o el de Draco. Eran hermosos, tan pequeños y felices, tanto que le costaba comprender como habían pasado de ser escoria mortifaga a una de las familias mas respetadas de Francia.

Al principio había sido difícil tomar las riendas no solo de su vida destrozada sino también de sus negocios durante tanto tiempo abandonados, había sido duro. Días trabajando sin descanso, comiendo poco y durmiendo menos pero había valido la pena.

Los Malfoy eran de nuevo respetados por la sociedad, pero ahora los respetaban por razones diferentes. El hospital que construyeron en la zona mas pobre de París mágico, el orfanato para victimas de la guerra en que trasformaron una de sus casa de campo en Inglaterra y claro su generosa nuera que resultaba ser también la heroína de guerra Hermione Granger.

Malfoy… Hermione Malfoy.

Mirando a sus nietos correr en el jardín entre los árboles frutales y las flores que su esposa había plantado al comenzar la primavera se dio cuenta de que su vida no era tan mala. Al menos no en ese momento, estaba vivo y libre, tenía a su esposa, a su hijo, nietos maravillosos y una hija.

Si una hija a quien malcriar y complacer en sus caprichos, aun que dichos caprichos fueran tener que pagarle un sueldo a los elfos domésticos, tratarlos amablemente y darles ropa limpia, esconder todo libro de artes oscuras y dejar que Draco no trabajara los fines de semana, ser el padre político de Hermione Malfoy no era fácil pero ver la radiante sonrisa de su hijo hacia que valiera la pena.


Encuentro fortuitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora