Capítulo 8: Luna

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Luego de que la guerra acabara Hermione se había marchado, nunca lo supo con certeza pero sospechaba que Hermione tenía heridas demasiado profundas en el alma y que necesitaba tiempo y espacio para sanar. Recordaba como Ron, Harry y Ginny la habían buscado sin encontrarla por mucho tiempo antes de rendirse.

Ella sin embargo la halló sin buscarla, Blaise, su prometido, le había dicho que irían a cenar con Draco Malfoy, su mejor amigo y su prometida, al llegar se había sorprendido de encontrarse con Hermione Granger sentada junto al rubio quien sostenía su mano enlazando sus dedos a los de ella.

La había abrazado muy fuerte y le había dicho lo mucho que se alegraba de verla, no pregunto nada esa noche, hablaron de las criaturas que había visto en sus viajes y de cómo había conocido a Blaise, del tiempo en el que salieron juntos y como ella le había propuesto matrimonio una noche en Italia mientras buscaban unicornios en los bosques de la finca de los Zabini para un reportaje especial del diario de su padre.

Esa noche ella se había dado cuenta de que estaba enamorada de Blaise, lo amaba por que la hacia sentir hermosa y especial aun cuando usaba pijamas, la escuchaba cuando hablaba de las criaturas que su padre y ella buscaban con atención e incluso salía con ella en sus viajes a lugares remotos para buscar criaturas que todos pensaban que no existían.

Lo amaba por que cuando el estaba cerca sentía miles de pixis volando frenéticas en su estomago, sus labios sobre los suyos la hacían sentir mareada de felicidad y se dio cuenta de que no quería dejar que el se escapara de su vida, así que mientras estaban escondidos tras un arbusto le había dicho con calma y su voz soñadora de siempre.

"Blaise… ¿Te casarías conmigo?"

Aun recordaba como él le había sonreído antes de besarla y ahuyentar al unicornio al que estaba fotografiando en ese momento, no le había importado, ya tenia suficientes fotografías y amaba los besos de Blaise.

Al día siguiente Hermione la había invitado a la mansión Malfoy donde vivía y habían charlado en el jardín bajo la sombra de un árbol. Le había hablado de lo que había vivido en la guerra con Harry y Ron, de cómo había hechizado a sus padres y como ellos habían reaccionado cuando los encontró.

Le había contado como termino viviendo con los Malfoy, como Draco le había ayudado cuando mas lo necesito, como Narcissa la llevaba de compras y tomaba el té con ella por las tardes, como Lucius había cedido y trataba a sus elfos domésticos mucho mejor.

Habían pasado horas hablando de cómo se sentía en casa aun rodeada de serpientes e incluso había aprendido algunos trucos de ellos para salirse con la suya.

Se dio cuenta que Hermione estaba feliz, pero aun así en el fondo aun tenia heridas que no sanaban, sus padres eran una de ellas y sospechaba que sus amigos eran otra mas.

"Hermione… ¿Por qué no los buscas?"

L

a honestidad era su lema, siempre lo había sido, le había preguntado por que no entendía del todo su decisión de mantenerse lejos de sus amigos tanto tiempo.

"Sabes Luna algunos días quiero buscarlos, otros creo que no están lo suficientemente lejos. Cuando me marche de la madriguera tenia mis motivos, aun los tengo. Las heridas aun están aquí, Draco es maravilloso y lo amo, cuando estoy con él no me siento sola, se que el me escucha sin juzgarme y que jamás me dejaría abandonaría.

Harry y Ron son mis amigos pero aun no me siento preparada para verlos, tal vez con el tiempo podré ver a Harry sin pensar en los muertos que dejo la guerra y a Ron sin sentir esa rabia por dejarme sola aun estando junto a mi… tal vez un día pueda verlos sin que duela"

Después de eso no había insistido mas en el tema, no le había dicho a nadie que había encontrado a Hermione por que ella lo haría cuando estuviera lista.

Con el tiempo su amistad se había vuelto irrompible.

Había sido la dama de honor en su boda y Hermione había sido la suya, había corrido al hospital con Blaise cuando Scorpius nació y llorado de felicidad cuando les pidieron ser los padrinos, luego su pequeño Dominique había llegado al mundo y había sido Draco quien la había llevado al hospital mientras Hermione con Scorp en sus brazos intentaba reanimar a su desmayado marido que había entrado en pánico cuando rompió aguas.

Luego de eso con toda la razón del mundo Hermione y Draco habían sido nombrados padrinos de Dom. Aun recordaba como Draco le había dado un puñetazo a Blaise por desmayarse y perderse el nacimiento de su hijo.

Cuando Cassiopea nació ella y Blaise habían esperado por largas 16 horas en la sala de espera junto a Narcissa y Lucius.

Draco había salido con un bulto de mantas rosas y una sonrisa de felicidad en el rostro, la pequeña Cassiopea Malfoy era hermosa, con una pelusilla de cabello rubio y unos enormes ojos grises, la naricita era como la de Hermione al igual que sus labios, era bellísima.

En esos momentos mientras Blaise se desmayaba, de nuevo, mientras entraba en pánico cuando la vio romper aguas en el salón de su casa de inmediato mando un patronus a Draco, al parecer de nuevo tendría que acompañarla en la sala de parto por que su marido era una serpiente cobarde que se desmaya bajo presión.

Unos segundos después el clásico ruido de la aparición resonó en el salón y Draco le sonrío un poco antes de que un segundo ruido anunciara la llegada de Hermione, al parecer los niños se quedarían con Narcissa, la risa se escapo de sus labios al ver a Hermione lanzar un balde de agua a Blaise antes de que una contracción la obligara a soltar un gritillo de dolor y de que Draco la guiara a la chimenea para llegar a San Mungo.

Solo rogaba a Merlín que su pequeña Altais naciera sana y no demorara mucho, después de todo no quería fracturar por segunda vez la mano de Draco, solo esperaba que algún día su marido dejara de ser una serpiente cobarde y pudiera estar presente en sus partos, por que aun quería dos hijos mas, y aun cuando amaba a Blaise con toda su alma dudaba seriamente que algún día eso fuera posible, seguramente en el futuro el pobre Draco tendría unos cuantos huesos rotos más.

Por fortuna tenia a su padre en la sala de espera junto a Hermione cuidando de su aterrado y nervioso marido y a Draco sosteniendo su mano mientras daba a luz, agradecía a Merlín por encontrar y conocer a Blaise, por enamorarse de él, por recuperar a su amiga Hermione y por encontrar a un amigo como Draco.

La vida era bella, su padre había tenido razón, la felicidad esta en las pequeñas cosas de la vida y ella era feliz. Muy feliz.

Encuentro fortuitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora