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❝You'd be hiding in
A second floor apartment
Knocking all the stairs down
To save your life
From the undead❞

Alfred caminaba cargando nupcialmente al moreno, su ojo estaba entrecerrado y su respiración era calmada, aún así en su interior estaba contando «125, 126, 127» para intentar no matar a las dos latinas que estaban caminado a su lado intentando consolar a quien cargaba en brazos.

—¡Ese malparido jueputa!, ¡desearía que estuviera vivo para matarlo yo misma!.

Gritó molesta Catalina o apodada cariñosamente como Coco, representación de Colombia.

Después de aquél "incidente" donde casi es violado por Francis —el 'rival' más fugaz de Alfred— no se ha separado del rubio norteamericano de un solo ojo; únicamente se sentía seguro con él.

La colombiana junto con la venezolana —María— acariciaban cariñosamente la cabeza del moreno cabellos azabaches, pero este la movía o se negaba a recibir sus cariños; en cambio, solo quería recibir consuelo Alfred, después de todo él fue el único que estuvo para él en ese momento.

Fʟᴀsʜʙᴀᴄᴋ

Se quitó su chaqueta de aviador para colocársela a su menor, quedando solo con su uniforme.

Ayudó a Alejandro a colocarse su ropa; a pesar de la tentación que se sentía por cada parte de su cuerpo, se había dicho a el mismo que este era uno de los momentos más inoportunos e inadecuados debido a la calentura de quien alguna vez fue la representación de Francia.

Lo ayudó a pararse y luego procedió a recoger su bate, pero al momento de que empezaron a caminar, sus piernas tambalearon y por poco cae al suelo.

Antes de que siquiera abriera la boca, ya era cargado nupcialmente por Alfred, el cual dejó abandonado su bate por él.

Solo escuchó un débil «Gracias».

Tras pasar aproximadamente una hora caminando en dirección a donde se suponía estaba el grupo, al cual lo encontraron "milagrosamente" —aunque a estas alturas ya ninguno quería estar ahí; solo regresaron porque el rubio pensó que a Alejandro le hubiera gustado seguir con ellos—.

Lo primero que hizo fue bajarlo cuidadosamente, como si con cualquier acto hecho sin delicadeza alguna lo fuera a romper. Con cuidado caminaron a una sombra de un árbol en la cual se sentaron; Alfred se sentó primero y seguido Alejandro, el cual se sentó entre sus piernas. Los brazos del norteamericano lo rodearon, creando un abrazo unilateral; pasaron unos segundos antes de escuchar un sollozo. Otra vez había comenzado a llorar.

Quienes estaban cerca de ellos no los habían notado hasta aquél preciso momento en que comenzó a llorar nuevamente.

Iván fue el que reaccionó más rápido, se acercó a ellos y rápido se agachó a la altura de ambos, apartando con brusquedad los brazos del de lentes.

Las frías manos del ruso se colocaron en su cara, limpiando lenta y cuidadosamente las lágrimas de su cara. Se fue acercando a él lentamente, hasta que sus respiraciones chocaban y se mezclaban entre sí.

—Si él te hizo algo Aleksandr, juro que--

—¡Aléjate!.

Lo apartó con un empujón brusco y continuó llorando, ahora con más intensidad, buscando que Alfred lo reconfortara, y así lo hizo.

Por parte del rubio, no pudo hacer nada más que sonreír; le sonrió al ruso, pero su ojo estaba vacío, sin alma, como si fuera el ojo de una muñeca.

Posteriormente les contó a los demás lo sucedido.

Iván y otros solo se quedaron al margen; Antonio y algunos de los primos del latino quisieron ir y consolarlo, pero Alfred ya se estaba encargando muy bien de eso, y otros tantos solo callaron e intentaron ignorar aquello.

Fɪɴ ᴅᴇʟ Fʟᴀsʜʙᴀᴄᴋ

Lentamente se estaba haciendo dependiente de Alfred, y Alfred no podía estar más de acuerdo con ello.

(•••)

Era una mañana soleada.

Varios días habían pasado ya desde 'eso' y el de cabellos azabaches parecía estar mejorando del posible trauma que le dejó el francés. En una diminuta parte era gracias a él, pero en una parte mayor —demasiada— era gracias a las primas del mexicano.

Ellas eran sus próximas víctimas, y tomaría la primera oportunidad que se le presentase.

Dejando aquello de lado, en esos días habían logrado pasar de la zona boscosa a una zona urbanizada.

Era una ciudad, quien sabe cual, pero era una ciudad.

Continuaron vagando por esa ciudad, matando a cualquier zombie que se les acercase o mirase siquiera.

Hasta ahora habían tenido buena suerte —o al menos algunos de ellos—.

—Deberíamos entrar a este edificio para descansar—

Dijo una nación, no sabía quién y tampoco le importaba.

Entraron silenciosamente al edificio, evitando hacer ruido alguno que alertara a los zombies, provocando que fueran corriendo a donde ellos. Aquello se estaba logrando, al menos hasta que uno de ellos provocó que algo similar a un estante se cayera cerca de unos pedazos de metal, provocando un horrido estruendo.

Creo que conociendo los "accidentes" pasados, se puede deducir quien fue el que hizo que el estante cayera.

—Serás pelotudo.

Y antes de que siquiera lo notaran, quienes quedaban 'con vida' se habían ido a partes distintas del edificio, pues los zombies llegaron muy rápido a ellos.

Alfred, el cual después de tirar el estante provocando lo que ya todos sabemos, se había ido corriendo a las escaleras principales para tenderle una trampa a Catalina, encontrando en cambio a María, la venezolana.

—¡Dé--Déjame pasar mamahuevo!. —dijo ella apurada.

Después de todo, si él no fuera un zombie, también estaría así de apurado si un grupo de cinco o seis zombies —inteligentes y rápidos, recuerden— lo estuvieran persiguiendo. Pero también intentaría usar la escopeta que tiene.

Dummy Venezuela—

Pensó.

Ignorando lo dicho por ella, la tomó de las muñecas y la sujetó con fuerza.

—¡Coño, suéltame! ¡Suéltame!.

Le sonrío, a la par que uno de sus "compañeros" llegaba y le mordía el cuello, sacando un grito de dolor de parte de ella.

La soltó dejándola caer secamente al suelo, con los zombies devorándola viva.

Agarró la escopeta que traía y se fue en busca del mexicano.

(•••)

El moreno ponía obstáculos en las escaleras para intentar evitar que llegaran hasta él, pero no le estaba sirviendo de mucho que digamos.

Odiaba admitirlo, se sentía un inútil dependiente y una carga molesta, pero necesitaba que Alfred viniera y lo salvara, como las veces anteriores.

Dos cosas: 1. ¿Esta "historia" agrada? Siento que es muy cáncer.
2. El 12 de Junio es el Día de Rusia, y yo lo quiero tomar como el Cumpleaños de Iván; si hiciera un One-Shot RusMex de eso, ¿Alguien lo leería?
Lamento esto, realmente no me gusta poner 'avisos' en la "historia".

〘The zombie song ┆UsamexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora