Al acabar de leer los libros de la trilogía de A todos los chicos de la autora Jenny Han, una parte de mi creía que no era justo que tan pronto de acabará una historia asi de buena, por lo que decidi agregar algunos pedazos más.
Pequeñas ideas que...
Bajo la mirada hacia el reloj de mi computadora veo como marca las 2:19 de la mañana, aparte por unos instantes aquel aparato de mi cara y restregué mis ojos con mis manos hechas puños mientras sentía como unas lágrimas caían por mi ojos refrescando mis ojos sumamente cansados por todo el sueño acumulado, estar despierta a las dos de la mañana escribiendo un ensayo para mi clase de psicología me agotaba demasiado, mi vista era la que salía mucho más perjudicada.
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Inserto el dispositivo USB en la computadora y guardo aquel archivo asegurándome de luego meter el pequeño aparato en mi mochila para imprimirlo en unas horas. Cerré todas las pestañas del computador, la apague y la cerré dejándola dentro de mi mochila y recogí todas mis cosas del escritorio donde estaba en la sala común de mi residencia, hubiese decidido estar en mi habitación pero Miranda hablaba y eso hacía que me desconcentrara de mi labor y agregando que si mantenía la luz encendida solo interrumpiría su sueño haciendo que todo el día siguiente estuviese de un humor muy malo.
Antes de entrar a la habitación, me pase por el baño cambiando el jean de mezclilla que tenía por un short de algodón para dormir y solté la coleta alta que traía puesta para dormir mucho más cómoda. Al llegar a la habitación que compartía con Miranda unos ronquidos muy bajos inundar la habitación. Yo solo tape mi boca tratando de ocultar una risa pues en mi mente solo se repetía el comentario de Miri jurando que ella no roncaba.
—No mamá, que papá lleve a Mar a su clase, yo tengo que dormir.- la chica de cabello castaño se removió en sus sabanas después de soltar aquel mensaje sobre su hermanita menor. Volví a reír y asenté mis cosas sobre el escritorio para poder por fin acostarme sobre mi cama y caer completamente rendida a los brazos de Morfeo.
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Abrí los ojos de golpe al escuchar como el molesto sonido de la alarma me recalcaba que tenía que levantarme e ir hacia mis clases. Aun estando acostada estire cada extremidad de mi cuerpo sobre la cama y luego restregué mis manos contra mis ojos tratando de espantar al sueño que seguía persistiendo.
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