Capítulo 20

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Camilo bajo ya que Angélica tardaba mucho y los vio abrazados y dijo -Que pasa aquí? (desconcertado)

Ambos se separaron y se volvieron a ver y en eso dijo Otto -le estaba dando ánimo y felicitandola por ser fuerte y luchar a tu lado, tu mujer vale oro amigo, bueno y ahora si me retiro, adiós (dando media vuelta y marchando)

Camilo no se quedo muy convencido de esa respuesta, pero no le tomó importancia, pensó que eran cosas de sus imaginación.

Angélica: vas a entrar o te quedaras acá? (sacando a Camilo de sus pensamientos)

Otto iba en su coche llorando, la mujer que amaba estaba en otros brazos, pero a la vez entendía la razón de esa decisión y no podía odiarla por tener ese corazón de oro, no podía reclamarle las malas jugadas del destino, lo mejor sería marcharse de ahí para no tener la tentación de correr a sus brazos, de buscarla, lo mejor sería desaparecer, aunque esas palabras calaran en su corazón de la peor manera y lo lastimaran.
Pero que difícil es tener que irse, dejar a esa persona amada, porque no la puedes odiar, no la puedes arrancar de tu corazón, no puedes hacer como si nunca hubiera estado en tu corazón, que su olor se encarnó en tu piel, su mirada llega hasta tu alma, sus labios carnosos exploraron tu ser, conociste el paraíso pero ahora has sido desterrado.
Otto solo llegó a su casa y empaco, hizo una llamada y se fue.

Angélica y Camilo se pusieron sus pijamas y se acostaron, aunque Angélica no podía dormir, pasó llorando toda la noche, por un lado Otto era al hombre que amaba y con el que pensó que pasaría toda su vida, pero no se pudo, Camilo no merecía el pasar esto solo, él siempre hizo todo por ella, así que ella tenía que estar con él.

Así pasaron las horas y llegó el amanecer, se levantaron, alistaron, desayunaron y se disponierón a ir al médico, Angélica decidió manejar ya que Camilo estaba muy nervioso, Angélica también pero se controlaba para darle seguridad a Camilo. Así llegaron a la clínica de Alfredo, Angélica se parqueo y se bajaron del auto, antes de ingresar Angélica le dijo -Listo? (estirándole su mano para que la tomara)

Camilo inhaló y exhalo, tomó la mano de Angélica y le dijo -Listo.
Así ingresaron, fueron a recepción y luego de unos minutos de espera los llamaron.

Pasaron todo el día entre examen y examen, luego comieron algo de camino y llegaron a la casa, ambos se dieron una ducha y se acostaron estaban muy cansados. Así paso una semana entre el trabajo, la rutina, todo seguía. Angélica extrañaba a Otto y lloraba en silencio en los rincones de la casa, su coche, el trabajo, en fin sin ningún motivo. Pero sabía que esto debía ser así.

Por su lado Otto cada vez se sentía más solo, con rabia de no poder luchar por la mujer que amaba, su casa estaba tan vacia, tan silenciosa, tan grande para él, solo lo soledad la albergaban, a su lado su fiel amigo Perceo, aunque el también estaba triste dado que percibía el estado de su amo.

Pero una vez más se reencontrarían y en el lugar menos pensado, el supermercado.

Otto iba a tomar unos chocolates, los últimos que quedaban en el estante y en eso Angélica también, ambos lo tomaron al mismo tiempo y fue cuando se vieron, los invadió el silencio, solo sus miradas se cruzaron, un escalofrío rodio sus cuerpos, los corazones latian a máxima velocidad....

Continuará...

Perdón por tenerlos abandonados, prometo actualizar más seguido...

Miradas mortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora