CAPÍTULO 26: Descubiertos

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CAPÍTULO 26: Descubiertos

Los calabozos en ese momento eran un caos, sólo se oían nuestras amenazas y gruñidos pero Aro ni se inmutaba. Fue en ese momento que pronunció unas palabras que se llevaron la poca cordura que me quedaba.

- Bueno, Bella, parece que tus queridísimos vampiritos te acaban de sentenciar a muerte.

Después de eso la levantó del suelo agarrándola por el cuello.

En ese momento me sentí tan impotente, no podía hacer nada por ayudarla y eso me mataba.

- ¡SUÉLTALA!- grité, pues para mi desgracia era lo único que podía hacer.

Vi como ignoraba mis gritos y apretaba aún más el frágil cuello de Bella. Vi como Bella se retorcía intentado respirar, pero como el monstruo que era Aro no la soltó.

Claramente estaba disfrutando todo esto. Jamás debí abrir la boca. Bella estaba sufriendo por mi maldita culpa.

Aro no era el único monstruo en esta habitación.

Yo también. ¿Cómo permití que esto sucediera?

- ¿Sucede algo, Isabella?- le preguntó burlonamente. ¿Cómo una persona podía ser tan cínica?

Toda mi familia deseábamos en ese momento matar a ese maldito desgraciado, pero unos malditos barrotes nos lo impedían.

Frustrados empezamos a gruñirle desesperados en un pobre intento de que Aro la dejara en paz.

Mi cuerpo empezó a temblar de la rabia al ver como Bella intentaba librarse de Aro por un poco de aire y éste en respuesta apretaba aún más fuerte su cuello.

En ese momento tuve miedo. Mucho miedo.

Si la perdía moriría. Ella era mi todo y si Aro me la arrebataba mi vida perdería sentido.

- Aire.- oí que dijo Bella apenas en un susurro debido a la asfixia a la que la estaba sometiendo Aro.

- Oh, claro, se me olvidaba que los humanos necesitáis respirar. Que desconsiderado por mi parte.- si pensaba que mi limite de furia estaba al máximo estaba muy pero que muy equivocado, cuando Aro la lanzó con violencia contra los barrotes de la celda sentí unos deseos homicidas increíbles.

Mi mente sólo podía pensar en la forma de matar a ese desgraciado de la forma más lenta y dolorosa posible.

Iba a pagar por esto.

Dejando aparte mis deseos homicidas sentí como se me rompía el corazón al ver la imagen que se representaba ante mis ojos. Y como si eso fuera poco cuando Bella impactó contra los barrotes profirió un alarido de dolor que perforó mis oídos.

Me sentí un maldito inútil.

Bella sufriendo y yo aquí mirando la escena sin poder hacer nada.

Me maldije mil veces.

Mientras la agonía se apoderaba de mí vi como sus ojos chocolate me miraban. Vi dolor en sus ojos y nuevamente me sentí culpable.

Todo esto era mi maldita culpa.

Me sentí morir cuando Aro llegó hasta Bella y le pateó el estomago con una fuerza brutal.

El contacto entre nuestros ojos terminó y vi como su rostro se contraía en una mueca de dolor.

- ¡DÉJALA EN PAZ DESGRACIADO, PÉGAME A MÍ, NO A ELLA!- grité desesperado porque la dejara en paz.

¿Por qué tenía que pagarlo con ella?

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