-2-

1.3K 128 74
                                    

Persona A: Venezuela.
Persona B: Argentina.





El día había transcurrido tranquilo, sin preocupaciones, y sin complicaciones para ninguno de los latinos; ya comenzaba a anochecer y ambos habían pasado casi todo el día acostados juntos, descansando y pasando el rato, haciéndose compañía mutua y relajándose.

El cielo se veía nublado y frío era el clima. Simplemente se podría decir que se trataba de un día perfecto para quedarse en cama y acurrucarse entre las sábanas.

Quizá había llovido previamente, quizá no había pasado nada; quizá comenzaba a anochecer, quizá ya era de noche; muchas cosas no estaban claras para ambos latinos, ya que se hallaban perdidos en ellos mismos y no mostraban ni un ápice de interés sobre alguna otra cosa que no sea el contrario... lo que si sabían era que adoraban tenerse compañía, que amaban sentir ese calor a su lado, que disfrutaban poder estar juntos y darse todo el cariño que pudiesen darse.

Ahora se hallaban acurrucados en un sofá en medio de la sala, con las cortinas abajo para que no les llegase ningún rayo de luz que les perturbara el ambiente, con cualquier película estúpida de fondo para pretender que veían algo, y arropados bajo una cobija peluda y acolchada que compartían.

Conversaban sobre temas triviales y a veces se burlaban el uno del otro.

Lo usual.

Algunas veces se daba cariño y uno le robaba un besito de piquito al contrario.

Lo usual.

Venezuela se encontraba acurrucado en el pecho del argentino, abrazando a este como si de un peluche se tratase y no queriendo separarse de él en ningún momento.

«Che, quiero orinar...» Llegó a quejarse el de orbes claros en algún momento del día, teniendo la esperanza de que el venezolano se levantara.

Pero no lo hizo.

Básicamente Venezuela le había mandado a mamarse un webo y se negó a levantarse, hasta que algún momento también le dieron ganas de ir al baño, dejando libre al argentino para ir uno primero y al rato poder ir el otro.

Lo usual.

A Venezuela comenzaba a entrarle el sueño, y en más de una ocasión se quedaba casi dormido sobre Argentina, quien se aprovechaba de lo cariñoso que estaba el pecoso y de que a este le daba sueño que le sobaran el cabello, así que ya llevaba un buen rato jugando con algunos de sus mechones de cabello y enredaba sus dedos en el mismo, dejándole algún beso en la frente de este de vez en cuando.

-Hey, ¿oyes eso?- Preguntaría el de orbes claros, con cierto tono divertido mezclado con algo de dulzura.

El pecoso haría una mueca entre dormido y despierto, acomodándose sobre el pecho de Argentina y alzando levemente la vista para verlo. -¿Uh? ¿oír qué?- Cuestionaría confuso.

-Escucha bien, aquí- El argentino haría una seña hacia su corazón y esbozaría una sonrisita, a lo que el venezolano respondería ladeando la cabeza aún confuso, colocando posteriormente la cabeza justo en el sitio donde dijo el contrario.

El sitio se inundaría de un silencio tranquilo y para nada incómodo, donde el venezolano escucharía los latidos del corazón del argentino en buscar de alguna novedad, pero nada conseguió.

-Tu corazón, ¿qué sucede?- Preguntaría tratando de comprender.

El argentino reiría algo burlón y enternecido a la vez, asintiendo con la cabeza. -"¿Qué sucede?" Sí, es mi corazón, ¿pero quieres saber algo?- Preguntaría bajando la mirada para verlo, a lo que el venezolano asentiría con la cabeza y alzaría la mirada con curiosidad. -Late sólamente por ti~-

Venezuela al oírlo sentiría un calor apoderarse de sus mejillas y apartaría la mirada algo apenado, incorporándose levemente y dándole un leve golpecito a Argentina. -No exageres-

El de orbes claros sonreiría ampliamente, incorporándose levemente para quedar con el pecoso sentado en su regazo.

Una mano de Argentina tomaría el mentón del venezolano y su otra mano se desplazaría de regreso a su cabello. -¿Qué? Pero si es la verdad- Le diría dejándole un pequeño pero dulce beso en la punta de la nariz.

El de pecas reiría un poco y abrazaría a su contrario, ocultando el rostro en su cuello y no queriendo soltarlo.

Se quedarían un buen rato en silencio y disfrutando del otro, abrazándose y sintiéndose felices los dos.

Sin embargo, no habría mucha paz, sobre todo tomando en cuenta a estos dos latinos.

-Tú si eres marico, nojoda- Diría obviamente el venezolano, dándole un leve empujón a su novio.

A esto lo que tendría como respuesta es una carcajada de parte del argentino, quien tomaría entre sus manos un cojín y golpearía levemente al venezolano, comenzando una pequeña pelea entre ambos.

Y es que así eran ellos.

Disfrutaban amarse y darse cariño a más no poder.

Lo usual.

Amaban fastidiarse, hacerse bromas y molestarse entre ellos.

Lo usual.

Así eran ellos y así se amaban, total, era lo usual.





Ah que me salieron bien jotos y soft. (?)

Imagine your OTP.🌻✨ [CountryHumans | ArgVene edition 🇦🇷🇻🇪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora