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Por algún motivo, razón o circunstancia Venezuela se habría despertado a mitad de la noche y ya no hallaba la forma de volver a dormir.

Lo peor del caso es que a su lado se encontraba Argentina durmiendo plácidamente, con mucha paz y como si el mundo exterior no existiera... simplemente dormía con total tranquilidad y parecía que nada ni nadie le perturbaba el sueño.

El de pecas soltaría un bufido algo bajo ante la frutración de poder seguir durmiendo, viendo a Argentina y haciendo una mueca en el rostro.

«¿Cómo duerme con tanta facilidad? Nojoda, que arrechera y yo no puedo» Pensaría con algo de envidia ante tal situación.

Ya sin saber qué parte del techo ver, Venezuela se levantaría con cuidado de no despertar al de orbes claros y se dirigiría al baño para hacer sus necesidades y lavarse las manos obviamente, luego iría a la cocina a tomar algo de agua, intentando no hacer mucho ruido, nuevamente para no despertar a Argentina.

-Que ladilla...- Murmuraría el venezolano ante tanto aburrimiento, prácticamente caminando en círculos y tratando de mantenerse distraído pensando en cualquier estupidez que se le pase por la mente.

Sin embargo, algo le haría perder aquella concentración en sí mismo, algo le haría sobresaltar de repente y voltear a ver de qué se trataba.

Escucharía un susurro con su nombre, un susurro algo adormilado y vago, y de hecho intentaría ver si de verdad lo habían llamado o si había sido su imaginación, pero la poca iluminación no le permitiría ver bien.

-¿Vene?- Repetiría aquella voz, ya eliminando cualquier duda por parte del nombrado acerca de quién se trataba o si de verdad había oído algo o si se trataba de un momento de demencia... se trataba nada más y nada menos de Argentina, quien tenía toda la apariencia de haberse recién levantado y de que tenía todas las ganas de seguir durmiendo. -¿Qué haces despierto a esta hora?-

-Es que no podía dormir- Admitiría el de pecas, caminando hacia su novio y poniéndose de puntillas para darle un beso corto y dulce, luego tomándolo de las manos y ladeando la cabeza. -Lo siento... ¿te desperté?-

El de orbes claros sonreiría de lado y negaría con la cabeza, dándole un besito en la frente al de pecas y riendo bajo. -Si y no, solamente fui a abrazarte y al ver que no estabas me desperté- Diría con toda la naturalidad del mundo y aún en medio de una risita. -Wacho vamos a dormir, es re tarde, al menos quedate conmigo-

Venezuela no lo tendría que pensar dos veces, así que sin dudarlo iría con Argentina de nuevo a la habitación y se acurrucaría a su lado, ambos cubriéndose con la misma sábana y abrazándose, incluso el de pecas podría sentir como recibía algunos besos en su cabeza de vez en cuando y como su cabello era acariciado con total dulzura.

Ninguno de los dos supo cuánto tiempo pasaron así, acurrucados dándose cariño... quizá fueron segundos, quizá fueron minutos, pero no llegaban a horas eso si estaba claro.

La habitación se hallaba en silencio, y cada uno se encontraba disfrutando de la compañía del contrario, todo en paz, calma y tranquilidad.

Sin embargo esa paz no dururaría tanto tiempo, puesto que se vería interrumpido por el moreno entre los dos. -Arge... ¿Sabes? Estaba pensando...- Comenzaría a decir, con algo de duda en su voz y con la mirada fija en el techo. Esto sería algo que el argentino notaría, puesto que se incorporaría levemente para observar al contrario con mucha curiosidad e interés por lo que este estaba a punto de decir. -¿Te has dado cuenta que a Hulk se le rompe toda la ropa menos los pantalones? Que loco-

Aquella pregunta causaría un nuevo silencio en la habitación, este siendo producto de la confusión de Argentina luego de oir la pregunta y también porque Venezuela se hallaba muy concentrado pensando en ello.

-También me di cuenta de que existen palabras muy raras si las dices muchas veces- Diría con el mismo todo y aún observando el techo, también con total seriedad como si fuese el tema más importante del mundo o como si fuese algo realmente importante. -Por ejemplo, la palabra “amarillo”, es una palabra super rara y si la dices muchas veces deja de parecer palabra- Haría silencio de nuevo, pero en realidad estaba tomando aire para seguir hablando. -Amarillo, amarillo, amarillo, amarillo, amarillo...-

Argentina ante aquello no podría evitar soltar una carcajada, la cual no captaría la atención del venezolano quien seguía repitiendo la palabra “Amarillo”.

Para callar al de pecas, el de orbes claros no tendría otra opción más allá de tomar entre sus manos una almohada de las que estaba usando y con ella golpear a Venezuela, obviamente levemente y sin hacerle daño, captando finalmente la atención del mismo.

-Vene... pibe...- Diría Argentina entre una carcajada y negando con la cabeza repetidas veces. -Si te gusta hablar boludeces cuando tenes insomnio, dormite ya-

Venezuela soltaría un bufido y se volvería a abrazar a Argentina. -Coño si eres dramático, no es siempre...-

-Vene...ayer me estabas preguntando que si un árbol cae y nadie lo oye, ¿de verdad cayó?- Le recordaría, dándole un besito en una mejilla y luego sonriendo divertido. -Y la semana pasada me estabas preguntando si la naranja se llama así por el color naranja o si el color naranja se llamaba así por la naranja...- Luego llevaría una mano al mentón del de pecas y posteriormente le jalaría una mejilla de forma juguetona.

Venezuela entornaría los ojos fastidiado y le daría un leve empujón, dándole la espalda a Argentina pero aún manteniéndose cerca de él para que este lo abrace por la espalda (cosa que hizo casi automáticamente), permaneciendo en silencio un momento y luego suspirando pasado.

-Ya deja la mamadera e gallo y vamos a dormir- Murmuraría por lo bajo y entre dientes, en una conducta de fingir molestia, causando otra carcajada por parte del argentino y finalmente yéndose ambos a dormir.





Yeehaw.

Aber, díganme preguntas en ese estilo de las que ustedes piensan, así me río un ratico. (?)

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