Capitulo 5.

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Ella no parecía encajar mucho con las niñas de su familia.
No me refiero a que la viesen como una rara, más bien ella nunca comprendió sus actitudes y su manera de pensar tan adelantada y tan adulta a pesar de ser tan sólo unas niñas.
Nunca comprendió porqué tan seguido querían jugar a tener novio y mucho menos entendía porqué siempre querían besar a los niños.

Ella pronto se enfadó de aquel juego y empezó a jugar lo mismo que solían jugar los niños, empezó a observar de nuevo y pronto entendió la dinámica masculina de juegos, pronto tomó el gusto por los carritos, por la tierra y el lodo, las montañas de arena y las carreras en las que por cierto siempre perdía porque nunca se le dio bien correr.
Esos días en que jugaba siempre acababa con sus rodillas llenas de sangre, pero pronto aprendió a no llorar y fingir que no le dolía porque ella observaba cómo los niños eran fuertes y no lloraban.

La niña que observaba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora