Pasaba el tiempo y la niña asistía cada vez menos a jugar con los niños.
No sabía porqué, pero ya no la llevaban con tanta frecuencia a ese lugar.
Ella había escuchado decir que habían ocurrido algunas riñas entre los adultos y había visto a su madre llorar en una ocasión, no sabía la razón pero entendía que no volvería ahí por un tiempo.
No pudo más que observar y observar la poca distancia que no podía recorrer sola, aunque fuera poca para volver a jugar con los niños.
El tiempo fue pasando y ella los veía cada vez menos.
Una ocasión en la que regresaba de la escuela estaba observando como siempre y escuchando, se percató de que sus padres hablaban sobre mudarse con su abuela materna.
Ella observó en sus padres preocupación y supo entonces que era una decisión final y difícil para ellos.
Fue así como al terminar su tercer año de primaria, se tuvo que despedir de sus dos mejores amigas con lágrimas en los ojos, ya no volvería.